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El Mundo 27 de septiembre de 2023

Feijóo fracasó en primer intento para formar Gobierno en España y volvió a arremeter contra Sánchez

Para imponerse en esta primera instancia necesitaba una mayoría de 176 de los 350 miembros del Congreso de los Diputados. Y para lograrlo en una segunda votación, el viernes, le bastarían más respuestas por el sí que por el no, que tampoco se espera que logre, a partir de estos resultados.

El líder de la oposición del Partido Popular (PP) y candidato a la presidencia del Gobierno, Alberto Núñez Feijoo, sale tras la votación fallida al final de la segunda sesión.

Tal como se preveía, el líder del derechista Partido Popular (PP) de España, Alberto Núñez Feijóo, fracasó en su intento de formar Gobierno, al no obtener los apoyos necesarios en el Parlamento, en un resultado que anticipa que tampoco se impondrá en la votación del viernes y que por lo tanto dará lugar a un intento del socialista Pedro Sánchez por mantenerse en el Ejecutivo, contra el que volvió a arremeter.

Feijóo, quien se impuso en las elecciones del 23 de julio y por eso recibió el encargo del rey Felipe VI de formar Gobierno, logró 172 votos a favor de su investidura -los de los diputados del PP, de la agrupación de extrema derecha Vox y de dos pequeños partidos- y 178 en contra.

Para imponerse en esta primera instancia necesitaba una mayoría de 176 de los 350 miembros del Congreso de los Diputados.

Y para lograrlo en una segunda votación, el viernes, le bastarían más respuestas por el sí que por el no, que tampoco se espera que logre, a partir de estos resultados.

Consciente de una derrota segura, Feijóo, de 62 años, pasó gran parte de su sesión de investidura, que comenzó ayer, atacando a Sánchez y a los independentistas catalanes, de quienes depende el líder del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) si quiere volver a ser elegido presidente.

El líder del PP aseguró que él defendía el “interés general” y la “igualdad” de los españoles, y consideró que el actual presidente en funciones lidera un “modelo de chantajes y concesiones a aquellos que no creen en nuestro país”.

En las últimas semanas, Feijóo se concentró en atacar las negociaciones entre su rival socialista y las dos fuerzas catalanas con representación en Las Cortes: Junts por Catalunya (JxC), del exiliado Carles Puigdemont, líder de la tentativa de secesión de Cataluña, y Esquerra Republicana (ERC), del actual presidente catalán, Pere Aragonés.

“Señor Sánchez, si va a ser o no presidente dependerá de lo que quiera o no el señor Puigdemont”, había lanzado ayer a Sánchez.

“Nadie sabe en este hemiciclo lo que va a pasar en nuestro país en el caso de que esta investidura fracase”, insistió y aseguró que “existe un proyecto alternativo, que es el del PP”.

“Nadie nos quitará jamás haber ganado el 23J”, manifestó, en relación a la victoria de su partido en los comicios de julio, según reprodujo el sitio de RTVE.

La derecha y ultraderecha quedan en consecuencia en la perspectiva de constituir una oposición al Gobierno que de acá a dos meses podría conformar el presidente en funciones Sánchez, quien esperará el llamado del rey para hacer el intento.

“Este debate ha valido la pena”, dijo hoy el aspirante del PP al término de la sesión. “Porque nos hemos retratado todos, con las palabras y con los silencios” y porque se ha puesto de manifiesto que “existe una alternativa”, aseguró.

“Yo saldré de este debate con mis principios y los de once millones de votantes, intactos”, recalcó en un intento de erigirse en la principal figura opositora, recogió el diario madrileño El Mundo.

Por su parte, el portavoz parlamentario del PSOE, Patxi López, aseguró que Feijóo “sale de esta sesión, como entró: líder de la oposición” y “sin hacer amigos”.

En la sesión deñ martes pasado, Feijóo ya había dejado en claro que no podría alcanzar la mayoría que le diera la posibilidad de formar Gobierno y se había mostrado como el principal baluarte de la futura oposición.

Al abrir las deliberaciones, el jefe del PP habló poco de un posible programa de gobierno y ocupó la mayor parte de poco más de hora y media de su discurso a criticar a Sánchez por sus eventuales planes de lograr la mayoría parlamentaria a cambio de darle una amnistía a unos 1.400 condenados por el proceso independentista catalán de 2017.

“Tengo a mi alcance los votos para ser presidente del Gobierno, pero no acepto pagar el precio que me piden para hacerlo”, agregó desde la tribuna del Congreso de los Diputados, en alusión a que no estaría dispuesto a otorgar la amnistía, pero omitió admitir que la ultraderecha de Vox, que es profundamente antiindependentista, no le daría el voto de sus 33 diputados en caso de que aceptara las reivindicaciones de los separatistas catalanes.

Con la llave de la gobernabilidad en un Parlamento muy fragmentado, el expresidente regional Puigdemont y los siete diputados de su formación reclaman que se apruebe una amnistía para los separatistas catalanes con causas pendientes con la justicia española, a cambio de su apoyo.

Uno de ellos es el propio Puigdemont, quien se fugó a Bélgica a fines de octubre de 2017 para evadir a la justicia española.

“Lo que el independentismo plantea (…) es un ataque directo a los valores democráticos esenciales de nuestro país”, denunció Feijóo el martes.

Los partidos vascos, EH Bildu y PNV, con seis y cinco escaños respectivamente, reforzaron su rechazo a la alianza del PP con Vox, que consideraron conforma un “bloque reaccionario y autoritario”, y aprovecharon para lanzar sus reivindicaciones a Sánchez, a quien le pidieron que se atiendan las “aspiraciones mayoritarias” de vascos y catalanes en una legislatura que debe ser “de agenda plurinacional”.

Ante el esperable fracaso de la votación del viernes, el monarca deberá convocar a Sánchez -segundo en cantidad de votos en los comicios de julio- a intentar armar Gobierno, a partir de lo cual el socialista iniciará trabajosas negociaciones con los representantes de los partidos autonómicos, especialmente con las dos agrupaciones catalanas, para lograr su apoyo.

Si en el plazo de dos meses no se logra una nueva investidura, el rey disuelve el Congreso y llama a nuevas elecciones, que se prevé serían el 14 de enero.



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