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Entierran al joven asesinado por “gatillo fácil” en una Francia alterada por las protestas

Una multitud se congregó ante la funeraria en una mezquita de la localidad del noroeste de París y luego se dirigió al cementerio de Mont-Valérien para el entierro.

La Policía francesa arrestó a más de 1.300 personas en la cuarta jornada de protestas y disturbios tras el caso de “gatillo fácil” por el que murió un adolescente de 17 años, que fue inhumado en medio de la más estricta intimidad a pedido de su familia, para no exacerbar todavía más la tensión.

El Ministerio del Interior informó que la violencia fue de “una intensidad mucho menor” que en las noches anteriores, pese a que hubo récord de detenidos desde el inicio de la revuelta el martes pasado, luego de las 875 personas detenidas en la noche del jueves, y 79 policías y gendarmes heridos.

Las manifestaciones comenzaron en el municipio de Nanterre a raíz del crimen de Nahel, un adolescente de 17 años al que un policía le disparó a quemarropa durante un control de tránsito, y donde hoy se realizó su funeral, sin presencia de cámaras.

“Que descanse en paz, que se haga justicia. He venido para apoyar a la madre, ella no tenía a nadie más que a él”, declaró una asistente que prefirió mantenerse en el anonimato, según replicó la agencia de noticias francesa AFP.

La muerte de Nahel, cuya familia es oriunda de Argelia, agitó el debate sobre la violencia policial en Francia, donde en 2022 murieron 13 personas en circunstancias similares, y generó críticas a las fuerzas de seguridad, percibidas como racistas por una gran parte de la población.

La primera versión de la Policía indicaba que el adolescente había tratado de embestir a los agentes con su vehículo, pero un video amateur ampliamente difundido mostró que le dispararon a quemarropa al arrancar su auto durante el control de tránsito.

La Justicia decretó prisión preventiva por homicidio voluntario para el policía de 38 años autor del disparo que, según su abogado, pidió “perdón a la familia” de Nahel.

El uso de camiones blindados y el despliegue de 45.000 miembros de las fuerzas de seguridad, que el Gobierno decidió mantener movilizados ante el riesgo nuevos incidentes, no lograron evitar que las protestas se propaguen por todo el país.

Las manifestaciones también alteraron la vida social de Francia, con temores de que afecte a la temporada turística y la realización de los Juegos Olímpicos de París 2024, y la agenda diplomática, obligando al presidente Emmanuel Macron a aplazar una visita a Alemania.

Macron “informó de la situación en su país” a su homólogo alemán, Frank-Walter Steinmeier, y solicitó “aplazar su visita de Estado a Alemania”, prevista desde el domingo por la noche hasta el martes, informó un comunicado de la Presidencia alemana.

Alemania, el Reino Unido y Noruega, entre otros países europeos, pidieron a sus ciudadanos en Francia que eviten las zonas de disturbios y que extremen la precaución.

Además, el Gobierno francés organizó una nueva reunión de la célula de crisis y la primera ministra, Elisabeth Borne, pidió a los ministros que permanecieran en París el fin de semana.

En tanto, en un intento de apaciguar la situación, la selección de fútbol francesa, capitaneada por Kylian Mbappé, afirmó en un comunicado que “el tiempo de la violencia debe parar” y dejar lugar a “maneras pacíficas y constructivas de expresarse”.

“Desde este trágico suceso, asistimos a la expresión de una cólera popular que comprendemos en el fondo, pero no podemos aceptar en la forma”, escribieron los futbolistas, según consignó el diario Le Monde.

La ONU también se hizo eco de las demandas y llamó a las autoridades francesas a ocuparse seriamente de los “profundos” problemas de “racismo y discriminación racial” entre sus fuerzas de seguridad.

El Ministerio de Relaciones Exteriores de Francia respondió que las consideraciones de la ONU eran “totalmente infundadas”.

La madre de Nahel, Mounia, dijo en la cadena France 5 que no culpaba a la Policía en su conjunto, solo al integrante que mató a su hijo.

Durante las manifestaciones, 1.350 vehículos fueron incendiados o dañados, 234 edificios quemados o deteriorados y se registraron 2.560 incendios en la vía pública, de acuerdo con información oficial.

Las autoridades impusieron toques de queda en al menos tres localidades de París y en varias otras ciudades del país.

La ciudad sureña de Marsella y Lyon y Grenoble, en el centro-este de Francia, fueron escenario de numerosos saqueos en la última noche, realizados por grupos con personas a menudo encapuchadas.

Esta mañana los comerciantes hacían balance de daños, indignados.

“El lunes pongo todo en venta, ya basta”, declaró la dueña de una tienda en una calle peatonal cubierta de escombros en el centro de Lyon.

“Vinieron expresamente para romper cosas, robar”, afirmó Yousef Bettahar, un comerciante del centro comercial Merlan de Marsella.

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