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Emiliano Méndez sobre lo nuevo de Zoot: “Una guitarra con delay representa bastante al mar”

El dúo que integra junto con Lautaro Fernández Minich acaba de editar un nuevo disco, el tercero de Zoot: se trata de “Xochimilco”. Cómo gestaron este trabajo y el sonido guitarrero que tiene Mar del Plata.

El nombre remite a México: “Xochimilco”, un pueblo de barcazas que se mecen con la cadencia del agua. Sin embargo, suena más que nunca a Mar del Plata: su poética, sus guitarras oscuras, sus esquinas. El tercer disco de la banda Zoot, que integran Lautaro Fernández Minich (voz, bajo y teclados) y Emiliano Méndez (guitarras, sintetizadores, coros y programaciones) más un grupo de músicos invitados, bucea en el rock experimental, en el pop, tiene pinceladas electrónicas y lleva por nombre “Xochimilco”.

“Es un lugar de México al que fuimos”, cuenta Méndez a LA CAPITAL. Es que ambos también integran la banda Altocamet y con esa formación desembarcaron en “Xochimilco”.

“Altocamet tenía que hacer un video ahí y pasamos todo un día en ese lugar. Nos gustó mucho el nombre, nos gustó el lugar y después la canción que se llama así tiene un sonido y una forma de barquito, como que ese vaivén del barquito nos llevaba a ese lugar. Xochimilco significa flores”, agrega el músico. Y en ese sentido se creó la tapa del disco, que por ahora solo suena en formato digital en las plataformas musicales. “Entramos más en el rock pero cada día buscamos melodías que pueden ir al pop”, define.

Con otros dos discos muy celebrados, “Después el agua” (el primero) y “Cosas humanas” (el segundo), esta vez “Xochimilco” salió por el sello Casa del Puente y su búsqueda se centró en lograr una canción argentina en un disco que fuera “más popular y a la vez menos oscuro y encriptado”, sigue Méndez. Y confiesa lo difícil que resulta definir esa búsqueda estética.

“Buscamos un mensaje un poco más cercano a la canción argentina podríamos decir, una canción argentina desde nuestro lugar de músicos marplatenses a los que nos gusta experimentar, nos gustan esos pasaje instrumentales largos, quisimos que sea popular, buscamos un poquito más de eso y que no fuera tan oscuro y encriptado”.

-El sonido de la guitarra es clave en Zoot, una señal de identidad. ¿Coincidís?

-En cierta forma la guitarra es el instrumento principal, o sea, si bien algunas canciones pueden partir desde un teclado, por ejemplo, o desde otro lugar, el instrumento principal por el cual se compusieron la mayoría de las canciones del disco es la guitarra. Yo soy el que toca la guitarra. Hay una cierta estética sonora, podríamos decir que se mantiene a lo largo de los discos, tiene que ver con que es más o menos el mismo instrumento, usando siempre efectos similares y parlantes similares, entonces como que el sonido de la guitarra de Zoot si bien ha evolucionado obviamente no cambia tanto a lo largo de todo el recorrido discográfico de la banda. Es el punto de arranque, de la guitarra se arrancan muchas canciones, después por ahí en algunas ocasiones la guitarra termina teniendo mucho menos importante, pero sí se usa mucho también en un rol de arregladora. Una cosa que va todo el tiempo rellenando los huecos que deja la voz, respondiendo melodías, arpegiando, haciendo cosas rítmicas que se complementa con la batería. Siempre hay dos guitarras sonando: una que está todo el tiempo como arreglando y una que va haciendo trabajos más sonoros.

-¿En Xochimilco pusieron menos énfasis en las letras y más en la música?

-Buscamos tener más letras, más momentos cantados, en comparación con los discos anteriores hay más momentos de música cantada, pero a su vez la complejidad o la cuestión lírica es un poco más cercana al pop, podríamos decir. Desde ese lado buscamos que sea un mensaje más claro.

-En la canción El brujo hablan de “la costa y Brown”, una esquina marplatense. ¿Qué pasó ahí?

-No tiene un significado especial, a nosotros sí nos gusta nombrar nuestra ciudad, o sea, como situar la historia de la letra en nuestra ciudad. Esa canción tiene un tono misterioso sobre un encuentro entre una persona y un brujo. La otra persona, un tercero que está en esa charla, le dice que ayer lo había visto en la costa y Brown.

-¿Mar del Plata suena de un modo particular?

-Sí, totalmente. Yo creo que el sonido de Mar del Plata es muy guitarrero, muy de guitarra y batería, me parece que que va por ahí. No creo que sea el pop sofisticado. Por ejemplo, la identidad de nuestra ciudad es algo que podemos ver en bandas como Altocamet o Luzparis o Río Pardo. Los proyectos actuales, de bandas que son amigas, nacen de una guitarra, una batería y una letra, creo que ahí está el germen. Y el mar, en las letras o en ciertas estéticas siempre el mar es parte, en algún momento aparece eso, el mar es una especie de imán en el que todo converge ahí. El sello Desde el mar que no está activo pero en su momento, cuando estaba activado, había una línea en la que podías conectar a todas las bandas.

-¿El sonido de Mar del Plata es el de una guitarra criolla, eléctrica?

-Creo que es una guitarra eléctrica y hasta me animo a decir que es con delay, porque el dalay es un efecto que hace que tenga un eco. En cierta forma el mar y la ciudad tienen sus repeticiones, el mar es como una constante repetición. Una guitarra con delay representa bastante al mar. Una guitarra criolla me hace recordar al campo.

Los invitados

Los músicos invitados en este disco son Ignacio Del Río (batería), Juan Matías De Luca (guitarra eléctrica), Julián Rossini (piano, rodhes y sintetizadores), Paloma Barrales en voz, Bruno Dante (batería), Sebastián Quintanilla (batería), Matías Rivara (trompeta) y Nicolás Pasetti (contrabajo).

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