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Policiales 31 de agosto de 2019

Estaba prófugo y volvió a robar: unificaron sus penas en 20 años

Leandro Ezequiel Carbajal (29) fue condenado por el Tribunal N° 1 a 9 años de prisión por haberle robado a punta de pistola una mujer en diciembre del año pasado.

Un hombre de 29 años que se encontraba prófugo de la Justicia fue condenado por haberle robado a punta de pistola a una mujer en diciembre del año pasado y al ser considerado reincidente por el Tribunal Oral N°1 le unificaron las penas a una única de 20 años de prisión.

De esta manera, si bien Leandro Ezequiel Carbajal fue recientemente condenado a 9 años de prisión por el delito de “robo agravado por el empleo de arma de fuego y por la participación de un menor de 18 años”, como ya tenía una condena de 13 años y 6 meses, los jueces, Pablo Javier Viñas, Juan Facundo Gómez Urso y Jorge Luis Rodríguez, resolvieron unificar esas dos penas en una única de 20 años que deberá cumplir en la Unidad Penal XV de Batán.

En su alegato el, fiscal Daniel Vicente había solicitado que a Carbajal se lo condeara a 13 años de prisión y le impusieran una única pena de 25 años.

Durante el debate se dio por probado que el 10 de diciembre de 2018 a la tarde Carbajal, ayudado por su hermano de 14 años, asaltaron a punta de pistola a una mujer que caminaba por el barrio Ameghino y luego huyeron en moto.

Según la reconstrucción del hecho aportada por el fiscal, ese 10 de diciembre, cerca de las 18, la víctima se dirigía hacia su casa por la calle Angelelli mientras escuchaba música en auriculares. En el trayecto divisó a un joven que iba abordo de una moto Yamaha 125 a escasa velocidad, seguido por otro hombre que caminaba a pocos metros de distancia.

Al llegar la esquina de Angelelli y San Martín, la mujer fue sorprendida por Carbajal, quien le exhibió un arma de fuego e intentó arrebatarle la cartera.

La víctima se resistió como pudo y en pleno forcejeo el delincuente disparó hacia el suelo, al costado izquierdo de la mujer, que, asustada, soltó sus pertenencias.

Carbajal corrió hacia la moto y, al subirse, se le cayó al suelo el celular que había en la cartera de la víctima. Ante esta situación la víctima intentó agarrar su teléfono, pero el delincuente no se resignó a perder parte de su botín, bajó de la moto y volvió a generarse un forcejeo, hasta que el hombre tiró al suelo a la mujer, robó el celular y se fue.
Según explicaría luego la víctima, en su cartera tenía unos $1500 y un celular Motorola Z2 Play.

Un vecino escuchó el disparo -una suerte de “ruido fuerte de caño de escape“, según declararía- y fue hasta el lugar, donde vio a la víctima, a quien conocía del barrio, levantándose del piso mientras dos hombre en una moto intentaban marcharse.

El testigo reaccionó casi instintivamente, sacó su celular y tomó dos fotos a los asaltantes. Inmediatamente llamó al 911, dio aviso a la policía y describió a los delincuentes. Luego se acercó a la víctima, que estaba llorando y en estado de shock, y la contuvo como pudo.

Un móvil policial que patrullaba la zona recibió el llamado del 911 y, antes de llegar al lugar del robo, en 234 y Falucho, se cruzaron con una moto Yamaha 125 como la descrita.

Carbajal y su hermano, al ver a los policías, tiraron la moto a un costado e intentaron huir a pie, pero ambos fueron detenidos. Además, al ingresar la patente del vehículo a la base de datos, constataron que había sido robado una semanas atrás.

En poder de los detenidos la policía incautó unos 1500 pesos.

Agravantes y atenuantes

Los jueces Viñas, Gómez Urso y Rodríguez, no consideraron que existieran atenuantes para la pena de Carbajal.

Por otra parte, en cuanto a los agravantes planteados por Viñas, los jueces dieron lugar a la pluralidad de personas que intervinieron, lo que asegura la consumación del ilícito. También el hecho de haber utilizado una moto para asegurar la huida, ya que “es un vehículo ágil que puede alejarlos inmediatamente del lugar del atraco e incluso
transitar por lugares distintos a los móviles policiales”

Para los jueces también fue un agravante el haber elegido a una mujer como víctima del robo, ya que “naturalmente y por dicha condición ofrece una mayor vulnerabilidad y
menor capacidad de resistencia”.



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