La Ciudad

El párroco que entregó la estampita del milagro de Pironio recordó: “El Espíritu Santo me inspiró a llevarla”

Se trata de Silvano de Sarro, quien participó activamente en el hecho por el que el papa aprobó la beatificación del cardenal Pironio. Fue él quien le dio a la madre del niño que había ingerido purpurina un folleto que generó las oraciones de la mujer y la curación que no tuvo explicación para la ciencia.

Luego de que este miércoles el papa Francisco apruebe la beatificación de Eduardo Pironio, el párroco Silvano de Sarro recordó su participación activa en el hecho que se le atribuye como milagro al ex obispo de Mar del Plata y sostuvo que fue “el Espíritu Santo” quien lo inspiró a llevarle a la madre del niño de 18 meses que había ingerido purpurina una estampita que generó las oraciones y la posterior recuperación repentina y sin explicación para la ciencia del menor.

Tras la noticia de la beaficación de Pironio, LA CAPITAL se comunicó con De Sarro y el actual párroco de San Carlos de Borromeo manifestó: “Fui quien le dio a los papás de Juan Manuel, el nene que luego fue curado milagrosamente, la estampita y un folleto del cardenal Pironio con el texto que le llamó tanto la atención a la mamá y que por eso realizó las oraciones”.

En este contexto rememoró que el viernes 1° de diciembre del año 2006 se enteraron en el colegio y la parroquia San Antonio, donde De Sarro en aquella época se desempeñaba como párroco, que Juan Manuel, el pequeño hijo de Laura, una maestra de música “muy querida por todos”, había ingerido purpurina, la cual contiene metales tóxicos y potencialmente mortales.

“Eso fue lo que le dijeron enseguida en la Clínica de 25 de Mayo, donde lo atendieron e inmediatamente de ahí lo derivaron al Hospital Materno Infantil. En el Hospital hicieron todas las consultas a los hospitales de toxicología e indicaban el tratamiento a seguir, pero diciendo que el pronóstico era de muerte irreversible”, aseguró De Sarro.

“Esto fue un viernes a la tarde -continuó-. Al día siguiente era la Marcha de la Esperanza, que fue una de las tantas creaciones del cardenal Pironio en Mar del Plata cuando fue nuestro obispo. Como una de las paradas de la marcha es el Hospital Materno Infantil, quedamos en encontrarnos allí, donde ellos estaban con el niño internado en terapia intensiva”.

“Fue ahí cuando Dios me inspiró a agarrar aquel folleto que había hecho el obispado un tiempo atrás, el cual contenía varias cosas referidas al cardenal, entre ellas una carta en la que él contaba el milagro que había sido su propio nacimiento”, agregó.

En este sentido, indicó que cuando Pironio nació en 1920 “su vida ya fue un mismo milagro, porque a la mamá le habían dicho después del primer hijo que no iba a poder tener más”. “Se puso la familia muy mal, pero cuando pasó el arzobispo de aquella época por 9 de Julio (donde nació el cardenal) les dijo que fueran a buscar aceite de la lámpara de la virgen de Luján y que tuvieran fe porque los médicos a veces se equivocan”, señaló.

“De eso se agarró Laura”, dijo el párroco y aseguró que “a partir de eso hizo la oración al cardenal” fallecido en Roma en 1998. “La primera oración fue un lunes a media mañana, y ya el parte médico de ese mediodía decía ‘leve mejoría’. A partir de allí Juan Manuel empezó a mejorar, posteriormente recibió el alta médica y hoy es un pibe bárbaro de 18 años que no tiene ninguna secuela de aquello que había ingerido”, celebró De Sarro.

“Los análisis de sangre que le hicieron en el mismo lugar que antes le habían dado el pronóstico de muerte dijeron que no queda ningún rastro de lo que él había aspirado”, subrayó y remarcó que “para los médicos y para la madre fue una sorpresa”. “Por eso la madre se conectó con la gente que postuló la causa de santidad ante la santa sede de Roma”, sostuvo.

De Sarro junto Pironio, cuando el cardenal vino a Mar del Plata a celebrar sus 50 años de sacerdote.


Sin explicación científica


En este contexto, De Sarro explicó que, tras la postulación de la causa de Pironio como beato, “vinieron de Roma a Mar del Plata a investigar, estuvieron en el Hospital Materno Infantil y recabaron información”.

“Todo esto tuvo un proceso canónico y judicial dentro de la iglesia católica, que recién este año, en mayo, la comisión de expertos médicos y peritos dijo que la ciencia no tenía explicación para lo que había ocurrido con Juan Manuel”, destacó el párroco e indicó que esto “abrió la puerta a decir que fue un milagro y fue lo que el papa dijo”. “El papa aprobó ese milagro para que Pironio sea beatificado pronto”, agregó.

Para De Sarro esto prueba que “por supuesto que Dios existe y obra en milagros sorprendiéndonos a nosotros, a los médicos y a la ciencia”.

No obstante, el párroco aclaró que “la iglesia no dice ante cualquier curación ‘esto es un milagro’”. “Para esto pasaron 18 años y recién en mayo de este año una comisión de expertos en el Vaticano, que no está integrada por todos católicos practicantes, que analizando el caso, lo clínico, lo médico y los protocolos que se siguieron en el hospital, manifiestan que no tiene explicación para la ciencia. Ellos no dicen que fue un milagro, no tienen porque decirlo porque son peritos médicos, eso lo dice luego el papa”, explicó.

De Sarro junto a Laura y Juan Manuel.


Instrumento de Dios


Si bien reveló que esto era algo que “venían esperando”, De Sarro confesó que sintió “una gran alegría y una gran emoción” cuando se enteró que Pironio iba a ser beatificado. “Uno se siente chiquito y muy poca cosa ante una cosa tan grande”, manifestó.

Respecto al hecho que se considera milagroso y en el que tuvo una participación activa, el parroco comentó que en aquel momento se sintió “un instrumento de Dios” porque a él “jamás” por sus propios medios se le hubiese ocurrido llevar una estampita como aquella.

“No soy como esos curas que reparten estampitas todo el tiempo. Nunca se me hubiese ocurrido. Estaba conmocionado como toda la comunidad educativa, no sabía que decirles a los padres y se los pude entregar. Laura se puso a leer con tranquilidad, ella el lunes a la mañana leyó el folleto que yo le lleve y leyó las palabras que necesitaba: ‘los médicos a veces se equivocan’. Ella fue quien rezó con fe junto a su marido, Mariano, y a partir de allí ocurrió todo”, indicó.

Por ello, dijo que él fue un “instrumento en las manos de Dios” y lo hizo “sin pensarlo”. “A veces cuando uno piensa mucho las cosas es uno quien las termina haciendo, pero en este caso Dios quería regalar este milagro”, concluyó.

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