Cambio de socios mediante, necesita obtener siete bancas para mantener su ventaja en el recinto. La oposición intentará impedirlo.
La gran pulseada legislativa de las elecciones de este domingo en el plano local es la que sostendrá, en el intento de sostener su mayoría, un oficialismo local en proceso de reconfiguración con una oposición que también llega fragmentada a las urnas.
La diferencia entre los primeros seis años del gobierno de Guillermo Montenegro y los dos que le quedan para finalizar el mandato no solo podrán estar en los nombres que pilotearán el Ejecutivo y el Concejo Deliberante (una de las que terminan su mandato es la radical Marina Sánchez Herrero), sino también en la nueva sociedad que generó el PRO con la Libertad Avanza y sin el radicalismo.
Después de gobernar seis años en alianza con el radicalismo referenciado en Maximiliano Abad en el autodenominado “modelo Mar del Plata”, Montenegro suscribió un acuerdo electoral con el partido del presidente Javier Milei y los radicales armaron su propia lista con el socialismo y el GEN.
Así, el interbloque legislativo del PRO, la UCR y la Coalición Cívica que gozó de mayoría propia desde el 10 de diciembre de 2023 y le permitió al intendente aprobar sin demora los proyectos oficiales mutará. La salida de los radicales será compensada con el ingreso de los libertarios.
Para sostener una mayoría, el oficialismo, denominado en esta elección alianza La Libertad Avanza, necesitará ganar al menos siete bancas. De esa forma, con las cinco que no pone en juego (dos del PRO, dos de LLA y una de la Coalición Cívica) llegará a 12 concejales, la mitad del cuerpo, y tendría a su favor el voto de desempate del presidente del Concejo. Si logra ocho, alcanzará 13 bancas, la mitad más uno de las que tiene el recinto, lo que le brindaría un reaseguro. Si obtiene menos de siete, en cambio, se quedará sin mayoría.
Las bancas que se ponen en juego en esta elección son las que cada partido consiguió en las elecciones legislativas de 2021. Si se toman en cuenta los bloques, el que más bancas arriesga es el del PRO (formalmente denominado Vamos Juntos): cuatro de sus concejales (Guillermo Volponi, Florencia Ranellucci, Cristian Beneito –reemplazante del candidato Fernando Muro– y Mercedes Morro) terminan sus mandatos el próximo 10 de diciembre.
En cambio, su nuevo socio no pone en juego ninguna: las dos que tiene las consiguió en 2023. Y la Coalición Cívica local, que se mantiene en el esquema oficialista a pesar de que el partido tomó otro rumbo en la provincia, arriesga una: la que ocupa Angélica González.
Por su parte, tres de los cinco concejales radicales no seguirán después del 10 de diciembre, por lo que la lista de Nuevos Aires, que lleva a la periodista Gabriela Azcoitía como candidata, necesitaría incorporar ese número para mantener su representación legislativa. Otro resultado disminuirá la cantidad de integrantes del bloque.
De los bloques opositores, el que más se juega en estos comicios es el de Unión por la Patria, representado en la contienda electoral en la lista de Fuerza Patria. Necesita obtener tres bancas para mantener su número (cinco). De allí que tres de sus primeros cuatro integrantes de la nómina (Mariana Cuesta, Pablo Obeid y Daniel de los Santos) formarían parte de esa bancada si fueran elegidos este domingo.
La otra, Solange Flores, milita en el Frente Renovador. El partido de Sergio Massa tiene un bloque aparte en el Concejo y necesita obtener una banca para mantener las dos que tiene. El otro de sus representantes que continuará en el cuerpo es Juan Manuel Cheppi.
El símbolo local de la fragmentación opositora es la división electoral entre Fernanda Raverta y Gustavo Pulti. Con su candidatura por Acción Marplatense, por fuera de Fuerza Patria, el exintendente plantea un desafío.
En el Concejo, el partido vecinal tiene dos ediles y ninguno termina su período legislativo este año, por lo que con superar la barrera para incorporar concejales (8,33%) le alcanza para darle mayor volumen al bloque.