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Opinión 22 de marzo de 2020

Estado de guerra

Por Raquel Pozzi

Estamos en guerra. Realismo puro que describe de manera alegórica la situación de gravedad en la que está inmersa la población mundial. Inicialmente una desconocida enfermedad que se expandía rápidamente fue bautizada como Gripe de Wuhan, luego la Organización Mundial de la Salud le otorgó el nombre de COVID -19 evitando la propagación de nombres que refieran a lugar específico; animal; individuo o grupos de personas. Sin embargo ciertos tecnicismos no logran la rápida concientización del peligro al que nos enfrentamos como la enfermedad misma. No se trata de un episodio más de la serie de suspenso The Twilight Zone “La dimensión desconocida” es tan real como la cantidad de infectados y muertos en tan breve tiempo. La alteración en la percepción de la
realidad de los individuos configura el desorden mundial por cierta perturbación global en la desorganización de los “yoes” construyendo mundos propios y conglomerado de narcisistas que actúan en función provocando cataclismos.

En palabras de la psicología y apelando a reduccionismos, la psicosis perturba y reformula la percepción de la realidad. Miedos, fobias y oportunismos conviven en un mundo en pánico ante el avance de la peste, mientras tanto, y desde la política, los estados ejercen el poder disciplinando generando orden y homgeneizando las conductas que en palabras del filósofo Michael Foucault en su obra “Vigilar y castigar” se propone la configuración de un tipo de sociedad disciplinaria cuyo objetivo es “trazar el límite exterior de lo anormal, es decir, normalizar” El mundo se ha convertido en un panóptico dónde los movimientos son controlados, un aparato arquitectónico dónde se sostienen las relaciones de poder.

La Pandemia requiere ser analizada desde un abanico multidimensional, sin embargo el miedo paraliza. Estamos en guerra contra un virus letal, aislados detrás de las puertas y sin contacto con el exterior, pero ¿Aqué nos enfrentamos? ¿A una guerra bacteriológica? ¿Bioterrorismo? o ¿La manipulación de agentes
biológicos preparados para vulnerar los servicios sanitarios? Infinitas preguntas con respuestas per se y no tanto.

Retomando a M. Foucault es la “bio-política” en su máxima expresión que administra frente al siniestro la vida de las poblaciones y utiliza el “anatomopoder” educando y disciplinando para que sean más útiles esos cuerpos sociales.

Escenario previo

Los innumerables indicadores sociales desde la crisis del 2008 perturban pero reconstruyen un mundo dislocado por la inestabilidad social y la violencia política. La actual fragmentación social global y la deficitaria salud de las finanzas ofrecieron durante los últimos años diferentes escenarios de movimientos sociales donde las masas contribuyeron a develar el caos en el cuál estábamos inmersos: La guerra comercial entre China y los EEUU; La rivalidad sistémica entre Hong Kong y China; El enfrentamiento Irán – EEUU; El BREXIT; La Unión Europea inmersa en una crisis financiera;

Las rebeliones árabes; La nueva fase de la guerra en Siria; Las variaciones cíclicas del precio del petróleo; Los levantamientos en América Latina; La crisis de los refugiados; Mares como cementerios de inmigrantes y tantos otros. No obstante la agenda de conflictos del presente año 2020 es significativo para reflexionar y analizar hacia dónde nos dirigimos: El asesinato de Qasem Soleimani por parte de EEUU; el acuerdo del Siglo entre EEUU e Israel; Los Talibanes y el acuerdo con Washington; el co – gobierno en Libia y la incursión de Turquía y Rusia; la rivalidad entre Ankara y Moscú por Idib en Siria; La rivalidad entre Pakistán e India; la guerra de precio por el petróleo entresaudíes y rusos; las presiones económicas ejercida por la Casa Blanca a todo aquel que incumpla las directivas de comercialización y más. Un mundo cada vez más retorcido por las luchas de poder y hegemonías regionales; las masas en las calles embanderadas detrás de diferentes causas; líderes que se devalúan al compás de los acontecimientos sin poder, en algunos casos, con dificultades para formar gobiernos o alianzas sólidas; modelos degastados entre extremas derechas que avanzan marchando acercándose a las esferas del poder político de la mano de sus electores y los líderes progresistas que no pueden cumplir sus promesas. Es pertinente entonces, volver a preguntarnos. ¿En qué mundo vivíamos antes del COVID – 19?

¡Quédate en tu casa!

No sabemos con certeza a qué enemigo nos enfrentamos, si podemos intuir que no se trata de un descuido o de ciertas prácticas culturales. ¿Hay un plan de reorganización del Sistema? Puede ser, el devenir de la historia ha demostrado la mutación de los sistemas y las formas de generar sus propios anticuerpos. Hasta ahora hemos sido testigos de crisis económicas (comerciales y financieras), políticas o sociales, sin embargo esta vez hay un diagnóstico catastrófico, se trata de un poderoso agente biológico que daña la salud de la población.

Las sociedades que se relajan se mueren y las precavidas pueden enfrentar esta pandemia. A estas alturas no importa la procedencia de la peste, ya tendremos tiempo para desglosar las diferentes aristas. Estamos en guerra y no hay franjas etarias, ideológicas, étnicas ni religiosas. Este agente biológico que bien podría ser caracterizado como arma biológica –para debatir- hace uso de organismos vivos, es un vector que proyecta, disemina, se dispersa y es resistente a ciertos medicamentos –otra discusión- no hay antídoto, sólo la conciencia y la solidaridad ciudadana. Si no conoces dónde se esconde el enemigo ¡quédate en tu casa! es el lugar más seguro para enfrentar
esta guerra, sin miedos y dominando la psicosis, sólo así saldremos del encierro y volveremos a ser libres de todo tipo de dominación.