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La Ciudad 22 de octubre de 2018

“La Justicia tiene el desafío de los cuadernos en el momento en que su palabra está más desafiada”

El fiscal federal Federico Delgado aseguró que la causa de los cuadernos será "un quiebre", y criticó el funcionamiento del Poder Judicial en la Argentina. "El sistema divorció a ley de la justicia", opinó.

El fiscal Delgado presentó su libro "Injusticia".

El fiscal federal Federico Delgado escribió un libro revelador. En “Injusticia”, hace una fuerte crítica al sistema judicial y denuncia la trama de corrupción, ineficiencia e impunidad en la Justicia argentina. El hecho de que a la crítica la haga un fiscal federal le da un valor agregado a la obra.

“El sistema judicial divorció a ley de la justicia”, le dijo Delgado a LA CAPITAL en su visita a Mar del Plata para presentar el libro. Además, consideró que la causa de los cuadernos será un “quiebre”. “La justicia tiene el desafío de los cuadernos en el momento en que su palabra está más desafiada”, opinó.

En la introducción de “Injusticia”, el juez pone en la superficie un concepto que refleja el pensamiento de gran parte de la sociedad al señalar que “en muchos casos la Justicia trabaja para darle impunidad a los poderosos”.
Para profundizar sobre la afirmación, Delgado explicó que la Justicia “administra los procesos judiciales de modo tal que genera olvido, abstracción, lejanía con la sociedad y el final de todo eso es construir impunidad”.

“Pero no es una apreciación mía. Si agarrás un diario de hace cinco años, vas a ver un montón de cosas que parecían un tsunami y lo contrastás con hoy y la regla siempre es la misma: la impunidad”, amplió.

– ¿Qué consecuencias le trajo escribir un libro así en su trabajo diario?

– Las consecuencias son de dos tipos. Hay una gran recepción de la sociedad civil, mucho acompañamiento de los empleados judiciales de cargos bajos, algún tipo de indiferencia en la Justicia y algunas broncas, obviamente. Algunas más inesperadas que otras. La idea mía era generar discusión. Algunas se generaron, otra gente se enoja, pero es parte de la apuesta de contar una cosa así. Cuando decidís intervenir en una cuestión tan sensible y de la que sos parte, es como criticar al equipo de fútbol del plantel que participás.

– El concepto de la “familia judicial” abarca otro de los capítulos. ¿Se puede definir como una corporación?

– Tiene reglas y hábitos propios. No pasa solo en la Justicia: Argentina es un país que tiende a tener corporaciones. Relaciones personales propias y todo eso después se refleja en la ocupación de los cargos y en la forma en que se resuelven los delitos. Se genera una especie de ecosistema en el cual la familia judicial se interpela a sí misma pero está siempre lejos de la sociedad a la que debería servir.

– ¿La influencia de los gobiernos en la Justicia se da desde siempre?

– Siempre. La madre de todos los problemas es la fragilidad de las instituciones de la Argentina. La presión del poder, la interferencia, las relaciones entre el Poder Ejecutivo, económico o social con la Justicia fue de toda la vida. Porque la institucionalidad argentina es muy porosa a intereses particulares. A veces el interés general parece subordinado a estrategias de algunos grupos específicos. Con el paso del tiempo eso se va agudizando. Lo que estamos viendo es un proceso cada vez más agudo de esa crisis que ahora se cristaliza en este desafío que tiene la Justicia que es el del descreimiento. Los jueces hablan, los fiscales hablan y no les cree la sociedad. Y eso es quizás lo más grave de la crisis. Porque ¿de qué nos sirve el sistema judicial si su palabra no vale?.

– ¿Y cómo se recupera esa confianza?

– No creo que sea de un día para otro, no creo que haya una pastilla mágica para eso. Me parece que hay que trabajar en dos andariveles básicos. El primero es colectivo. Tenemos que comprender que la Justicia trabaja con insumos que son nuestros. Por lo tanto hay que reconocer que la Justicia no es algo que está lejos sino que está en nuestras vidas todo el tiempo, aunque no lo veamos. Y es necesario una apropiación social de la cuestión judicial para que eso no quede en manos de la corporación de abogados, o de policías o políticos. Después hay que trabajar en la burocracia judicial, hay que capacitarla mucho. Además, hay que establecer un sistema de premios y castigos para que haya incentivos que nos obliguen a los judiciales a ser solamente leales a la ley. Son tres cosas: una apropiación social de la cuestión judicial, una capacitación de la burocracia judicial y un sistema de premios y castigos.

DELGADO 01

– El gobierno actual llegó con la bandera de la “Justicia independiente”. ¿Cree que cumplió?

– El gobierno este debutó con poner dos jueces por decreto en la Corte. Arrancó mal. Después hubo un hostigamiento que es muy parecido al que existió en otros momentos, incluso a veces ha sido peor. Si vas para atrás, al menemismo se lo acuso de lo mismo, a la Alianza también, a Duhalde, a Kirchner, a Macri. Lo que hay es un formato del ejercicio del poder en la Argentina que no apunta al bienestar general sino que es muy remunerativo para muy poca gente. Más allá de que el gobierno este se entromete igual que los demás y le molesta que lo investiguen igual que los demás y hace las mismas cosas que rechazaba en la campaña electoral, el problema más grave que tenemos es que se ha sedimentado un sistema de ejercicio del poder que yo temo que esté muy naturalizado. Y hasta que no ataquemos las causas, por más que cambiemos los gobiernos no sé si vamos a poder salir.

Los cuadernos

-¿En que cree que va a terminar la causa de los cuadernos?

– Para mí es un quiebre, termine como termine. La relación de los políticos con los empresarios nunca va a ser igual, la forma de hacer negocios tampoco. Estamos asistiendo a un fenómeno rarísimo que es que un montón de políticos, empresarios e integrantes de la Justicia están reconociendo que cometieron delitos. Había un funcionamiento paralelo al real. Ahora, la Justicia tiene ese desafío en el momento en que su palabra está más desafiada. Me parece que va a ser decisivo el resultado de este expediente. Si sale bien, va a ser un paso genial para mejorar la relación de la Justicia con la sociedad. Si sale mal, sería un capítulo del cual será muy difícil salir. Pocas veces en la historia existió este insumo que es nuevo: que es que los imputados en vez de negar los delitos los reconozcan.

– ¿Considera que hay una intención real de ir a fondo o que existe un direccionamiento político que puede desviar el real objetivo?

– Como no participo, no puedo hablar concretamente si hay algún tipo de direccionamiento. Lo que es evidente y obvio es que una causa así nunca puede ser lineal por la cantidad de intereses que hay en danza. Hay gente muy poderosa de todos lados y obviamente va a haber luchas por discutir el grado de avance de los expedientes. También es muy importante el grado de visibilidad que tenga la causa y el grado de apropiación social que exista para que, como en otros casos judiciales resonantes, la sociedad civil juegue un rol importante y no permita que la intensidad del trabajo judicial quede sujeta a la voluntad de los protagonistas.



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