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El resultado de la autopsia al cadáver de Iara Reynoso podría demorar un mes

Así lo informaron fuentes oficiales en diálogo con LA CAPITAL desde Brasil. El cadáver de la marplatense no podrá ser cremado en las próximas horas como esperaba su familia.

El resultado de la autopsia al cadáver de Iara Reynoso, la marplatense de 30 años fallecida en Brasil, podría demorar entre dos semanas y un mes.

Así lo informaron fuentes oficiales en diálogo con LA CAPITAL desde Brasil, quienes además manifestaron que al tratarse de una muerte dudosa el cadáver de la marplatense no podrá ser cremado en las próximas horas como esperaba su familia, que viajó hacia el vecino país inmediatamente después de enterarse de la noticia.

La información obtenida por este medio surge en el marco de un hermetismo total, debido a que son pocos los datos que se conocen hasta ahora en la investigación.

Cabe recordar que Reynoso fue encontrada sin vida sobre la cama de una vivienda en el conocido balneario próximo a Natal, hasta donde había llegado tras una salida nocturna con el propietario del lugar, de acuerdo a las primeras informaciones.

El consulado en Recife, con jurisdicción sobre siete estados del nordeste brasileño, tomó conocimiento en la tarde del viernes del hecho y brindó asistencia a los padres y hermanos de la mujer para poder llegar al lugar e interiorizarse de la investigación.

El Instituto Técnico-Científico de Pericia del estado de Río Grande do Norte está a cargo de las tareas criminalísticas para determinar el causal de muerte. Iara Reynoso tenía rastros de sangre en la boca cuando fue encontrada por dos conocidos que la llevaron hasta una sala de salud, donde se constató su fallecimiento.

Reynoso era una joven marplatense vinculada a la actividad hípica y rural, pero se había mudado hace varios meses a Brasil, donde residía legalmente luego de denunciar a su propia familia por abusos de todo tipo. Tal como lo publicó LA CAPITAL el 22 de febrero de 2022, a las 15.22, la Comisaría de la Mujer de Mar del Plata recepcionó la acusación por maltrato, violencia laboral contra sus padres y su fallecido abuelo paterno.

En su declaración la mujer de 30 años hallada muerta en Praia de Pipa pidió que se ejecutara una medida cautelar de restricción de acercamiento respecto a sus progenitores, a quienes le atribuyó violencia económica y violencia de género.

El expediente llegó recién el 6 de abril a la UFI N°6 a cargo de Romina Díaz, pero desde entonces la causa N°5113-22 no tiene ningún movimiento.

La mujer denunció situaciones de abuso en Necochea y en Mar del Plata, y también que desde los 12 años era obligada por sus padres a trabajar “vendiendo artículos en los semáforos y demás, pero a mí no me daban dinero, él pasaba con el auto a buscar las ganancias por los semáforos que trabajábamos, recién a los 19 años blanquearon plata a nuestro nombre”.

Indicó que con la madre había dejado de tener contacto desde hacía un año y cerró su denuncia diciendo: “Tengo miedo por mi vida”.

Respecto a esta situación Iara, que en verdad nació en la localidad de Quequén el 12 de enero de 1992, realizó un extenso posteo en su cuenta de Facebook el 17 de julio del año pasado, donde explicaba que había decidido radicarse en otro país para “seguir recordando situaciones del pasado que había bloqueado para poder sanarlos”.

“A lo largo de mis 30 años de edad viví toda clase de violencia que se pueda conocer, desde abuso sexual por parte de un familiar, como también violencia física, psicológica, laboral, económica y de género por parte de mis padres”, aseguró “Pitu”, como la llamaban sus amigos.

La mujer contó en el inicio de su relato que hacía dos años había “decidido cortar lazos” con sus “progenitores”, a quienes también les inició “acciones legales”, y que por ello se sentía “preparada para contarlo de forma pública”.

“Desde que nací vivo en un contexto de incontables episodios violentos, hasta el día de hoy que incluso esa violencia sigue porque nacer, crecer y educarse en un ambiente de manipulación no es fácil de sobrellevar aún luego de haberme alejado”, afirmó la víctima.

Posteriormente contó que fue abusada desde los 6 hasta los 11 años de edad y que posteriormente fue “explotada” y trabajó para sus padres “en las calles, semáforos, oficinas, etc”.

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