La Ciudad

Faurie sobre el peronismo: “Si ganan, primero tendrán que aprender a hablar”

El ministro de Relaciones Exteriores y Culto cargó contra el justicialismo. "Acá es una cosa, pero afuera es diferente", dijo. Además defendió el rumbo la política exterior de Mauricio Macri y reafirmó que "es urgente" aplicar cambios laborales, impositivos y previsionales. "Sin las reformas que el mundo pide nos caemos como un tsunami", aseguró.

por Gonzalo Gobbi

El canciller Jorge Faurie lleva más de 30 años en el terreno de la diplomacia. El hombre elegido por Mauricio Macri como alfil de su política exterior, pieza clave de la organización del G-20 y ejecutor del acuerdo Unión Europea-Mercosur, advierte la “gran oportunidad internacional” que Argentina forjó gracias a la interpretación del Presidente de “las necesidades y reformas” que demandan las potencias mundiales, pero al mismo tiempo reconoce que el país podría dar “un mal paso” con “consecuencias a 30 o 50 años” si el 27 de octubre se ratifica el resultado de las Primarias.

En una entrevista exclusiva con LA CAPITAL en el marco de su visita a Mar del Plata para acompañar a María Eugenia Vidal en la apertura del Modelo de Naciones Unidas, Faurie cuestionó la falta de diplomacia del peronismo. “Si ganan, primero tendrán que aprender a hablar”, disparó y ahondó en las “reformas estructurales” que debería encarar la Argentina. “O miramos lo que hacen afuera o nos vamos a caer como un tsunami después; como nos pasa siempre, que actuamos cuando la bola nos está por golpear la cara”, dijo.

– ¿Qué capacidades demanda hoy el mundo de la diplomacia para concretar y sostener acuerdos?

– Hay capacidades y condiciones. Hay que tener un muy buen nivel de formación y de información. Pero el elemento importante en este momento es lo económico. Estamos discutiendo temas económicos en la agenda internacional. Aunque se avecina un tiempo donde van a discutirse también temas sobre medio ambiente y la preservación de recursos naturales.

– ¿Hay un cambio de paradigma?

– Un gran cambio. La tecnología está teniendo un impacto enorme en las relaciones internacionales. Todo el conflicto de China con Estados Unidos no es comercial, sino para ver quién controla la tecnología. Entonces la capacitación en nuevas tecnologías pasa a ser un valor indispensable.

– ¿Cómo estamos como país frente a esa revolución tecnológica y productiva?

– Argentina tiene un muy bien nivel de formación y permite a los argentinos destacarse en todo este tipo de servicios. A veces están las dificultades de los límites que plantea la economía con la no disponibilidad de recursos, pero hay un nivel de excelencia y creatividad que nos permite estar dentro de este mundo de nuevas tecnologías. Tenemos una virtud grande: las nuevas tecnologías son muy dependientes de la energía. La energía debe ser barata para que el proyecto sea posible. Y la energía solar y eólica, más el gas que comienza a generar Vaca Muerta, nos convierte en un país atractivo para radicar un proyecto tecnológico. Tenemos el níquel, el litio y el cobre. Es como si en los años ’50 tenías hierro. Con este escenario deberíamos ser partícipes plenos de las nuevas tecnologías.

– ¿Con qué ojos nos miran desde afuera?

– Nos miran permanentemente. No por nada China invirtió en el litio que hay en el norte del país. La minería de Argentina es algo a lo que tenemos que prestarle enorme atención y superar esa limitación mental que tienen algunos sectores que afirman que cuantos más recursos tengamos bajo tierra, más rica es la Nación. No sirve tenerlos bajo tierra porque la aceleración del proceso tecnológico hace que lo que era estratégico hoy no lo sea dentro de 40 años.

– Trabaja en Cancillería desde los ’80, ¿Qué diferencias encuentra entre algunos de los gobiernos peronistas y el actual?

– Hay una gran diferencia. Este gobierno impone la agenda de darle atención a lo que el mundo está haciendo. Y Macri ha alertado que tenemos que estar insertos en el mundo, porque si no, nos quedamos afuera. En el mundo agarraron el mazo y están dando cartas de vuelta. Si no estamos atentos, perdemos la ronda de un ciclo de 30 o 50 años donde se moldea una nueva realidad económica, productiva e institucional. Macri le ha dado, a diferencia de otros, un enorme foco a la política exterior, pero no como algo abstracto, sino viendo con quién se asocia Argentina, a quién le vendemos y con quién nos paramos ante el mundo.

– ¿Macri en ocasiones es su propio canciller?

– Sin duda. Lo es. El ha aplicado algo que hacen muchos líderes, que es la diplomacia presidencial. Tiene vínculos de diálogo para ver cómo resolver con el presidente de Francia, el primer ministro de Japón o el propio Donald Trump. Y agarra el teléfono y les manda un Whastapp porque construyó un canal de diálogo. Se escribe mucho por carta con Xi Jinping. Todo eso le da presencia a la Argentina y más aún con la ceremonia del G20. Argentina es un actor importante.

– Hace poco declaró que no ve a Macri como “un presidente en retirada”. ¿Cree que se puede revertir el resultado de las PASO?

– Yo tengo convicción de que sí. Las PASO son una cosa extremadamente rara. Es un mecanismo que copiamos de los Estados Unidos para dar más transparencia pero ahora resulta que no elegimos, aclamamos. Y el proceso de aclamación del Frente de Todos fue mucho más eficaz que el de Juntos por el Cambio. Entonces, ¿la aclamación de un partido es el resultado? No debería. Las elecciones son el 27 de octubre. Muchos sienten que han sufrido mucho en su bolsillo -el principal órgano del argentino- en el proceso de ajuste y transformación. Pero hay que persistir porque si no, vamos a volver a lo que ya hicimos mal en el pasado.

– Supongamos que el resultado se revierte, ¿cuál es el rumbo a seguir los próximos cuatro años?

– Hay que persistir en hacer las reformas estructurales. Hay que controlar bien la inflación y la moneda, que dependen del déficit. Hay que reducir el gasto público y el Estado tiene que dejar de luchar con el sector privado por los recurso. Hay que aplicar reformas estructurales. Las reformas en infraestructura son importantísimas, pero hay que tener en la mira una reforma impositiva. Vamos a tener que discutir también los mecanismos de trabajo. Debemos lograr que esté asegurado y que sea flexible.

– Habla de inflación y empleo, dos temas clave que el Gobierno no supo maniobrar, según los índices.

– En el primer tiempo del presidente Macri se pretendió acolchonar la falta de capital que genera una mayor genuinidad de la moneda por vía de los préstamos internacionales, no los del FMI, sino del sector financiero. Porque la tasa de interés estaba todavía conveniente. Cuando a mitad del 2018 por la guerra comercial se dispararon las tasas de interés y todo el mundo huyó hacia Estados Unidos u otros lugares, ahí nos golpearon y tuvimos que recurrir al Fondo. Pero es un gobierno que ha estado en permanente minoría. La expectativa es generar la reelección para tener una bancada más sólida y hacer acuerdos con la oposición. Si no, estamos condenados.

– ¿Cuál es el costo social de estas reformas que menciona?

– A todos les piden esto, incluso a Francia le piden cambiar las reglas laborales. Con lo de los chalecos amarillos la gente no pone plata ahora en Francia, sino en Alemania. ¿Por qué? Porque Alemania lo hizo hace más de 15 años. Está pasando eso. O lo miramos o nos vamos a caer como un tsunami después; como nos pasa siempre, actuamos cuando la bola ya nos está por golpear la cara. Hay que prestar atención. Brasil está haciendo reforma impositiva, laboral y previsional. Eso va a significar que en la región habrá un actor con reformas que si no las hacemos o no las adecuamos, podemos perder importantes oportunidades.

– Supongamos ahora el escenario opuesto: Alberto Fernández es electo presidente, ¿qué cambiará en la relación internacional de Argentina con el mundo?

– Si eso pasa van a tener que mirar con mucho cuidado el escenario. Argentina hoy no tiene fondos, depende del financiamiento internacional y es agudo lo que nos pasa. No es que nos vamos a quedar sin plata, no, ya no hay. Ahora ni el Banco Central ni Anses tienen recursos para sacarles. Van a tener que depender de que alguien preste la plata o emitir moneda. Emitir moneda llevó al inicio de un proceso inflacionario que no hemos logrado parar. Y para pedir plata afuera hay que estar en buen diálogo con el mundo.

– Felipe Solá es uno de los hombres del Frente de Todos que suena como posible canciller.

– Sí… claro… pero hay que aprender a hablar primero.

– ¿Dice que Solá no sabe hablar?

– Es un elemento muy importante. El peronismo acá es una cosa, pero afuera es diferente. Hay que aprender a hablar.

– ¿Y entonces? ¿Qué quiere decir con eso?

– Eso… ¿Y entonces? Todavía no están los resultados, pero es muy importante saber hablar, explicar… ya los conocemos, algunos de ellos estuvieron al frente de esta provincia y sabemos lo que hicieron. Cortar el trabajo o virar el rumbo de esa manera puede traer consecuencias.

– ¿Se refiere al acuerdo con la Unión Europea, por ejemplo? ¿Se pondría en riesgo?

– No lo sé, pero ha sido un gran paso y hay que seguir trabajando en la misma línea.

– ¿Cuando se verán los primeros frutos de ese acuerdo?

– El acuerdo está en un período de cohesión legal. La Unión Europea debe ratificar que sea consistente y eso lleva tres o cuatro meses. El período electoral retrasa eso, pero luego Uruguay tiene elecciones. Toda la aprobación parlamentaria llevará hasta abril o mayo. Creo que la Unión Europea lo va a llevar adelante más rápido que los países del Mercosur. Creo que el año cero del acuerdo podría ser el 2021. La pesca, sobre todo acá en el puerto de Mar del Plata, se va a favorecer enormemente, no tengo dudas. La industria pesquera va a entrar en mejores condiciones al mercado europeo. Pero hay que seguir trabajando. No nos podemos dormir.

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