La Ciudad

Feria de Plaza Rocha: menos puestos, más espacio y control, así comenzó la prueba piloto

Después de 150 días, unos 200 feriantes volvieron a la plaza este viernes en una experiencia piloto. Los demás irán turnándose por días. Destacan que se respeta la distancia, el uso de barbijo y hay alcohol en cada puesto.

La feria de economía popular de Plaza Rocha volvió a funcionar este viernes luego de 150 días, en el marco de una prueba piloto que presentó un escenario parcialmente diferente al que había antes de la pandemia.

Solo pudo concurrir un tercio de los puesteros -irán turnándose por días-, se dispusieron dos metros de distancia entre las mesas, cada una de ellas con alcohol diluido o en gel, y se amplió el espacio en los “pasillos” para garantizar el distanciamiento social y evitar que la gente se amontone.

La prueba piloto permite en principio la actividad de la feria entre las 10 y las 16. Los vecinos que allí venden concurrieron sin embargo una hora antes, como siempre, para poder armar sus stands en distintos sectores de la plaza.

Lo que no cambió es la necesidad de vender “lo que se pueda” para subsistir, dentro de lo que permite el Municipio, cuyos inspectores se encargaron de controlar el desarrollo de esta prueba piloto.

Ropa usada, juguetes, herramientas, libros, gorros, bufandas, bijouterie, artículos de pesca, plantas y otros artículos se distribuyeron entre los 194 puesteros que “reabrieron” la feria, todos ellos con barbijo.

Los demás irán distribuyéndose por días a partir de la semana que viene, para evitar una mayor concentración de personas.

“Nos vamos a ir turnando; hay menos gente, antes había 846 puesteros; hay que hacer las cosas bien para que sea positiva esta prueba piloto y podamos seguir laburando”, indicó a LA CAPITAL uno de los trabajadores de la feria durante la recorrida.

La Plaza Rocha volvió a estar plenamente ocupada por los puestos de esta feria de economía popular. “Necesitaba venir. Hacía 150 días que no trabajaba”, contó Adriana, fiel puestera del lugar, con varios recipientes con alcohol diluido y en gel junto a artículos en venta.

Adriana, puestera de Plaza Rocha.

“Estos meses fueron durísimos, no podía más. Acá la gente ya nos conoce y algo se vende, esperemos que la gente vuelva porque la pandemia nos hizo pelota”, dijo y destacó el respeto de la distancia entre su mesada sostenida por caballetes y la de al lado.

La necesidad de muchos de volver a esta plaza para vender artículos, en su mayoría usados, llevó a los puesteros a respetar a rajatabla lo que desde el Municipio les pidieron. Saben que si las medidas no se cumplen, no podrán seguir trabajando.

Agentes de la Dirección de Inspección General, insólitamente amontonados y con menos distancia entre sí que los propios feriantes, controlaron mesa por mesa que los puesteros estuvieran debidamente inscriptos en un listado y vendiesen artículos permitidos, algo que en general -con excepciones- se cumplió. Unos pocos efectivos policiales acompañaron el operativo.

Pasadas las 10, con los puestos ya armados, de a poco la gente volvió a recorrer los pasillos, mirar las mesas y revolver en las pilas de ropa en busca de prendas en buen estado, zapatillas, herramientas y artículos de decoración, entre otros productos a precios económicos.

“Ojalá la gente vuelva de a poco a venir porque necesitamos trabajar y por eso queremos hacer las cosas bien. Les pedimos que usen barbijo, les ofrecemos alcohol para lavarse las manos y que respeten la distancia. Hay que hacer las cosas bien”, indicó Carlos, otro puestero de la feria, quien recordó que “quedó en el olvido” aquel proyecto aprobado por el Concejo Deliberante para trasladar la feria al predio de la estación Ferroautomotora.

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