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Opinión 10 de octubre de 2019

El prócer que evocó a Bronzini

Por Nino Ramella

Lo último que hubiera esperado era una referencia a mi pago chico de boca de mi entrevistado. Cómo imaginarlo estando frente al filósofo de la ciencia más importante de habla hispana vivo y el primero citado en lengua española de una lista que encabezan Charles Darwin, Bertrand Russell y Albert Einstein.

Conversaba con Mario Bunge en su casa de Montreal, Canadá, sobre temas que han sido la razón (nunca más ajustado el término) de su vida: la ciencia, la verdad, la falsedad de las pseudociencias, la igualdad, la justicia social… de cómo se arrepentía de algunas pertenencias juveniles…de sus 100 años cumplidos la semana anterior, de sus 66 años fuera de Argentina…y zás! se coló la mención a un prohombre de nuestra ciudad y una ponderación a su obra.

Mar del Plata tuvo un famoso intendente, Bronzini, que fue célebre por fundar treinta y pico de bibliotecas en la ciudad. La única ciudad con 30 bibliotecas en los barrios. Fue el único intendente progresista que tuvo la Argentina“, dijo sin hesitar. Bunge no dice cosas para quedar bien. La suya es una trayectoria nutrida por los innumerables enemigos que supo granjearse producto de sus inapelables sentencias. Entre ellas que el psicoanálisis es mera superchería.

Nuestra red de bibliotecas ha sobrevivido -con mayores o menores consecuencias-, a los infortunios que se sucedieron luego de haber sido creada. Pero lo destacable es que hubo personas que en su momento no sólo no dudaron en apostar a los libros como prioridad, seguramente sobre muchas imperiosas necesidades, sino que los pusieron al alcance de todos al llevarlos a barrios periféricos. He ahí el carácter progresista que Bunge le asigna a Bronzini.

Recuerdo haber entrevistado a Don Teodoro en su casa de la calle Alsina. Fue a mediados de 1978 con motivo de aquella desafortunada frase del comisionado Mario Russak llamando mediocres a los marplatenses. Cuando en 1991 el autor de aquel improperio ganó democráticamente la Intendencia tuve que admitir que no había estado tan errado.

Pero volvamos a Bronzini. Lo encontré revisando un presupuesto de la Provincia de Buenos Aires del año 1905. Retirado como estaba de la política activa no dejaba sin embargo de estudiar y analizar cuestiones de la función pública. Siguió con esa pasión hasta su muerte.

Con la impertinencia de la juventud le pregunté porqué no se había preservado como debía el patrimonio arquitectónico. Su respuesta me permitió entenderlo: “La preservación es un concepto que es valioso hoy. Antes no lo era. Se apreciaba más tener una casa nueva que una casa vieja. Además el auge de la construcción (recordemos que tuvimos ritmos similares a San Pablo, Brasil) significaba trabajo para los marplatenses. Así concebíamos el progreso”.

Mario Bunge, doctor honoris causa de una veintena de universidades del mundo, el filósofo de la ciencia más destacado y un prócer viviente… recordó a un intendente por sus bibliotecas.

Los tiempos cambiaron. Hoy al mundo lo dominan aquellos que mienten mejor. Me viene a la cabeza aquel proverbio latino adjudicado a Catón: res non verba. Es decir hechos, no palabras.

Las bibliotecas son vestigios de unos hechos que todavía no han naufragado en el pantano de la posverdad en el que vivimos.



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