La Ciudad

El paso de Pepe Mujica por la Cumbre Iberoamericana en Mar del Plata

Pepe no vino a dar cátedra, pero se fue dejando una lección: que el poder no se grita, se vive con humildad.

Corría el 2010 y la Cumbre Iberoamericana traía a Mar del Plata una postal de presidentes que hoy parecen de otro siglo. Entre ellos, uno destacaba sin corbata, con paso calmo y mirada de abuelo sabio: José “Pepe” Mujica, el entonces presidente de Uruguay, que venía a hablar de integración, pero sobre todo de humanidad.

Fue recibido con calidez en una ciudad que suele mirar más a Buenos Aires que al Plata, pero que esa vez se sintió parte de una región más amplia. En su paso por la cumbre, Mujica dejó frases simples y profundas —como suele hacer— sobre el consumismo, la política y la necesidad de construir futuro sin odio.

Algunos lo vieron caminar por la rambla sin custodia, otros lo escucharon en el Gran Hotel Provincial, y hubo quien juró haberlo cruzado en la calle Güemes, buscando un café y no una foto.

Pepe no vino a dar cátedra, pero se fue dejando una lección: que el poder no se grita, se vive con humildad.

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