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Opinión 22 de diciembre de 2025

¡¡Feliz Navidad y buen año 2026!!

José Luis Stella

Licenciado en Economía

El 13 de diciembre el actor Dick Van Dyke cumplió años y expresó: “He llegado a los 100 en gran parte porque me he negado obstinadamente a dejarme llevar por las cosas malas de la vida: fracasos y derrotas, pérdidas personales, soledad y amargura, los dolores físicos y emocionales del envejecimiento. Todo esto es real, pero nunca dejé que me definiera. Hacerlo hubiese sido tirar la toalla en medio de la vida misma”.

Una lección para tener en cuenta. Si viviera en nuestro país, donde “el vaso siempre contiene agua por la mitad” su visión se posaría en la mitad del vaso lleno y rápidamente alguien le recriminaría que de esa forma no se ve la totalidad, no se ve LA REALIDAD.

VASO MEDIO VACÍO: al equipo económico le desvela políticamente que se hayan caído los acuerdos que permitían aprobar el presupuesto como lo enviaba el ejecutivo, sacar la reforma laboral e impositiva, que ahora se tratarán en febrero. El trámite exprés se ha dejado de lado. Los proyectos originales del gobierno se chamuscaron y quedó en evidencia que hay que negociar, lo que significa ceder algo, no hay votación automática y el congreso no es una escribanía como en otros tiempos. En materia económica, es imprescindible la baja del riesgo país, para lograrlo hay que sumar dólares por parte del tesoro o del banco central para darle al mercado la certeza de que se tienen los fondos con qué cubrir los próximos vencimientos de deuda.

Resultó gráfico y elocuente el Ministro Caputo quien dijo: “Si el riesgo país baja a cien puntos como en Perú nos mamamos”, mientras que Robert C. Merton (Premio Nobel de Economía en 1997) que estuvo la semana pasada en nuestro país expresó: “en los dos años de gestión han dado el primer paso” muy positivo, pero advirtió “TODO MODELO PUEDE FALLAR”. Dibujó unas nubes en un cielo que parecía despejado.

La inflación de noviembre, de 2,5%, generó reacciones ambivalentes. La suba del precio de la carne empujó al alza la variación de los alimentos, el incremento del capítulo servicios públicos y combustibles fueron sus causas. Sin embargo no hay ansiedad, no se hacen locuras para que baje, de hecho, obligó a calibrar el ajuste de las bandas superior e inferior dentro de las cuales flota el tipo de cambio. Los índices de inflación mayorista de 1,1% y 1,6% de octubre y noviembre respectivamente tranquilizaron al Gobierno, en septiembre había sido de 3,7%. Cerraremos el año 2025 con una inflación en torno al 30%.

El proyecto de Modernización Laboral fue una jugada fuerte. Entró por el Senado, para dividir negociaciones y negociadores, ya que Diputados se ocupa del Presupuesto 2026. La discusión está comandada por Patricia Bullrich, que puede exhibir para la ocasión su conocimiento del área como ministro de Trabajo de Fernando de la Rúa. La falta de acuerdos obligó a postergar el tratamiento en el recinto para febrero.

La CGT impulsó el jueves 18 una movilización a Plaza de Mayo, porque no puede quedarse de brazos cruzados. Se prepara para una pulseada larga y engorrosa. Las encuestas de Jorge Giacobbe sobre la reforma muestran una sociedad polarizada y con incertidumbre, donde casi la mitad está en contra o ve consecuencias negativas, mientras que la otra mitad tiene expectativas positivas. Llama la atención que aproximadamente el 95% de los consultados, tanto los que apoyan, como los que no, NO LEYERON el proyecto de ley. Típico de nuestro pobre individualismo diría J.L. Borges. El antagonismo de fondo es porque siempre la izquierda prioriza la EQUIDAD, mientras que la derecha la EFICIENCIA. Sustantivos que no siempre son congruentes.

El Ministerio de Economía anunció una salida al mercado de deuda en dólares. Fueron u$s 910 millones recibidos por los que hay que pagar 1.000 en 4 años, a una tasa de 9,26%, mayor a la que obtuvieron las provincias que ya pudieron emitir títulos en moneda dura. Acceder a los mercados de deuda es obviamente una buena noticia. Sin embargo la tasa dejó un gusto ácido.

Todos esperamos la acumulación de reservas por parte del BCRA. Las mismas son muy bajas. En la medición con la metodología que utiliza el FMI, las reservas internacionales netas están, según la consultora 1816 en -U$S16.000 millones, a noviembre contra una meta de diciembre de -U$S2.600 millones en el programa con ese organismo.

Las reservas internacionales son como un seguro para un país. Dilatar su compra en época de vacas gordas implica que pueden escasear si las condiciones internacionales o locales cambian por alguna razón. El Gobierno está dejando pasar la oportunidad postelectoral para fortalecer el balance del BCRA, lo que incuba riesgos entre analistas. Recordemos que en enero vencen U$S4.700 de deuda y alrededor de U$S 20.000 en todo 2026.

Este año el superávit primario cerraría en 1,4% del PBI. En el presupuesto para 2026 se prevé 1,5% del PBI, un porcentaje mayor aplicado también sobre un PBI mayor, es decir, que el ajuste no ha finalizado.

En el VASO MEDIO LLENO: se bajaron las retenciones, un gesto rápido e instrumental antes de que la cosecha fina quede terminada.

El dólar se mantiene en calma y es una buena noticia. El Tesoro retomó las compras en el mercado oficial (por ahora escasas, cerca de 630 millones) ya que la demanda minorista cayó ostensiblemente (como un piano diría Milei). Si hasta octubre la demanda de divisas era sinónimo de incertidumbre, el triunfo de Milei revirtió las expectativas. Vladimir Werning, en un evento financiero, aseguró que la cantidad de dólares demandados se redujo de u$s 5.300 millones en octubre a u$s 1.100 millones en noviembre. No olvidemos que en siete meses, de abril a octubre vendimos hasta el agua de los floreros para comprar dólares, atesoramos 29.929 millones, un tercio de las exportaciones de todo un año.

Hay una rápida normalización de las tasas de interés, que permitirá morigerar los problemas de mora, evitar más daño a la actividad económica, y estimular el crédito, mientras el peso siguió flotando dentro de las bandas. El camino de recuperación económica parece bastante despejado. La tasa de desempleo del 6,6% del tercer trimestre alienta en el corto plazo. El camino hacia el crecimiento sostenido no es lineal. Habrá avances y retrocesos, pero la mejora en la política macro deberían ayudar a reducir la volatilidad.

El crecimiento es traumático y se parece al proceso de creación destructiva descripto hace muchas décadas por Joseph Schumpeter. Hay muchas empresas ganadoras y también muchas que desaparecen. Con regulaciones adecuadas a los tiempos que vivimos puede generarse la confianza que haga más probable que la creación supere a la destrucción.

Posiblemente vuelva el gradualismo, como dice Florencia Donovan, porque en los ajustes queda lo más importante, LOS DETALLES. Recordando que para Leonardo da Vinci en los detalles está la perfección.

Se han sembrado condiciones para que la economía argentina pueda dar frutos y crecer el año próximo. El resultado de las elecciones nacionales despejó el camino, no vuelve el populismo y no hay posibilidades de devaluaciones o default, al menos, por ahora. Las proyecciones indican dos años seguidos de crecimiento, en torno al 4% en 2026, con inflación a la baja, algo no visto desde los 90. Lo más importante es que podría “llegar a la gente”, a diferencia del 2025 donde el hombre de a pie ni se dio cuenta que creció.

De los cuatro motores de la demanda agregada: Consumo, Gasto público, Comercio Exterior e Inversión hay movimiento en las empresas para que la INVERSIÓN y las EXPORTACIONES aumenten, sectores como: Hidrocarburos y energía, Biotecnología, Servicios basados en el conocimiento, Agronegocios, Transporte y logística, Minería, Sistema financiero, según Fundación Capital “tiran del carro”, mientras que apuntalando la estabilidad macroeconómica, se podrá impulsar el crédito para que motorice al CONSUMO. En todas las provincias Argentinas en 2025 el consumo ha caído excepto, como lo llama Martín Redrado, en el Emirato de Neuquén. Tres de los cuatros motores impulsarán el crecimiento.

El comportamiento pendular persiste: pasamos en el tiempo récord de un mes, de estar al borde del abismo, previo a las elecciones, a creer que todos los problemas están resueltos. Si bien se generó un cambio positivo en las expectativas económicas, nuestra permanente fragilidad estructural no ha cambiado. Prueba de ello fue en noviembre, la simple noticia del Wall Street Journal sobre la posible negativa de bancos internacionales a otorgar un crédito de U$S 20.000 millones adicionales al swap de EEUU para cubrir vencimientos de deuda en enero. Lo que bastó para revertir la reciente euforia bursátil desatada por el optimismo electoral: la fuerte subida de acciones y bonos se detuvo y el riesgo país apenas logró perforar los 600 puntos.

“La cosecha de trigo promete dar buenas noticias al mercado cambiario, al igual que Vaca Muerta. Los datos de la balanza comercial demuestran que el peso de las exportaciones de petróleo es cada vez más positivo. Antes el flujo de dólares era calculado según el clima y el valor de la soja. Hoy hay que mirar la cantidad de barcos que atracan en Puerto Rosales, la boca de salida al mundo del 60% del crudo que proviene del yacimiento neuquino”. Señala Hernán de Goñi director periodístico del Cronista.

El acuerdo marco con EEUU, sobre comercio y baja de aranceles de ambos países, puede no ser el mejor acuerdo, sin embargo algunos sectores como el de la carne, aluminio, limones, se preparan para aumentar sus exportaciones. Hay que leer el texto del acuerdo, no simplemente los comunicados de prensa. Texto que, según parece, se conocerá por etapas más adelante. El acuerdo entre el Mercosur y la UE está nuevamente en espera a pedido de Francia e Italia. De concretarse en el futuro ambos expandirán el comercio y eso puede generar fuentes de trabajo formal que en nuestro país no crece desde 2011.

La aprobación del presupuesto 2026, generará tranquilidad, porque disminuirán los conflictos entre nación y provincias. Ante los cambios introducidos en Diputados, Milei descarta vetarlo y ajustará partidas para mantener el déficit cero.

Queda mucho camino sinuoso por recorrer: Hay que mejorar la productividad. El resultado de las elecciones cambió el humor al alejar en el tiempo el riesgo de populismo. Default o devaluación son palabras que se cayeron de los análisis. Es necesario apuntalar la infraestructura productiva, continuar con la desregulación para que la burocracia no genere sobresaltos con freno a la actividad y continuar con la ansiada baja del riesgo país para acceder a financiamiento.

Si se toman las decisiones correctas podrán mejorar los salarios. En el último trimestre del 2025, salvo Aceiteros, SMATA, Encargados de Edificios, UTA y Alimentación, que empataron o le ganaron levemente a la inflación, el resto de sindicatos perdieron en términos reales. “El salario del sector privado registrado se encuentra 2,5% por debajo de 2023 y 21,4% por debajo de 2017” según datos de Fundación Capital.

El BCRA sólo puede fijar una de estas tres variables: Tipo de cambio, tasa de interés, cantidad de dinero. Veremos qué variable se elige en el futuro aunque la sociedad impone la tendencia a fijar el tipo de cambio. A los bancos les preocupa que la mora crediticia siga en niveles altos, con lo cual no tendrán más remedio que esperar a ver si el aguinaldo es aplicado para disminuir deudas o se convierte en ahorro para las vacaciones.

“La tranquilidad del tipo de cambio de las últimas semanas, que se mantendría por lo menos hasta fin de año, incuba una preocupación entre los analistas económicos, que creen que el Gobierno está dejando pasar una nueva oportunidad para fortalecer el balance del Banco Central (BCRA)” sintetiza Sofia Diamante en La Nación. Ante la presión, Santiago Bausili esbozó lineamientos para la futura acumulación de reservas y es un hecho la calibración de las variables monetarias y cambiarias.

En el país de las oportunidades perdidas como repite reiteradamente Ricardo Arriazu, y con una mirada positiva del medio vaso lleno similar a la expresada por Dick Van Dyke hay una intensa labor en curso para obtener mejores resultados, con reformas estructurales en marcha, se podría lograr la ansiada estabilidad macroeconómica para que se traduzca en éxito sostenido y pueda derivarse en una mejora real de los salarios.