Policiales

El problema de los menores que merodean en el centro de Mar del Plata

Una situación en riesgo que nadie atiende. No hay solución a la vista para un dilema que viene desde hace años manifestándose en la zona más transitada de Mar del Plata.

La policía, en especial de la Comisaría Primera, cumple en asistir cada vez que se la convoca por un delito y casi siempre se queda con algún aprehendido que luego pone a disposición de la Justicia de Menores. Los fiscales y jueces del Fuero de Responsabilidad Penal Juvenil se ajustan a la ley y poco es lo que pueden hacer. Y los merodeadores, los niños sin techo, regresan, sin que los instrumentos preventivos del Estado funcionen.

En las últimas horas se produjo la aprehensión de los seis miembros de un mismo grupo de estos adolescentes, aunque entre ellos hay un niño y un mayor de edad. La policía aprehendió a un menor de 11 años, otro de 14, otro de 15, dos de 17 y un de 22. Todos ellos habían participado del robo “piraña” a un joven de 19 años, al que despojaron de una mochila.

Según pudo saber este medio, el adolescente de 15 años tiene cerca de 30 aprehensiones, aunque su condición de no punible lo exime de rendir cuentas a la Justicia.

El marco normativo nacional, la Constitución y los tratados internacionales a los que adhiere Argentina ponen límites a la intervención de la Justicia.

El fiscal Carlos Russo explica que “es muy poco lo que se puede hacer, primero porque muchos son no punibles. En ese caso, más allá de la formación de causa, que generalmente son por hurto, por robo en grado de tentativa, o por daño, se lo retorna con la familia o si no hay familia, se hace cargo la oficina de Niñez en Riesgo”.

Sin embargo, Russo admite que “de la familia se van y de Niñez en Riesgo también”. “El problema -agrega- lo tiene que abordar el Poder Ejecutivo, en los tres niveles, y generar herramientas para que estos chicos no estén en condición de calle. Todos los sabemos que hay chicos dando vueltas por la ciudad, chicos con adicciones, con problemas conductuales, con familias no contenedoras. Es muy posible que esos chicos terminen cometiendo delitos de ese tipo si no se los interviene antes, en la fase preventiva. Evidentemente eso no está funcionando”.

Por la tarde

Los chicos que merodean la Diagonal Pueyrredon, la Peatonal, la calle Rivadavia y el resto del microcentro son en su mayoría menores. Viven en situación de calle y surgen en horas de la tarde. Los comerciantes ya los conocen bien y no paran de quejarse ante la policía.

Al menos una vez por semana, personal de la Comisaría Primera y del Comando de Patrullas tiene que acudir por un evento y termina por apresarlos. “Esto no debería decirlo, pero para nosotros es una buena estadística. Pero no puede ser que a las pocas horas los que cometieron un robo a un peatón, rompieron una vidriera y se llevaron mercadería, o los que se robaron algo de un auto, estén de nuevo en la calle”, confiesa una fuente policial que prefirió la reserva.

A raíz de estos problemas y las denuncias permanentes, la policía debe disponer recursos en las llamadas “órdenes de servicio”. Para evitar que los alumnos de las escuelas sufran robos, que las vidrieras por las noches estén a salvo, para que los automóviles estacionados no sean blanco de daños y para que en las paradas de colectivo no haya arrebatos.

El último relevamiento habla de no más de 10 los jóvenes conflictivos en la zona del centro, aunque la problemática se extiende a otros centros comerciales o residenciales de la ciudad.

Un dilema sin solución por el momento, que pone en riesgo a los mismos chicos que suponen para muchos un peligro.

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