Estrena “Piantad, la locura no existe”, una reflexión sobre la salud mental
Se trata del resultado de un proceso creativo y de investigación que germinó en el marco de Mardel Danza."No hay nadie que tenga una salud mental 100% plena y eso es algo que nos interesa trabajar, decir, compartir" definió Juliana Lizardo Villafañe.
Imagen tomada en los ensayos de "Piantad, la locura no existe".
“Piantad, la locura no existe” es la obra de danza que estrenará hoy a las 20 en la sala Payró del Teatro Auditorium. La propuesta pregunta y se pregunta sobre cómo habitan las personas que padecen enfermedades de salud mental en la sociedad de hoy.
“No hay nadie que tenga una salud mental 100% plena y eso es algo que nos interesa trabajar, decir, compartir” definió la directora, Julieta Lizardo Villafañe. quién coordinó un complejo proceso de investigación y creativo que germinó a partir del ciclo Mardel Danza, que recuperó la Fundación Movimiento Federal de Danza, junto al Instituto Cultural de la provincia de Buenos Aires mediante el Teatro Auditórium.
La obra plantea cómo es vivir un padecimiento mental severo en un sistema que segrega, estigmatiza, invisibiliza y vulnera los derechos de estás personas; cómo un diagnóstico se vuelve marca personal o estigma y deja de ser una herramienta efectiva para su tratamiento; lo que incomoda se silencia, se esconde, se rechaza.
“La salud mental es comunitaria” y “de cerca nadie es normal”, son los conceptos que transmite el trabajo, los “hastags” de la propuesta, dado que su directora asegura que “la obra comienza cuando la gente se va del teatro. Nos interesa pensar en que el mensaje viaja, se propaga y multiplica luego en cada conversación que surge a partir de esta puerta que abrimos. Las preguntas, los intercambios y las acciones que se plantean”.
“Piantad, la locura no existe”, cuenta con interpretaciones de Morena Basso, Natalia Coronel, Rocío Ortiz, Camila B, Agostina Ranelucciy, Wendy Ferandez, Débora San Martín y Agustina Rodríguez. La música es de Florencia Marín, iluminación de David Bernaola, fotos de Juan Tevo, diseño gráfico de Candela Capozzuca, utilería de Graciela Villafañe y Elba Romano y acompaña a Juliana Lizardo Villafañe como asistente coreográfica, Wendy Fernández.
“Trabajamos sobre nuestras incomodidades, buscando empatía” señala la directora en una charla con LA CAPITAL en la que detalla aspectos del profundo trabajo que inspiró la puesta.
– ¿Cómo fue la investigación corporal para dar forma a esta propuesta?
– En lo que tiene que ver con el movimiento, fue progresiva. Fuimos haciendo diferentes trabajos con distintas consignas con la intención de reflexionar al respecto de diferentes subtemas que abarca esta temática de los padecimientos mentales. Trabajamos sobre nuestras incomodidades como personas y a través de esas incomodidades buscar la empatía con las personas que sufren padecimientos de salud mental para llevar a una interpretación que tenga que ver con estos sentimientos y emociones. Son vivencias que en realidad también las tenemos todas las personas porque no hay nadie que tenga una salud mental 100% plena. Eso es algo que nos interesa trabajar, decir, comunicar, compartir. A través de ese tipo de investigaciones corporales fuimos descubriendo la obra. A mí me gusta trabajar de esta manera en la que no voy a un ensayo con toda la información dada o resuelta sino que tengo diferentes herramientas y diferentes puntapiés, cosas que ya preparé, coreografías, movimientos, ideas que luego se van transformando, puliendo y descubriendo durante los ensayos.
Así también la obra fue descubriendo su nombre, sus palabras claves y a su vez este vínculo tan fuerte con las vivencias de problemáticas de salud mental.
– También realizaron una investigación teórica ¿Cómo fue el proceso?
– La instancia teórica tuvo que ver con los fundamentos y buscar información, leer, asesorarnos con el acompañamiento del Área de Salud Mental Pública y Comunitaria de la Facultad de Psicología de la Universidad Nacional de Mar del Plata. Hicimos una entrevista con la coordinadora del área Cecilia Bustamante. Ella nos asesoró en el contenido y los conceptos para entender la Ley de Salud Mental y por qué necesitamos su aplicación.
Por otro lado hicimos una encuesta muy simple, por whatsapp, con el fin de provocar respuestas inmediatas, por eso usamos la palabra loco. Preguntamos a diferentes personas de distintas edades qué es la locura, qué les genera la locura o una persona loca y qué le gustaría que le pase a esas personas.
Las respuestas derivaron en sorprendernos bastante. La mayoría de las personas contestaron que los locos les dan miedo, que les dan tristeza. Fueron las dos respuestas más repetidas entre otras cosas muy interesantes.
Esos audios los utilizamos en la música que, en parte, fue realizada por Florencia Marín, licenciada en Arte y música. Con ella estuvimos trabajando profundamente para generar un ambiente que tengan que ver en algunas partes de la obra y también fue parte del proceso creativo.
– ¿Qué ideas buscan transmitir con esta puesta?
– Más que transmitir nos interesa abrir una puerta a un tema que generalmente está negado, escondido, invisibilizado, que tiene ciertos tabúes. Darle lugar a la palabra con respecto a eso. Por eso pensamos que la obra no termina en el momento que cierra el telón, sino que ahí comienza. La obra es un puntapié para que la gente de alguna manera reflexione al respecto. Va a haber ahí una invitación a pensar, a investigar, a buscar información que tenga que ver con la Ley de Salud Mental y su aplicación. Nosotres pensamos que debe aplicarse la Ley de Salud Mental, que hay muchas cosas a nivel social comunitario que mejorar para poder lograr esa aplicación y que hablar del tema es una de las maneras de comenzar a cambiar las cosas y que en algún momento se pueda llevar adelante una ley inclusiva y empática.
– ¿Cuál fue el rol de Mardel Danza en este proyecto?
– Todo proceso creativo lleva mucho tiempo, energía, investigación de todo tipo, mucha gente que se involucra, que brinda su tiempo, su cuerpo y todo eso es trabajo. Siempre intento como hacer hincapié en que la danza es trabajo y que está bueno que la empecemos a ver desde ese punto de vista. La primera semilla de esta obra fue plantada en Mardel Danza el año pasado, ahí me animé a dirigir, gracias también a amigos, amigas, que me impulsaron.
Mardel Danza es un ciclo que fomenta la danza y gracias a eso hay varios coreógrafos que se animaron por primera vez a crear obras, que hoy en día están continuando sus obras, hay quienes ganaron becas, hay quienes están desarrollándose en otras ambientes profesionales y en nuestro caso, algo que empezó siendo una obra de 15 minutos pasó a ser una obra de 40 minutos con un trabajo mucho más profundo. Pero sobre todo es la posibilidad de que una artista se pueda mostrar, es dar ese impulso para que la creación exista y se ponga en práctica el derecho a la cultura. Estamos muy agradecidas a Mardel Danza, a su Fundación y esperamos que el público acompañe. Estamos felices.
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