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Interés general 22 de julio de 2018

El padre Pedro Opeka estará hoy en la Catedral

El sacerdote es misionero en Madagascar, donde ayudó a construir casas para miles de familias sin hogar, los sacó de la pobreza y hoy comparte la vida junto a ellos.

Pedro Opeka es misionero en Madagascar. Hace 29 años comenzó la misión en un basural.

El padre Pedro Opeka estará hoy en Mar del Plata para participar de la misa de las 20 en la Catedral de los Santos Pedro y Cecilia concelebrada con el obispo, monseñor Gabriel Mestre.

Opeka, argentino y misionero en Madagascar sacó a medio millón de pobres del basural en aquella isla del océano Indico.

La actividad se realiza en el marco de la presentación de su nuevo libro “Rebelarse por amor”, editado conjuntamente por Guadalupe, Agape, San Pablo, Bonum y Paulinas. Además el misionero está realizando diferentes actividades por el país.

Según el portal de la agencia AICA, el sacerdote argentino es miembro de la Congregación de la Misión (Padres Vicentinos). Desde 1975 está en Madagascar. Hace 29 años comenzó la misión en un basural, en las afueras de la ciudad de Antananarivo, bautizado con el nombre “Akamasoa”, que en dialecto malgache significa “buenos amigos”.

Allí construyó casas para miles de familias sin hogar, los sacó de la pobreza y hoy comparte la vida junto a ellos. En sus viajes por Europa y el mundo, realiza campañas para conseguir los fondos que sostienen la misión: “Por esta gente yo voy hasta el fin del mundo a pedir justicia”, indicó. Pero rescató que en sus viajes no pide ni mendiga, “solo hablo en nombre de un pueblo que quiere vivir de pie, con coraje y con el sudor de su frente”.

Hace unos días, el padre Opeka brindó una charla en el Palacio San Martín de la Cancillería; y allí, en la presentación, el sacerdote aprovechó la presencia de políticos para dar a conocer su opinión sobre el tratamiento de la pobreza y aclaró: “Nunca dije que los planes sociales estén mal”. Pero destacó que éstos deben ser para los casos límite y especiales. “Yo le digo a mi gente de Madagascar: ¡No quiero asistirlos! Porque asistir a una persona que puede trabajar es hacerla dependiente y esa persona nunca va a ser una persona en serio”.

Durante una hora y media, el religioso conmovió a los presentes con el relato de la cruda realidad que vive junto al pueblo malgache. Dos mujeres nativas, que lo acompañaron en el viaje, compartieron su testimonio como testigos del trabajo que el padre realiza en Madagascar.

El padre Opeka comenzó en 1989 la obra de Akamasoa, (urbanización de un basural) en las periferias de la ciudad de Antananarivo, capital de Madagascar. Hoy el proyecto cuenta con cinco poblados donde viven cerca de 3 mil familias, representando una población estable de más de 17 mil personas, de las cuales el 60 por ciento son niños menores de 15 años. Unos 9.500 chicos estudian en sus colegios y se da trabajo a unas 3.500 personas en la asociación (atendiendo escuelas, dispensarios, hospitales, canteras, fábricas de muebles y artesanías).



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