La Ciudad

El tesoro oculto de la Catedral marplatense

Hace casi un siglo, un talentoso artista catalán dejó su huella en Mar del Plata pero nadie o muy pocos lo recuerdan. Es el autor de las pinturas que ornamentan el baptisterio de la Catedral, uno de los sitios menos conocidos de nuestro templo mayor.

Por Gustavo Visciarelli

Fotos: Diego Romero

Quizás el pintor Antoni Utrillo (1867-1944) sea merecidamente recordado en su Barcelona natal, donde pintó los cuadros de la Inmaculada Concepción en la Basílica Sagrada Familia, creada por el genial Antoni Gaudí. En Mar del Plata no goza ese beneficio, pese a que ocho de sus bellas pinturas representando pasajes de la vida de Jesús ornamentan el pequeño recinto donde se celebraban los bautismos en la Catedral de Mar del Plata.

El baptisterio -que fue construido en 1913 y hoy sólo abre sus puertas para las visitas guiadas-, terminó su vida litúrgica cuando el Concilio Vaticano Segundo dispuso que los bautismos se realicen en sitios apropiados “para la participación de muchos”.

¿Cómo llegaron hasta allí las obras del artista catalán? Debemos saber que Utrillo no sólo se dedicó a la pintura religiosa. También decoró hoteles y teatros, fue muralista, ilustrador y, además, volcó su arte en la cartelería y la publicidad.

Al promediar la primera década del siglo XX llegó a Buenos Aires donde estuvo radicado hasta 1916. Las huellas de su obra indican que en 1908 estuvo en Mar del Plata y reflejó la vida social del balneario a través de una serie de dibujos publicados en el periódico La Ilustración Sudamericana. Asimismo, ambientó en los aristocráticos salones del Bristol Hotel una publicidad de “Cigarrillos ABC Habanos”.

Sin dudas, durante su estancia en Argentina conoció a quien oficiaría de mecenas en esta realización artística. “Fue Inés Ortiz Basualdo quien le requirió las pinturas a Utrillo para donarlas a la Catedral”, comenta Ana María Brandolini, encargada de las visitas guiadas.

“Hay que hacer una aclaración, porque muchos creen que son frescos y en realidad son óleos sobre lienzo. Utrillo los pintó en Cataluña y los envió a Argentina”, añade Brandolini, quien además es autora del libro “La Catedral de Mar del Plata, Basílica de los Santos Pedro y Cecilia”.

Inés Ortiz Basualdo -integrante de la aristocracia argentina y propietaria de un gran chalet de veraneo que estaba en Colón y Las Heras- no conoció las pinturas de Utrillo, que llegaron al país en la década del 20, cuando ya había fallecido.

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