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Salud 10 de febrero de 2019

El tiempo de visita al médico ya no es una excusa para no controlarse

Identificar alteraciones con premura permite realizar recomendaciones oportunas e incrementar el éxito terapéutico.

por Leonardo Coscia

El chequeo preventivo es un examen de salud que permite detectar de manera precoz patologías ocultas o bien evaluar los diversos factores de riesgo cardiovasculares como hipertensión arterial, diabetes, sobrepeso u obesidad, colesterol elevado, sedentarismo, tabaquismo y estrés.

“Bajo la denominación ‘chequeo’ se incluye el interrogatorio médico-paciente, la confección de la historia clínica, examen físico y la realización de un conjunto de estudios diagnósticos. Identificar alteraciones con premura permite realizar recomendaciones oportunas e incrementar el éxito terapéutico”, explicó el cardiólogo Carlos Reguera, jefe del Servicio de Cardiología y Medicina Preventiva en INEBA.

En cuanto a los estudios complementarios básicos, siempre es conveniente comenzar por un análisis de laboratorio, radiografías, electrocardiograma, ergometría, ecocardiograma doppler, entre otros.

De encontrar anomalías o si el paciente ya posee antecedentes patológicos, se pueden solicitar estudios de mayor complejidad.

Estos son de suma utilidad para direccionar el diagnóstico, seguimiento y tratamiento de los pacientes.

“Los diferentes circuitos de controles preventivos los podemos realizar en aproximadamente dos o tres horas. El tiempo para visitar al médico ya no es una excusa”, comentó Reguera.

En ese sentido, el cardiólogo destacó que “un buen control de salud comienza siempre en la consulta médica”.

“Hoy podemos diseñar un plan ideal para mejorar la calidad de vida de las personas pensado en envejecer saludablemente, dado que la medicina preventiva nos permite trabajar de un modo diferente, poniendo nuestro foco en la salud y no en la enfermedad”, remarcó.

Apto físico: la responsabilidad antes de comenzar una actividad física

La confección del certificado de aptitud física es un requisito fundamental y obligatorio (ley reglamentada) para la práctica segura de cualquier tipo de ejercicio físico y/o deporte y su principal objetivo es detectar patologías y prevenir riesgos.

Esto se logra a través de un interrogatorio, un examen físico y estudios complementarios.

“Efectuar un apto físico – en condiciones normales – nos lleva unos 30 minutos. Realizar deporte sin saber si estamos en condiciones de hacerlo supone un riesgo para nuestra salud. Para disminuir ese riesgo es vital contar con un certificado de aptitud física y seguir las pautas médicas según las condiciones de cada paciente en particular al menos una vez al año”, detalló Hernán Provera, médico cardiólogo y Coordinador del área de Prevención Cardiovascular en INEBA.

El certificado atestigua la aptitud física del individuo considerando su edad, sexo, antecedentes y actividad deportiva a desarrollar (competitiva o recreativa).

La certificación cardiovascular del apto es para identificar patologías cardiovasculares preexistentes ocultas. De esta manera se puede reducir el riesgo de muerte súbita asociado a la práctica deportiva.

La evaluación mínima de primer nivel para el apto físico cardiovascular en deportes competitivos debe comprender interrogatorio, examen físico, electrocardiograma, ergometría de 12 derivaciones en mayores de 40 años o bien en mayores de 30 con factores de riesgo coronario, además de un ecocardiograma doppler en el caso de deportistas de alto rendimiento mayores de 16 años.

“Si bien el examen cardiovascular es de suma importancia, el médico cardiólogo por sí solo no emite el apto físico definitivo.

Es un eslabón más del enfoque multidisciplinario del paciente, dado que, si bien una persona puede estar apta desde el punto de vista cardíaco para realizar un ejercicio, puede ser portadora de patologías no cardíacas como asma bronquial o epilepsia, que pueden limitar ciertos esfuerzos físicos o deportes”, aclaró el especialista.

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