“Encajados, relatos de una noche de lluvia” es la obra de teatro musical que, con estímulos sutiles, mucho simbolismo y cuentos que se entrelazan, produjo el Colegio Musical IDRA en el marco de la celebración de los 40 años del retorno a la democracia en la Argentina.

Con dramaturgia de Guillermina Falcone y dirección de Leandro Bres, dos personajes, una banda musical en vivo y una original puesta en escena se combinan para contar historias que se entrelazan, compartir momentos en familia, sorprenderse, descubrir cosas y, sobre todo, hacerse preguntas.

El equipo se completa con las actuaciones de Gonzalo Ditrana y Pamela Elías, la escenografía de Anabel García y los músicos Florencia Rondinara (voz), Luciano Ferro (guitarra), Belén Vignolo (aerófono), Pablo Ubiña (teclado) y Christian Vilaseca (batería).

A horas de la última función de vacaciones de invierno de esta puesta -este domingo 30 de julio a las 16 en el Teatro Municipal Colón-, el director contó detalles de la temática, los personajes, los cuentos abordados y del rol de lo simbólico a la hora de plantear temas crudos para las infancias.

La historia está llevada adelante por Ana, una niña que está aprendiendo a leer, y su papá. Se encuentran en la casa del bisabuelo de Ana, a la que se acaban de mudar, en una noche de lluvia, rodeados de cajas y sin internet, donde encuentran muchos libros. “Hay cuentos rebeldes, cuentos que fueron prohibidos y eso da pie a que el papá de Ana le cuente algunas historias que son muy reconocidas, cuentos que actualmente están trabajando los niños y niñas”.

“El pueblo que no quería ser gris” y “La planta de Bartolo” son los textos que cobran vida a través de una importante serie de recursos que se despliegan en el escenario.

“Ana es una niña muy curiosa, muy rebelde, que busca explicaciones, quiere saber por qué las cosas son como son o deben ser como dicen que deben ser y en esa búsqueda, en muchos momentos, se cruza con su padre funcionando como rol de autoridad. Y esto da pie también a pensar más allá de eso. A medida que se sigue haciendo preguntas, algunas las va respondiendo y otras no, porque no es capaz todavía de comprenderlas y sabe que las va a comprender cuando sea más grande. En ese proceso, su papá también se va haciendo algunas preguntas y va descubriendo lo importante que es reivindicar la historia, su propia historia, la de su familia y la de nuestro país”, describió Bres.

“El principal desafío a la hora de abordar temáticas de la historia reciente y explicar este proceso complejo fue en la dramaturgia. Guillermina Falcone ha hecho un excelente trabajo de investigación para poder comprender qué es lo que un niño puede llegar a procesar como información y qué no y, en función de eso, trabajar utilizando la metáfora y un montón de otros símbolos o signos y qué temas tocar y cuáles no. Porque sin duda no es el objetivo de este espectáculo hacer una bajada de línea con respecto a un hecho histórico o dar toda la información, no es un espectáculo didactista, sino que está en el marco de estos sucesos y lo que hace es invitar a hacernos algunas preguntas. Después, cada uno en casa podrá abrir el tema y conversar como pueda y lo que quiera en función de lo que se compartió”.

Como director, Bres hizo hincapié en, a través de la puesta en escena, “construir algunas imágenes, algunos momentos que nos permitan vivir una situación que quede grabada en la memoria de niños y niñas para siempre”.

“Fue un desafío para mí diseñar una puesta en escena muy rica, no solamente la banda en vivo, sino también el diseño de escenografía de Anabel García maravilloso, que son unas cajas gigantes que se iluminan desde adentro, muchos juegos simbólicos porque este papá y su hija juegan a hacer otros personajes mientras leen los cuentos y los objetos que se transforman con el uso que se les da. Hay una escena que es con proyección de sombras, con trabajo con retroproyector con dibujos infantiles y visualmente se generan momentos muy atractivos”.

“Este espectáculo no busca híper estimular a niños y niñas. Son estímulos muy sutiles que logran convocar la mirada todo el tiempo sin un exceso de información y lograr eso hoy es maravilloso”, compartió el director.

Acercamiento amoroso

En cuanto al rol de la obra para incentivar la memoria, Bres sostuvo que “conocer nuestra propia historia y comprender un montón de procesos, con el tiempo, nos ayuda a saber quiénes somos y dónde estamos parados hoy como sociedad, como país. Este es un espectáculo para niños y niñas donde no se baja información demasiado contundente, pero es un primer acercamiento muy amoroso a este tema que hace que niños y niñas sepan que algo sucedió y que se cuestionen por qué se prohibieron estas historias, estos cuentos que hoy ellos leen en el colegio. Es maravilloso preguntarse”, consideró.

En ese contexto, el uso de lo simbólico y lo metafórico sos sustanciales al no abordar una temática tan fuerte de una manera explícita. “En este caso, lo hicimos a conciencia, sabiendo que era absolutamente necesario para poder llegar a las infancias con información que sean capaces de procesar y que abran preguntas para ir respondiendo a futuro a medida que vayan creciendo”.

El rol de la música en vivo

“La música en vivo en esta obra cumple un rol fundamental, porque están los músicos, la banda en escena todo el tiempo jugando con lo que sucede. No solamente interpretan canciones que forman parte del espectáculo, sino que también están sonorizando la escena y eso hace que estos efectos de sonido que se hacen a la vista del público cobren otra relevancia, porque es parte del juego que propongo en esta obra desde mi rol de director, que es explicitar todos estos recursos y procedimientos que son propios del teatro”.

“Tanto los sonidos como la música en vivo nos transportan, nos ayudan a entrar en ese plano de la imaginación, pero sin dejar de conectar con lo real que está sucediendo en ese momento”, concluyó el director.