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El Papa dijo que la propiedad privada “es un derecho secundario”

Francisco pidió que el derecho primario "es el destino universal de los bienes". También pidió que la asistencia social llegue a la economía informal.

El papa Francisco aseguró este viernes que el de la propiedad privada “es un derecho segundario” que depende de otro primario que es “el destino universal de los bienes”.

El pontífice retomó lo expuesto en su encíclica de 2020 Fratelli tutti y aseguró que “a veces, al hablar de propiedad privada olvidamos que es un derecho secundario, que depende de este derecho primario, que es el destino universal de los bienes”.

El Papa pidió “garantizar que la asistencia social llegue a la economía informal” golpeada por los efectos del coronavirus, al tiempo que lamentó el “aumento” de la pobreza y el desempleo por la falta de medidias a nivel mudial durante la pandemia.

“Estamos llamados a dar prioridad a nuestra respuesta hacia los trabajadores que se encuentran en los márgenes del mundo del trabajo y que todavía se ven afectados por la pandemia del Covid-19”, planteó el pontífice en un videomensaje enviado hoy a la 109 Conferencia Internacional del Trabajo de la OIT.

En ese marco, el Papa se refirió especialmente a “los trabajadores poco cualificados, los jornaleros, los del sector informal, los trabajadores migrantes y refugiados, los que realizan lo que se suele denominar el trabajo de las tres dimensiones: peligroso, sucio y degradante, y así podemos seguir la lista”.

Para Jorge Bergoglio, “muchos migrantes y trabajadores vulnerables junto con sus familias, normalmente quedan excluidos del acceso a programas nacionales de promoción de la salud, prevención de enfermedades, tratamiento y atención, así como de los planes de protección financiera y de los servicios psicosociales”.

“Es uno de los tantos casos de esta filosofía del descarte que nos hemos habituado a imponer en nuestras sociedades”, denunció.

En su discurso, Francisco aseveró que “la falta de medidas de protección social frente al impacto de la Covid-19 ha provocado un aumento de la pobreza, el desempleo, el subempleo, el incremento de la informalidad del trabajo, el retraso en la incorporación de los jóvenes al mercado laboral, que esto es muy grave, el aumento del trabajo infantil, más grave aún, la vulnerabilidad al tráfico de personas, la inseguridad alimentaria y una mayor exposición a la infección entre poblaciones como los enfermos y los ancianos”.

Para el Papa, que ha promovido tres encuentros mundiales de Movimientos Populares a nivel mundial, “el trabajo va más allá de lo que tradicionalmente se ha conocido como empleo formal, y el Programa de Trabajo Decente debe incluir todas las formas de trabajo”.

“La falta de protección social de los trabajadores de la economía informal y de sus familias los vuelve particularmente vulnerables a los choques, ya que no pueden contar con la protección que ofrecen los seguros sociales o los regímenes de asistencia social orientados a la pobreza”, planteó en ese marco.

En especial, el Papa afirmó que “las mujeres de la economía informal, incluidas las vendedoras ambulantes y las trabajadoras domésticas, sienten el impacto del Covid-19 bajo muchos aspectos: desde el aislamiento hasta la exposición extrema a riesgos para la salud”.

“Por lo tanto, es muy necesario garantizar que la asistencia social llegue a la economía informal y preste especial atención a las necesidades particulares de las mujeres y de las niñas”, reclamó.

 

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