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Arte y Espectáculos 30 de octubre de 2016

“En este momento de mi vida, el interés por cantar es mucho más profundo”

Julio Iglesias tiene un costado humano que no siempre muestra. Tras sus shows en el Luna Park, volvió a Mar del Plata y habló con LA CAPITAL.

Dice que el éxito no tiene lógica y que es un privilegiado porque no sólo sigue cantando, sino siendo exitoso. Confiesa que se pone nervioso antes de un concierto como el primer día, pero reconoce preocuparse por otras cosas que antes no le importaban demasiado. Detrás del cantante que vende millones de discos y es premiado en todo el mundo, Julio Iglesias tiene un costado humano que no siempre muestra. Ayer en Mar del Plata bajó las defensas y habló de lo que muy pocas veces habla.

Otra vez en Mar del Plata, otra vez sólo por placer y para visitar a su amigo Florencio Aldrey, Julio Iglesias estuvo por unas horas, antes de viajar a Rosario donde dará otro concierto.

Llegó a la Argentina para hacer un Luna Park e hizo dos. En el medio, estuvo en Sudáfrica donde recibió una distinción y volvió -otra vez- a Mar del Plata.

“Aquí he cantado tantas y tantas veces…volver a esta ciudad, significa que estoy vivo y estar vivo ya es un privilegio. Y siempre que vengo, me doy una vuelta a la ciudad, la recorro, voy por la costanera, llego al puerto, voy por toda esa zona maravillosa antigua, por las partes nuevas, la veo vacía, la veo llena cuando llega el verano y después también la veo con esa belleza que tiene cuando sopla el viento fuerte, cuando está el Atlántico rompiendo contra la ciudad, bellísimo. Y me gusta porque me recuerda mucho a mi norte de España, a la parte donde yo nací, a la parte donde nació mi amigo Florencio Aldrey, esa costanera fuerte, que tiene Mar del Plata…

– ¿Qué le impresionó del Paseo Aldrey, que usted visitó recientemente durante su última visita a la ciudad?

– Cuando yo pasé por lo que es hoy el Paseo Aldrey y vi lo que es ese complejo maravilloso y modernísimo, yo le dije “Florencio, este es un legado tuyo para Mar del Plata y efectivamente, se ha convertido en uno de los lugares más bonitos que he visto yo en mi vida, con salas de cine preciosas, con gente que sale y entra, que pasa el día entero allí, que tiene una variedad de muchísimas cosas adentro… yo creo que es un legado profundo que da Florencio Aldrey a su ciudad.

– ¿Cuándo va a cantar en esta ciudad?

– Dentro de 25 años (se ríe). A mí me encanta cantar en Mar del Plata, he venido muchísimas veces a cantar aquí. He cantado en el Provincial, en el Hermitage, he cantado en todos los sitios, pero volver a Mar del Plata para cantar es diferente que volver como persona. Como persona voy a volver siempre, para cantar voy a volver cuando Florencio me diga: (vuelve a reírse) “vamos a meter 20.000 personas”…

– Usted es un ciudadano del mundo, es conocido en todas partes. Cuando habla de Mar del Plata y de Argentina de esta manera, ¿siente diferencias entre otro público y este que lo recibe en la Argentina y que no le pide una función, le pide una segunda…?

– Voy a ser sincero: yo no puedo distinguir a los pueblos. Argentina es parte de mi vida como lo es Chile, como lo es Italia, Francia, a la Argentina me une sobre todo la fidelidad del público, pero también la tengo en China, no voy a ser inmodesto. ¿Y por qué vengo tanto a la Argentina?… porque a lo mejor yo personalmente, no como artista, tengo una gran afinidad con el país. No hablo como artista, como artista no puedo discriminar a los países porque sería erróneo. Pero como persona sí, tengo muchos amigos, grandes amigos en la Argentina. Y eso pues tiene una connotación añadida a mi parte profesional. Pero volver a cantar a cualquier país, ya sólo volver, es un privilegio. Porque los artistas siempre pensamos cuando nos vamos, “a ver si nos invitan otra vez”. Y no es una inmodestia, yo me siento querido en la Argentina, querido de verdad. Como me siento querido en Chile, o en Perú. Tú dirás “bueno, este tío en un inmodesto, le quiere todo el mundo”, no, no es así. Tengo 73 años y es un momento de mi vida donde decir las cosas que siento es más importante que lo que yo decía hace 30 o 40 años, porque ahora mi corazón está perfectamente regido por la cabeza. Argentina profesionalmente es parte de esa idiosincrasia de países que gracias a Dios me han apoyado durante toda una vida y personalmente es un país muy querido. He cantado en la Argentina 200, 300 veces y he cantado para 3 generaciones, desde los setenta.

– Cantar es como respirar…

– Mira, una de las razones por las que los artistas queremos cantar más tiempo, aparte del ego, es también la parte del ensanchamiento de los pulmones y el corazón. Cuando se canta a nuestra edad, el corazón y los pulmones se hacen más fuertes y perdemos un poco la idea de que tenemos 73 años y nos volvemos jovenes. Los médicos dicen que cuando dejas de cantar los pulmones se achican y el corazón se enfada, el cuerpo se va a la mierda (se ríe).
Estoy feliz por esa magia de cantar que es impagable. Y es por la que sigo viviendo, en realidad.

– Un artista de tanto renombre y prestigio, de tanto recorrido por el mundo, ¿sigue sintiendo nervios antes de subir al escenario?

– Sí. Antes de subir al escenario me empieza a doler la tripa. Lo primero que pregunto es dónde está el cuarto de baño, para tener una salida. Y después tengo que estar así “la, la, la la” (canta), para saber hasta donde puedo llegar. Eso me angustia muchísimo. Y después tengo una preparación que es un poco supersticiosa: me preparo, voy al camerino tres horas antes de cantar, me tumbo, faltando una hora y cuarto me ducho, allí ya empieza un poquito el estómago a dolerme. Me afeito, me maquillo, pregunto cuánta gente hay. Y lo más importante de esa pregunta no es cuánta gente hay, eso hace 20 años ni lo preguntaba. Ahora pregunto para saber el esfuerzo de la gente que ha pagado para verme cantar. Yo eso no lo tenía en la cabeza nunca, yo cantaba sin saber sin han pagado o no. Ahora me preocupo porque es un esfuerzo, tienen que vestirse, peinarse, coger el coche, ir al concierto, por esa razón yo pienso que en este momento de mi vida el interés por cantar es mucho más profundo, aunque dure poco tiempo, porque dura las dos o tres horas del concierto, después se van las luces y empieza a derrengarme, todo se queda un poco derrengado, pero esas dos horas de las luces del concierto, son privilegiadas para mí, porque tengo el sentido de que hay gentes que han pagado para verme y me están esperando a lo mejor cinco, seis, ocho años.

– Mencionaba recién que lleva tres generaciones de gente que lo escucha, ¿a qué le atribuye esa vigencia?

– El éxito no tiene lógica, nunca la ha tenido. El éxito son tantas cosas juntas y tantos momentos, tantas situaciones juntas, entonces, cuando va pasando el tiempo y sientes que aun la gente te sigue queriendo, lo único que tienes que hacer es dar las gracias, porque qué privilegio es tener mi edad y seguir cantando. Porque no esperamos nunca el cantar toda la vida. No porque si tú cuentas con las manos los cantantes vigentes con cierto éxito, sin inmodestia, son contados. Cantantes como Frank Sinatra, Roberto Carlos, Charles Aznavour, Tony Bennet, son un privilegio histórico, no se puede casi ni entender. Y si le quieres buscar a qué se debe, bueno, se debe seguramente porque la gente no es tonta, la gente sabe que ese tipo de artistas quieren tener éxito hasta el final. Me preguntaban antes qué es lo que la gente quiere, y la gente quiere que cantemos como ellos quieren que cantemos, esa es la razón fundamental del éxito.