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Opinión 29 de agosto de 2019

Estamos invirtiendo como nunca antes para recuperar el ferrocarril en la Argentina

Guillermo Fiad, Presidente de Trenes Argentinos Infraestructura (ADIFSE).

Por Guillermo Fiad
Presidente de Trenes Argentinos Infraestructura (ADIFSE)

Al inicio de 2016, en la administración actual comenzamos a ejecutar un plan de inversión sostenido y de largo plazo para recuperar los ferrocarriles de la Argentina, luego de décadas de desidia y abandono. Desde diciembre de 2015 hemos invertido en nuestros trenes casi 4.500 millones de dólares, entre la red de cargas y los trenes de pasajeros. Un hecho inédito en la historia ferroviaria de nuestro país.

Son obras millonarias, algunas muy visibles y otras no tanto, pero que en cualquier caso generan impactos positivos que ya podemos apreciar. Así se siente en las economías regionales a través de las mejoras en productividad que el tren de cargas ya está generando, como también lo viven los pasajeros que disfrutan del servicio todos los días.

Tomemos tres ejemplos elocuentes para dimensionar el impacto que se habrá producido después de los primeros cuatro años de gestión del presidente Mauricio Macri. En primer lugar, el Belgrano Cargas habrá casi triplicado el volumen transportado, pasando de 2,5 millones de toneladas en 2015 a más de 6 millones a fin de este año. Además de haber bajado el tiempo de viaje desde Salta hasta el puerto de Rosario a la mitad.

Por otro lado, los trenes de pasajeros del área metropolitana de Buenos Aires, la zona más densamente poblada del país, pasaron de trasladar un poco más de 900 mil pasajeros por día en 2015 a 1,5 millones este año, todo esto sustentado en las impactantes mejoras en el servicio de sus distintas líneas.

Y finalmente volvió el tren de pasajeros a Mar del Plata, como así también a decenas de localidades que tenían el servicio interrumpido, luego de solucionar innumerables deficiencias en la infraestructura.

En este contexto de nuestra Argentina es cuanto menos llamativo escuchar propuestas para hacer un “tren rápido” nuevo que una la Ciudad de Buenos Aires con Mar del Plata en tres horas. Por supuesto que sería un proyecto posible desde el punto de vista de la ingeniería, ¿pero es serio decirles a los argentinos que vamos a tener ese servicio en los próximos años?

En primer lugar, debemos saber que la inversión por kilómetro de vía sería varias veces mayor que en vías convencionales. También hay que contemplar que hoy existen más de 200 pasos a nivel en toda la traza, en los cuales deberían considerarse soluciones particulares. Una nueva infraestructura de estas características implicaría en algunos casos dividir pueblos a la mitad o la necesidad de hacer viaductos que implicarían inversiones adicionales, que también son millonarias. Además, los trenes de alta velocidad en otras partes del mundo son eléctricos, con lo cual la traza debería ser electrificada y con sistemas de señalización nuevos.

Con la lista de necesidades que presenta hoy tanto la red ferroviaria nacional, como también otras áreas de la infraestructura -cloacas, agua potable, viviendas, escuelas y hospitales-, debemos ser cautelosos. Si bien contamos con proyectos ambiciosos para recuperar nuestra infraestructura ferroviaria, debemos ser responsables y conectar nuestras promesas con las posibilidades que nos brinda el contexto del país.

Hoy, los vecinos marplatenses, los porteños y los de las doce localidades bonaerenses intermedias cuentan con un servicio de calidad que no para de crecer. En julio de este año, más de 30.000 pasajeros eligieron el servicio, 50% más que en julio del año pasado. Y seguimos trabajando con mucho empeño para que el tren llegue cada vez más rápido, interviniendo vías, alcantarillas y recambiando los durmientes fallados.

Debemos ser conscientes de que para llegar a las infraestructuras desarrolladas que vemos en el espejo europeo tenemos que invertir de manera consistente y sostenida durante muchos años, sabiendo que como en cualquier ámbito de la vida, el caballo siempre debe ir delante del carro y no al revés. No tengo dudas de que si seguimos trabajando de esta forma, recuperándonos paso a paso y sostendidamente, la Argentina va a llegar más rápido a un grado de desarrollo que nos permita contar con infraestructura cada vez más sofisticada.



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