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El tren del fútbol rumbo al Palacio de Invierno, la historia de Kazan y “la Venecia del Norte”

Ya en las Noches Blancas. Y sombras negras de un dirigente oscuro, que siempre opera en las sombras. El crudo diagnóstico de Hugo Lamadrid.

por Vito Amalfitano

@vitomundial

SAN PETERSBURGO, Rusia.- El tren del fútbol, y el tren de la ilusión de los hinchas argentinos que quieren aunque sea un rato más en Rusia, parte desde Moscú con puntualidad suiza a las 22.40 del domingo por la noche para llegar a las 6.25 de la mañana del lunes, ya en la víspera del decisivo partido de Argentina contra Nigeria en San Petersburgo.

Es el tren del fútbol, literalmente, porque incluso tiene los logos de la FIFA y la Copa que es símbolo del Mundial de Rusia. Se trata de los trenes gratuitos dispuestos para periodistas y para aficionados que tienen su credencial ID, credencial de hincha, que al comprar su entrada tienen derecho a viajar entre ciudades sedes con estos convoy previa reserva.

El tren es muy cómodo, con camarotes para los periodistas e hinchas que compraron las entradas de más categoría, y con asientos primera clase en la parte baja para el resto de los aficionados. El problema es que a uno, con toda su humanidad, le tocó la cama de arriba. Gracias a Daniela Zanard tenemos 12 kilos menos pero igual cuesta. El cansancio por tanto viaje y trajinar por el Mundial igual consigue que podamos dormir.

Lo cierto es que, hasta conciliar el sueño vamos paseando por los camarotes y nos encontramos con colegas para charlar y con aficionados en general, incluso para tomar unos mates. La mayoría de los viajantes son argentinos. La señora que le tocó abajo nuestro es peruana, y su marido y sus hijos quedaron en un camarote contiguo. “Mi hermana está viajando a Sochi,-dónde Perú juega su último partido, ya eliminado-, pero mis hijos aman a Messi, por eso nos vamos a San Petersburgo”, nos cuenta.

En otro camarote nos encontramos con los colegas Sebastián Varela del Río y Javier Lanza, ahí conseguimos un mate, que siempre acompaña a Seba. Le elogiamos la nota de Enganche en la que refiere a un directivo que maneja todo este desastre en las sombras, habano en mano. Como todo lo que hizo para operar y destruir muchas cosas en su club, en la AFA y en otras esferas. Alguien que está acostumbrado a trabajar para provocar crisis y que cumple tareas para “el jefe” mayor, pero no precisamente a favor de la Selección…

Seguimos caminando por el tren, rumbo al salón comedor, que igualmente encontraremos repleto, lleno de argentinos, dónde será imposible sentarse. En el medio vemos a la pasada, en otro de los camarotes, al Mono Goransky, un marplatense inconfundible, por su parecido con Gustavo Santaolalla. Con el Mono estuvimos en el Mundial de Brasil, por primera vez nos encontramos en este. Tenía sacada toda la ruta como si Argentina saliera primera del grupo. Nos dice que no piensa cambiar el itinerario. Ojalá nos encontremos en la final.

Vamos rumbo a las famosas noches blancas de San Petersburgo, que justamente tocan en esta fecha de junio, con más de 20 horas de luz diurna y fiestas alusivas en todas las calles de la ciudad. Los puentes se alzan y se gesta un vínculo único entre la majestuosidad de la ciudad y la naturaleza.

Vamos también rumbo al Palacio de Invierno. Dónde cambió la historia de la humanidad. Dónde se produjo el asalto final bolchevique y la Revolución Rusa, de la que se está celebrando el centenario. Hacia un asalto de Palacio de Invierno y una noche blanca vamos. A conocer una ciudad increíble, con toda la historia junta, y a tratar de acompañar la última ilusión de la Selección.

Llegamos y tratamos de aprovechar al máximo una ciudad impactante, con postales a cada paso y con toda la historia. Empezamos a caminar por la Nevski Prospekt rumbo a la Catedral de Nuestra Señora de Kazán, la figura feminista de la Iglesia Ortodoxa. Que además conmemora la victoria sobre los franceses de 1812. Y desde allí, a 150 metros, a la Iglesia de la Sangre Derramada, dónde fue asesinado Alejandro III, que ahora es un museo todo construido con mosaico. Después vendrá justamente el Palacio de Invierno, el Hermitage, la Catedral de San Isaac, el tradicional paseo en barco por el Neva, para conocer mejor a “la Venecia del Norte”. Trataremos de exprimir al máximo el poco tiempo que tenemos en una ciudad increíble, antes del partido de Argentina. Nos ayudará como guía la historiadora marplatense Gaby Rivarola, quien vive aquí.

En San Petersburgo estamos invitados una vez más a recepción de Cinzano a periodistas argentinos e invitados especiales, con los vermuts y el menú del famoso cocinero argentino Lele Cristobal. En la que se organizó en Moscú estuvimos charlando de la Selección Argentina con Hugo Lamadrid, ex Aldosivi, quien más allá de su verborragia mediática, y su participación permanente en las redes, muestra su lucidez a la hora del análisis estrictamente futbolístico.

“La verdad es que estamos un escalón debajo de muchos equipos en lo que tiene que ver con la dinámica, somos un equipo muy lento con un traslado muy cansino de derecha a izquierda, de izquierda a derecha, un equipo previsible”, diagnosticó primero Lamadrid en diálogo con LA CAPITAL. “Necesitamos más que nunca que Messi desequilibre, y además de él quizá el único que te puede hacer diferencia en el mano a mano es Pavón”, agregó.

Sobre el mediocampo, Lamadrid fue crudo: “Ya está, hoy podemos analizarlo a Mascherano con su edad después de jugar en una liga de segundo o tercer nivel, pero ya está, ya fue, el problema es el recambio… Sabíamos que íbamos a tener problemas con el ritmo. Ahora, ¿cómo solucionamos esto?. Podría ser otro jugador, por ahí Banega, pero al parecer no está muy bien físicamente, llegó de últimas”.

“En el armado de la lista faltó un volante central de quite y entrega rápida. Con más presente que Mascherano”, lanzó enseguida. Yo creo que hasta los compañeros de Biglia o Mascherano ya saben lo que van a hacer, todo es previsible”, añadió..

Finalmente Lamadrid habló del futuro de la Selección en general: “Deben cambiar muchas cosas, la Selección debe volver a ser prioridad, con planes de 10, 15, 20 años; que los clubes lo entiendan, pero con un papel firmado”. “Por ahora llegamos a los mundiales solo con un nombre, una camiseta y una historia pero falta un proyecto y trabajos desde el Estado con las inferiores a largo plazo, como hacen en Alemania; esto se sabía que podía venir así, venimos de un 38 – 38, de tres técnicos en un ciclo, de una intervención en AFA, nada es casual”, sentenció.

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