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Policiales 12 de junio de 2018

En Mar del Plata hace falta un sinceramiento por la inseguridad

Los últimos episodios pusieron nuevamente en discusión la inseguridad en Mar del Plata y para evitar extremos desbocados es imperativo pedir apertura a las dos instituciones que manejan información: la Policía y la Justicia.

Por Fernando del Rio

En Mar del Plata no hay secuestros extorsivos. En Mar del Plata no hay asaltos con toma de rehenes. En Mar del Plata la tasa de homicidios bajó en los últimos años. En Mar del Plata descendió la cifra de robos en casas de familia. De acuerdo, ¿qué otra estadística favorable? ¿Asalto a camiones de caudales o a entidades bancarias? Es cierto, tampoco hay.

Una vez iniciada la nota con todo lo menos malo que le pasa a la ciudad en términos de inseguridad y, de ese modo, complacidos aquellos que ven una isla paradisíaca librada de todo mal en lugar de un centro urbanístico de 800.000 habitantes con sus naturales problemáticas delictuales, es necesario exigir sinceramiento. Porque también están los que hacen equilibrio en el otro extremo, los que en su afán de confundir todo o de tirar al pichón se quedan con la noticia del día en lugar de la secuencia y nos sitúan a todos en la franja de Gaza. O en San Pedro Sula.

Los últimos episodios pusieron nuevamente en discusión la inseguridad en Mar del Plata y para evitar extremos desbocados es imperativo pedir apertura a las dos instituciones que manejan información. Información, no noticia. La información es procesada por un periodista para transformarla en noticia. Un suceso que se recrea en relato. Y esas dos instituciones son la Justicia y la Policía que, en contra del interés común, muchas veces se manejan con un secretismo cercano a las logias.

El sinceramiento no es una demanda periodística porque, en definitiva, las páginas de un diario, las zonas de un sitio web, los minutos de radio y televisión, se llenarán, de todos modos. El sinceramiento es para que la “gente”, esa que sigue enterándose por los medios de un homicidio, de un robo, de una sentencia, pueda entender la sociedad en la que vive y exigirle ciertas reacciones a su dirigencia.

Algunos pocos tienen definida con claridad la situación real del delito en Mar del Plata. Y otros muchos, la intuimos, la conjeturamos. Para comprender de qué va la cuestión es obligatorio el rigor en la búsqueda del dato en la judicialización de los ilícitos, por un lado. Y también estimar la cifra negra. Según informes realizados algún tiempo atrás (año 2016) por el ministerio de Justicia y Derechos Humanos, la ausencia de denuncia ante un hecho delictivo es del 70%. Es decir, que si se denuncian 3 delitos, es porque sucedieron 10. En algunas tipologías no es aplicable: en Mar del Plata se conocen todos los homicidios o, por razones de indemnización, casi todos los robos de automóviles.

Por eso es vital que la Fiscalía General tenga una política de comunicación abierta. Lamentablemente cuenta con una oficina de prensa que no funciona y muestra de ello es que en su página oficial (http://fiscaliageneralmdp.blogspot.com/) solo se publicaron 7 artículos en lo que va de 2018. Ese blog no está cerrado a la prensa y es de acceso libre, de modo que, una vez más, no es un reclamo periodístico.

El problema de la Policía, en tanto institución esforzada por minimizar y ocultar el delito, es más de rango histórico. No obstante, desde la gestión del ministro Cristian Ritondo hubo un recrudecimiento de la mordaza a los policías.  Todo lo bueno de la gestión por eliminar al mal policía de la fuerza (récord de personal sumariado o desafectados por actos impropios a la Policía) contrasta con la negación de la exposición pública del delito. Tal vez no haya sido la intención, pero es la consecuencia.

Un aporte clave

La Justicia y la Policía deben aportar al sinceramiento en un análisis que exceda la estadística. Por ejemplo, ¿el panorama de la droga en Mar del Plata se puede definir por las causas que tramitan en la Fiscalía de Estupefacientes y en los juzgados Federales? No, naturalmente. Podrán decir que no es posible mensurar lo que se desconoce, aunque esa parece más una sentencia descomprometida que real.

Los robos en casas de familia –con gente adentro-  (entraderas) en mayo fueron 13, en abril fueron 17, en marzo 26… Esos son los hechos tramitados en la fiscalía de Mariano Moyano. ¿Es la realidad ese número? Probablemente, no. Está comprobado que ese tipo de delito descendió de forma drástica, pero el diagnóstico debe ser más integral, con hechos tentados y un esfuerzo por detectar los no denunciados. Porque aunque pocos, los debe haber.

El abuso sexual es otro de los ítems en los que la Justicia falla. A favor  de su actitud reservada y de discreción está la no menor circunstancia de que se trata de un delito de instancia privada y que en una gran cantidad surgen del entorno familiar. Pero si la Comisaría de la Mujer y la Fiscalía General asumieran lo importante que es conocer ese drama, la gente en Mar del Plata se sorprendería de la cantidad de episodios.

Robos en comercios, robo de vehículos (motocicletas), robos de menor cuantía, lesiones y extorsiones forman parte de los tipos de delitos que configurarían, de conocerse con precisión los datos, un universo muy importante de conocer.

Los crímenes de los jubilados en las últimas semanas causan impacto pero, hay que reconocerlo, están por fuera de lo normal. Mar del Plata gozó en 2017 de una tasa  de 4,7, incluso por debajo de la media nacional. Para tener una dimensión de la situación, San Pedro Sula, la ciudad hondureña llegó a tener 145/100.000 homicidios. La cantidad de asesinatos en Mar del Plata es un número calificado “bueno” y se contrapone con el de lesiones por arma blanca o de fuego que es elevado. Pero también lo era cuando la tasa era mayor, en 2013 ó 2014, por ejemplo.

La seguidilla de homicidios en Mar del Plata de personas jubiladas (4 en los últimos 18 días) asoma como una excepcional estadística que puede estar revelando una nueva problemática. En 2017 hubo sólo 3: Roberto Tortorella (72) y la pareja  Antonio Garcia (70) y Lidia Corbo (69) En 2016, hubo 7 homicidios de personas en edad jubilatoria en Mar del Plata, Nélida Terenzano (76), Anna Caciagli (82), Omar Saba (79), Heraldo Faidutti (88), Juana Peralta (83), Catalino Blanco (81) y Humberto Rodriguez (90). Cada caso diferente. Hasta un ajuste de cuentas… En 2015, fueron 8; Julio Arias (96), Alberto Domingo Farulla (67), María Herrera (81), Hilda González (70), Juan Pedro Gordillo (71), Vicente Porcelli (77), María Cristina Distéfano (70) y Antonio Acosta (70). Los contextos deben analizarse para saber si existe falla preventiva pero no faltará el que azuce la llama con la relativa e irresponsable conclusión de… “22 abuelos asesinados desde 2015”.

Ni la isla ni la frontera belicista. Mar del Plata es una ciudad de casi un millón de habitantes que tiene su problemática y que cuanto más transparente sea para sus habitantes, mejor sociedad podrá aspirar a ser. Es una buena oportunidad para el sinceramiento.