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Policiales 23 de diciembre de 2018

Estudios de ADN confirman que líder de secta yoga tuvo 13 hijos con mujeres captadas

La situación de Eduardo de Dios Nicosia (72) se complicó de un modo casi definitivo tras confirmarse que las víctimas tenían razón: sus hijos eran de él. El líder yogui obligaba a las mujeres a casarse con otros miembros para que se hicieran cargo de los recién nacidos.

Eduardo Nicosia, el líder de la secta yogui.

Los estudios de ADN realizados en el marco de la causa que investiga el accionar de una secta yogui en Mar del Plata corroboraron que el líder tuvo hijos con algunas de sus seguidoras y obligó a miembros varones a asumir la paternidad filiatoria.

Eduardo de Dios Nicosia (72) deberá, en consecuencia, afrontar nuevos cargos al confirmarse lo que habían denunciado 13 mujeres: que fueron por él embarazadas y obligadas a casarse con otros hombres de la congregación para que éstos les traspasaran el apellido a los niños. Esa maniobra, surgida de la sumisión a la que eran sometidas las víctimas, permitía a Nicosia “borrar” las huellas de sus impulsos sexuales.

Nicosia es uno de los seis detenidos de la secta que funcionaba en su último tiempo en el Hotel City de Mar del Plata, en Diagonal Alberdi al 2500. Hasta allí la Justicia llegó tras una denuncia efectuada por una hija natural de Nicosia, quien impulsó toda la investigación. Esa mujer narró que había sido privada de su libertad durante décadas, que su propio padre la había violado e incluso que había tenido un hijo de él.

En el último tiempo, la secta funcionaba en el Hotel City, ubicado en Diagonal Alberdi al 2500.

En el último tiempo, la secta funcionaba en el Hotel City, ubicado en Diagonal Alberdi al 2500.

Nicosia, al declarar, negó que muchos de esos hijos fueron suyos, fundamento que quedó absolutamente destrozado por la evidencia científica de los ADN.

Además de Nicosia permanecen detenidos su pareja de toda la vida Silvia Cristina Capossiello, uno de los hijos de ambos Xavier Augusto Yañez Capossiello, Luis Antonio Fanesi y Sinecio de Jesús Coronado Acurero, todos por integrar la secta. En tanto, el 4 de diciembre fue detenido el psicólogo Fernando Velázquez.

La secta operó durante más de 3 décadas en Mar del Plata, Buenos Aires y Venezuela, lapso en el cual Nicosia, conocido como Swami Vivekayuktananda, captaba seguidores y, de acuerdo a la investigación del fiscal Nicolás Czizik refrendada por el juez Santiago Inchausti, los sometía a un estado de servidumbre, abusos sexuales, torturas y privación de su libertad.

En los últimos días el juez Inchausti amplió el procesamiento tras conocerse el resultado de los estudios de ADN y ante el análisis de nuevos testimonios se incrementó el total de víctimas a 33, contra las solo 5 que habían surgido en el inicio de la causa.

Implacable ADN

El fiscal Czizik había reunido prueba suficiente meses atrás para sostener que Nicosia lideraba la secta yogui en la que se captaban seguidores y se los privaba de su libertad. Pero también que muchas de las mujeres ingresadas a la organización habían tenido hijos con Nicosia, lo cual, en un determinado contexto, no conduce a la autoría de un delito penal. Sin embargo, el hecho de que las víctimas dijeran que las habían obligado a casarse con otros hombres de la secta para ocultar la paternidad de Nicosia ya generaba la figura de hacer incierto y alterar la identidad de menores de diez años, el que concurre idealmente con el delito de falsedad ideológica de instrumento público.

Para poder confirmar esa presunción el juez Inchausti autorizó la extracción de sangre a Nicosia y el cotejo con el ADN de 13 personas que aseguraban ser hijos biológicos (otros dos sí habían recibido el apellido). Algunas semanas después se conoció el implacable resultado: todos eran hijos del lider de la banda.

Tres de las mujeres que tuvieron hijos con Nicosia aseguraron haber sido abusadas sexualmente cuando eran menores de edad. 

Hasta el momento, tres mujeres lograron denunciar los abusos cuando tenían entonces entre 9 y 13 años, aunque hubo casos que se prolongaron y reiteraron en el tiempo. En este sentido, la resolución repara en el proceso que conlleva poder dar cuenta de ello al liberarse de la situación de sometimiento al que las víctimas estaban confinadas, porque se tratarían de delitos ya prescriptos. Una de las jóvenes contó que con el tiempo se pudo dar cuenta de que lo sucedido había sido una violación, a pesar de que el principal acusado se lo hacía sentir como “una enseñanza”.

En la reciente resolución de Inchausti se agregó la imputación de Velázquez, quien actuaba como psicólogo e instructor de yoga en la organización. Las pruebas arrojaron que el hombre era parte de la secta desde sus inicios, bajo su función profesional, como instructor de yoga, e incluso como disertante en conferencias a raíz de las cuales mantenía charlas personales con algunas de las personas que asistían, detectaba sus vulnerabilidades e informaba luego de ello al líder de la banda, para lograr su captación. Además, se lo acusa de haber abusado de la situación de superioridad que poseía en la organización, para someter sexualmente al menos a una de las víctimas.

Embargo y asistencia

Los embargos también fueron ampliados hasta cubrir la suma de 66 millones de pesos, respecto de cada imputado, con el objeto de garantizar la posible pena pecuniaria, la indemnización civil y las eventuales costas del proceso, dada la magnitud de los hechos, que involucran, en principio, a 33 víctimas con posibles daños psíquicos, físicos y morales.

En el marco de la causa, se trabajó de manera interdisciplinaria entre el Juzgado y la Fiscalía. En particular, se contó con la actuación de la licenciada en Trabajo Social Mila Montaldo, a cargo de la Oficina de Coordinación de Asistencia a Víctimas de la Fiscalía General ante la Cámara de Mar del Plata, desde donde se logró dar asistencia psicológica profesional a las víctimas.

De esta manera, se desarrolló la contención emocional y psicológica, avanzar en un apoyo económico y el acompañamiento a las víctimas, en virtud del proceso de victimización que venían atravesando.

En la resolución el magistrado toma parte del informe social confeccionado, y remarca que pudo visualizarse el método utilizado en el marco del accionar de la organización investigada: “consistía en el aislamiento y alejamiento social/familiar una vez captado el o los individuos, suprimiendo todo lo relacionado a su vida anterior, para luego dar lugar al acogimiento, posterior explotación hasta el sometimiento del estado de esclavitud”.

Para que la causa lograra tan raudo avance -desde febrero que comenzó a investigarse, pasando por las detenciones y allanamientos del 1° de julio y finalizando en este nuevo procesamiento-, fue fundamental la valentía de las víctimas, cuyos doloroso testimonios impulsaron la labor de los funcionarios judiciales.