La Ciudad

El padre Opeka adelanta un día su visita a la ciudad

Misionero en Madagascar desde hace 50 años, llegará a nuestra ciudad el domingo 22 de julio, un día antes de lo anunciado días pasados.

La llegada del sacerdote argentino Pedro Opeka, misionero en Madagascar y actual candidato al Premio Nobel de la Paz, a nuestra ciudad, ha despertado mucha expectativa. Tras ser recibido por el presidente de la Nación, Mauricio Macri, la visita a Mar del Plata se ha adelantado en 24 horas, ya que será el domingo 22 de julio a las 20 para concelebrar la misa en la Iglesia Catedral junto al obispo Gabriel Mestre.

A continuación en el mismo templo hablará de “Rebelarse por amor”, un nuevo libro (Pierre Lunel, su autor) que se suma a la docena de obras escritas sobre la vida y experiencias de este sacerdote argentino por más de 40 años luchando en Africa contra la pobreza más extrema. Este último libro ha sido editado conjuntamente por las editoriales Guadalupe, Agape, San Pablo, Bonum y Paulinas.

A su llegada al país en los primeros días de julio, al brindar una conferencia de prensa se sorprendió por el recibimiento de los periodistas, “tuvieron que pasar 50 años de servicio en Madagascar para que tenga a una conferencia de prensa en la Argentina. Los felicito por interesarse en mí”. El sacerdote argentino, nacido en el partido de San Martín, hijo de emigrantes eslovenos, contó cómo, a ejemplo de sus padres, aprendió en el seno de la familia el amor por la fe, por el trabajo, por la verdad, el respeto y la honestidad. “Yo nunca tuve nada, y al mismo tiempo lo tengo todo. Porque cuanto más compartí, cuanto más di, más recibí”, manifestó.

“Despertar un espíritu”

El libro´Rebelarse por amor “trata de despertar un espíritu en la gente, para que resurjan en ellos las responsabilidades, para que ellos se sientan personas, seres humanos que tienen derechos en la sociedad y también deberes”, indicó.

Un 20 de agosto de 1968 partió en barco hacia Madagascar. Pasó allí dos años de misionero como seminarista. Luego regresó a la Argentina y se ordenó sacerdote en la basílica de Luján el 28 de septiembre de 1975. Ese día su intención fue: “Pido a Dios que nunca traicione la causa de los pobres, por ellos me hice sacerdote, a ejemplo de Jesús”. En ese encuentro con los periodistas instó a los presidentes integrantes del G20 a “que sean más rápidos en ayudar, porque hay tanta lentitud administrativa! Les pido a quienes dirigen las naciones, que se ocupen realmente, porque fueron elegidos por un programa, para desarrollar y unir a su país y ser garantes de la justicia social”, exhortó. “Yo no hago nada, solo mi deber como ser humano, como cristiano y como sacerdote”, invitando a cada uno a hacer lo mismo.

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