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Estado Islámico ensangrienta el Ramadán con un doble atentado en Bagdad

Fueron perpetrados por suicidas que conducían coches bombas, matando a 22 personas y dejando un centenar de heridos. La mayoría de las víctimas son chiitas.

BAGDAD, Irak.- El grupo terrorista Estado Islámico (EI) trató de reventar este martes las celebraciones del Ramadán con un doble atentado en Bagdad, con al menos 22 muertos y un centenar de heridos, mientras los yihadistas están cada vez más arrinconados en su antiguo feudo iraquí de Mosul.

Los dos atentados, cometidos en el lapso de diez horas, fueron perpetrados por suicidas que conducían coches bombas y, en ambos casos, tuvieron lugar en zonas de mayoría chiita en el centro de la capital iraquí.

En el primer ataque poco después de la medianoche, fallecieron al menos once personas y otras 75 resultaron heridas en la popular heladería Al Faqma (la foca), que estaba abarrotada por familias que habían acudido a comer de noche, como es costumbre en Ramadán después de guardar el ayuno en las horas diurnas.

Según fuentes de la Policía consultadas por la agencia de noticias EFE, entre las víctimas se encuentran niños y mujeres, aunque no precisaron su número.

Imágenes de una cámara de seguridad, difundidas por medios locales, mostraron el instante de la gran explosión, que afectó tanto al local como a la calle, por donde pasaban varios vehículos.

La heladería está ubicada en el barrio de Al Karrada, una zona de mayoría chiita donde en el último Ramadán, en julio del año pasado, murieron cerca de 300 personas en uno de los atentados más sangrientos cometidos por el EI en el país.

El segundo atentado fue realizado por la mañana, a pocos kilómetros de distancia, en la zona céntrica de Al Shawaka, al lado del puente de Al Shohadaa y frente a la sede del Departamento de Pensiones Públicas.

La explosión del coche bomba, que también tenía un suicida al volante, causó la muerte de al menos once personas y heridas a otras 35, según el último recuento de la policía.

El EI reivindicó la autoría de ambos atentados por medio de sendos comunicados, difundidos a través de la agencia Amaq, vinculada a los yihadistas, y por sus canales de Telegram.

El grupo extremista sunita alegó que su objetivo era matar chiitas, que son mayoritarios en Irak, pero son considerados por los yihadistas como “apóstatas” o herejes.

El vicepresidente iraquí, Osama al Nuyaifi, condenó los “cobardes” atentados y afirmó que, con ellos, el EI está tratando de “esconder su derrota” y las grandes bajas que están sufriendo en la batalla de Mosul, en el norte del país, cuya completa “liberación” está “próxima”.

El doble atentado sucedió tres días después del comienzo del mes santo de Ramadán, una época en la que, en años anteriores, el EI alentó a sus seguidores a cometer atentados.

También coincide con del inicio de la fase final de la ofensiva de las fuerzas iraquíes contra los yihadistas en Mosul, una de las mayores ciudades del país y desde donde el líder del EI, Abu Bakr al Bagdadi, proclamó el califato, el 29 de junio de 2014.

En Mosul los yihadistas resisten tan solo en un pequeño enclave en el casco antiguo y el ejército y la policía iraquíes ya les arrebataron el resto de la ciudad en una lenta ofensiva que se prolonga desde octubre y en la que dan apoyo aéreo los aviones de la coalición internacional que encabeza Estados Unidos.

El EI también mantiene bajo su control grandes territorios en el oeste de Irak, en su mayoría zonas escasamente pobladas, además de en el centro y el este de Siria, país donde tiene su “capital”, la ciudad de Al Raqa, que actualmente está bajo el asedio de una amalgama de milicias lideradas por kurdos, con el apoyo de Estados Unidos.

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