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Deportes 17 de diciembre de 2016

Entre lágrimas, un sobreviviente de Chapecoense adelantó que buscará volver a jugar al fútbol

Alan Ruschel se mostró emocionado y avisó que hará "de todo" para regresar a las canchas. Aseguró estar alegre por retornar al estadio de su club, pero al mismo tiempo de luto por "haber perdido tantos amigos".

El futbolista brasileño Alan Ruschel, uno de los tres sobrevivientes del plantel de Chapecoense de la tragedia aérea sufrida hace tres semanas en Colombia, avisó hoy que hará “lo posible” para volver al fútbol.

“Haré de todo para volver a jugar al fútbol, con mucha paciencia (…). Calculé tres meses para calcificar la columna y ya pasó uno. Dos meses más para fortalecer la musculatura. Estoy sólo en el comienzo”, vaticinó el lateral en una conferencia de prensa brindada en Chapecó.

Lógicamente, las lágrimas lo asaltaron en el medio de sus explicaciones acerca de cómo sintió el momento cuando el avión de la areolínea boliviana Lamia se estrelló en su llegada a Medellín.

“No existen palabras para contar lo que estoy sintiendo. Es una mezcla grande de sentimientos: una alegría por estar aquí de nuevo (en el Arena Condá, estadio del Chapecoense), pero al mismo tiempo un luto por haber perdido tantos amigos”, contó con una marcada emoción.

Además, recordó que en el momento en que cayó el avión, Dios lo puso “en sus brazos” y le dijo que tenía “más misiones en la tierra”. “Por eso él no me llevó. La única explicación es la de los milagros: el de estar vivo y el de estar andando”, arrancó ante un silencio sepulcral de los presentes.

Y detalló: “Cuando llegamos a Santa Cruz de la Sierra, antes de subir al avión, Cadu (uno de los directores del Chapecoense, que falleció) pidió que me sentara más adelante. Yo estaba sentado atrás, pero él quería dejar a los periodistas en el fondo. Al principio, no quise moverme. Pero ahí, Follmann (otro de los sobrevivientes que viajó hoy a Brasil) me insistió para que me sentase con él. Y ahí dejé mi lugar y fui. Esa es la parte que recuerdo: después, estaba mi esposa Marina hablándome en el hospital”.

Finalmente, el jugador de 27 años se abrazó con sus seres queridos presentes y pidió “rezar por las almas” de sus compañeros, dirigentes y periodistas fallecidos.