La Ciudad

El padre Gabriel Mestre festeja 5 años como obispo de la diócesis

En conmemoración, se realizará hoy una misa de acción de gracias en la Iglesia Catedral de Mar del Plata.

En la Iglesia Catedral se llevará a cabo hoy por la tarde una misa de acción de gracias para conmemorar los cinco años de pastoreo del obispo Gabriel Mestre, máximo representante de la diócesis de Mar del Plata.

Hoy Mestre presidirá la santa misa en el Hogar Landera de Necochea a las 11. A las 18, estará al frente de la eucaristía en la Catedral, que será transmitida por las redes del obispado.

El 26 de agosto de 2017, el padre Gabriel Mestre recibía la ordenación episcopal. Una multitud se preparaba para participar en una ceremonia sin precedentes. La noticia de que el papa Francisco había nombrado a un marplatense como obispo local había conmocionado a toda la diócesis. Los obispos anteriores habían llegado de otras tierras y ahora “uno de los nuestros” -el slogan que resonaba entonces- era elegido para pastorear a su pueblo.

Desde el obispado reflexionaron sobre aquella designación y recordaron “con alegría” aquel día en el que la Catedral “se vistió de fiesta, con sonidos populares y aplausos que conjugaban armoniosamente la solemnidad de los ritos litúrgicos con el clima de un hogar en el que la familia celebra”. Su lema episcopal se repetía a viva voz y con melodía: “Cristo es nuestra paz”. La frase elegida por el nuevo obispo hacía cercano el pensamiento de San Pablo en su carta a los Efesios aunque, en esta oportunidad, estaba dirigida a todos, al evocar “el don que solo Cristo puede regalarnos: la paz”.

En el lema se escondía el programa que el pastor fue desarrollando en gestos concretos a lo largo de estos cinco años: su actitud alegre y abierta, su disposición para recibir a todos, su persona y su palabra como espacio de encuentro y de salida. Su mensaje como eco permanente del Evangelio que ha repetido que “solo Dios basta” y que su amor es el fundamento que ha de centrar nuestro corazón y nuestros vínculos.

Su pastoreo no se centró en la sede episcopal, sino que se desplegó a lo largo y ancho de la diócesis recorriendo cuanto camino conduce a las ciudades, pueblos, parroquias, capillas, colegios del territorio.

“Un pastor con olor a oveja, según el decir de Francisco y con la frescura de quien ha descubierto que en el encuentro interpersonal acontece el misterio del amor de Dios que se manifiesta a cada uno”, comunicó el obispado.

También su servicio atravesó momentos de dificultad que supo enfrentar con valentía, entre ello, la pandemia, que implicó no solo un esfuerzo de creatividad para seguir animando a su pueblo, sino que lo hizo vivir los padecimientos de su gente en carne propia, con la pérdida de su madre.

Pero todo esto no fue un obstáculo para que se realizara el primer sínodo de la historia de la diócesis, que hace poco llegó a su culminación.

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