La niebla marcó la jornada de ayer y, en cierto modo, la inauguración del 54º Coloquio de IDEA. A pesar de la escenografía de película que mostró la costa marplatense, algunos de los organizadores del evento empresarial debieron respirar varias veces en busca de calma por los contratiempos en la logística para cumplir en tiempo y forma con la llegada de los participantes y expositores. De hecho, la inauguración se demoró unos minutos por la incesante llegada de rezagados (muchos de los cuales cambiaron de plan sobre la marcha y vinieron en auto por la ruta 2) y por las demoras generadas por los intensos controles de seguridad en las inmediaciones del hotel ubicado en Alem y Paso. Vallas, policías de civil y uniformados y personal de Tránsito rodearon las manzanas del establecimiento para evitar “contratiempos”.

Si a la tardecita el mayor movimiento se registró frente al Golf de Playa Grande (cuyo Club House será sede de un almuerzo mañana, especialmente dedicado a CEOs y cuyo orador se mantiene en estricto secreto pero estaría íntimamente ligado con la difusión de los cuadernos de las coimas), durante las primeras horas de la tarde los asistentes se cruzaron en los amplios pasillos del NH Gran Hotel Provincial. Es que allí, la organización del coloquio instaló un stand para que los asistentes alojados en el cinco estrellas pudieran retirar sus correspondientes acreditaciones y programas y en el hall se cruzaron al empresario marplatense Germán Cabrales con el diputado nacional Guillermo Montenegro.

La bandería política que ganó, en la cita de apertura, fue la del PRO, ya que a la gobernadora María Eugenia Vidal -a cargo del discurso inaugural- la acompañaron el ministro de Economía bonaerense, Hernán Lacunza, el secretario general de la gobernación, Fabián Perechodnik, y el presidente del Banco Provincia, Juan Curutchet. A nivel nacional dijeron presente el ministro de Industria de la Nación, Dante Sica, que por primera vez se mostró “del otro lado del mostrador” : muchas veces fue orador y otras tantas asistente.

A nivel local, uno de los primeros en llegar fue expresidente del Concejo Deliberante, Guillermo Sáenz Saralegui, acompañado por su hijo; el concejal Guillermo Volponi, y los funcionarios Hernán Tillous y Hernán Mourelle, que copa en mano se saludó con varios asistentes, aunque no se cruzó con el ministro de Economía bonaerense. De corbata y traje oscuro, el diputado nacional Guillermo Montenegro repartió abrazos y sonrisas, mientras que su compañero de bancada, Juan Aicega, se mostró un poco más tímido. La gran ausencia política fue la del intendente municipal, Carlos Arroyo, que envió a su mujer y subsecretaria de educación municipal, Susana Rivero, que logró entablar conversación con Sáenz Saralegui. Nadie explicó oficialmente la ausencia del jefe comunal, pero algunas fuentes deslizaron que se trataría de un problema de salud. “Casi no puede caminar, se quedó duro arreglando el jardín”, deslizó un colaborador.

Gaseosas, agua, y champagne fueron las bebidas elegidas para combinar los canapés, cazuelas y pinchos que se sirvieron en la previa para amenizar la espera. El presidente de IDEA, Javier Goñi, ya había comenzado con su discurso de apertura cuando continuaban arribando combis trasladando a los participantes retrasados, muchos de los cuales debieron cambiar de plan a último momento y optar por el viaje a través de la Autoría 2 debido a que la persistente niebla complicó la operatividad del aeropuerto Astor Piazzolla. De hecho, algunos vuelos fueron suspendidos y otros reprogramados. Unos pocos lograron, después de “algunas vueltas en el aire”, aterrizar con alguna demora.

Eso fue justamente lo que vivió el cineasta Juan José Campanella ayer a la tarde, ya que las condiciones climáticas le impidieron llegar a horario. Sin embargo, minutos antes de la apertura se lo pudo ver en el hall del cinco estrellas antes de participar del panel junto a los directores Gastón Duprat y Juan Taratuto. En su segunda participación en el Coloquio como expositor, el director ganador del Oscar aseguró que si Argentina fuese una película, se trataría de “una comedia dramática”.

Aunque ingresó al lobby del hotel de jean y sweater, el presidente del HSBC, Gabriel Martino, a los pocos minutos se lo vio departiendo con traje e intentando no dar detalles de la celebración de esta noche, una de las fiestas del coloquio que se volvieron más populares. Entre sonrisas, se abrazó con el directivo de Clarín, José Aranda. Cerca de ellos, observaba la escena el CEO de Rocca (la empresa mundial de sanitarios), el marplatense Jorge Moreno.

Los mismos problemas que en los retenes externos tuvieron los reporteros gráficos, cuando intentaron acceder al salón principal para fotografiar a la gobernadora María Eugenia Vidal. Desde la organización del Coloquio aseguraron que se trató de una decisión “de Gobernación”, pero los colegas quedaron “pagando”.