Policiales

El próximo lunes comienza el juicio por crimen de la portera Zabalegui

El asesinato de Marta Zabalegui (68) conmocionó a la ciudad por la forma en que se organizó y materializó. Tres de los cuatro imputados afrontarán un juicio por jurados. El restante, falleció.

Los tres acusados de participar en el crimen de la portera Marta Zabalegui (68), quien fuera asesinada en 2019 en su departamento céntrico al robarle dinero que tenía ahorrado para viajar, llegarán a juicio a partir del próximo lunes cuando deban enfrentarse a un jurado popular.

Carlos Juárez (52), Rubén “El Tucumano” Santillán (51) y Carlos Oña (52) afrontarán el debate que estará a cargo del juez Fabián Riquert del Tribunal Oral N°3. El otro hombre que estuvo detenido por esta causa, Oscar Lantes, falleció durante el proceso.

El homicidio de Zabalegui fue investigado por el fiscal Leandro Arévalo y hubo distintas instancias en las que el proceso pareció conducirse en caminos sinuosos, aunque finalmente se pudo avanzar en la acusación.

En un primer momento habían sido aprehendidos tres hombres peruanos, quienes poco después se esclareció que no tenían relación con el hecho. Luego sí se conoció una trama de traiciones, tareas de inteligencia, contratación de mano de obra y un asalto que debía ser sencillo para sus autores pero que terminó por complicarse hasta el extremo del asesinato.

Osvaldo Verdi representará en el juicio a la familia de la víctima, mientras que los tres imputados contarán con defensas oficiales que buscarán impresionar a los jurados con distintos objetivos. El más complicado es Santillán porque su perfil genético apareció en la escena del crimen, aunque la participación de Juárez y Oñas, en sus roles específicos, también tienen una carga probatoria, según el fiscal Arévalo.

El hecho

El 6 de noviembre de 2019 el cadáver de Zabalegui fue hallado por un amigo a las 14, aproximadamente, cuando se presentó en su departamento de Bolívar 2306 al no recibir respuestas a sus llamadas.

Zabalegui murió a raíz de la golpiza recibida: sufrió fractura de costillas del lado izquierdo y lesión craneal con hundimiento.

Lo que se pudo reconstruir fue que al menos dos hombres, uno de ellos Santillán, entraron al departamento con fines de robo y se apoderaron de una cantidad nunca definida de dólares, una computadora portatil, un teléfono celualar y un anillo de oro.

Para perpetrar ese asalto hubo un trabajo de inteligencia previo que el fiscal Arévalo no tiene dudas llevó a cabo Juárez. Es que se comprobó que Juárez había

había ganado la confianza de la mujer por alquilar un departamento del sexto piso. Ese hombre, al que Zabalegui luego definiría como mentiroso y que le había empezado a caer mal, le había ofrecido vender dólares.

Juarez había alquilado el departamento del sexto piso por cuatro días, pero luego extendió el contrato por unos días más. Lo que hizo, en realidad, fue subalquilar el departaemtno a cuatro hombres oriundos de Perú que al principio de la investigación fueron detenidos. Uno de los propósitos de ese alquiler, según Arévalo, fue investigar a los vecinos a través de la encargada. En ese vínculo, pudo saber que que la portera Zabalegui guardaba una importante cantidad de dólares como ahorro, dinero que tenía reservado para un viaje a Disney.

El vínculo de Oña con el hecho es que Juárez usó su camioneta y que estaba al tanto de la “operación”, además de que fue señalado por Juárez como que estuvo en la zona del crimen.

Santillán, alias “El Tucumano”, habría sido el hombre violento del asalto y que había actuado de esa manera porque “la plata que dijo Juárez que había, no había”.

Durante la investigación la Justicia de Garantías rechazó la acusación contra Oña y los sobreseyó, pero la Cámara de Apelaciones, ante la insistencia de Arévalo, ordenó que siguiera imputado y que llegara a juicio.

Santillán estuvo prófugo casi dos años y el 4 de julio de 2021 fue capturado.

Otras de las circunstancias inauditas que tuvo el proceso fue que las partes habían llegado a un acuerdo para el juicio abreviado, pero el juez Néstor Conti lo rechazó por entender que se trató de un caso de homicidio criminis causa y no de homicidio en ocasión de robo como se había aceptado. La diferencia, nada menos, es que en el “criminis causa” la condena es la prisión perpetua.

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