La Ciudad

Ferias comunitarias, un refugio para el comercio en tiempos de crisis

Hay más de 20 centros comerciales cerrados distribuidos en toda la ciudad. La Cámara Marplatense de Empresas Comerciales (Cameco) constató que en este formato casi no cierran locales y la pérdida de rentabilidad es menor.

Grandes estructuras comerciales que nuclean en algunos casos a casi medio centenar de locales, con valores bajos de alquiler y gastos considerablemente inferiores a los comercios a la calle. El desarrollo de centros comerciales cerrados o ferias comunitarias se ha potenciado en Mar del Plata a lo largo de los últimos años y es donde, según un reciente relevamiento de la Cámara Marplatense de Empresas Comerciales y Servicios (Cameco), menor cantidad de cierre de locales ha habido y donde la pérdida de rentabilidad menos ha impactado pese a las adversidades económicas que golpean a distintos rubros.

Hace casi 30 años el formato de ferias comunitarias no existía en la ciudad. La primera se instaló en la vieja fábrica de Eskabe, tras estar diez años cerrada. Hoy, el predio de casi 4.000 metros cuadrados tiene 64 locales, está en pie hace tres décadas y allí trabajan unas 300 familias. Uno de los impulsores de este centro comercial y precursor del formato fue Juan Antonio Gutiérrez, presidente de Cameco.

Con el tiempo, las ferias se volvieron tendencia. La segunda se instaló en un aserradero de la avenida Luro y la tercera ya se construyó de cero en 180 y Garay.

Hoy hay más de 20 ferias comunitarias distribuidas en diferentes sectores de la ciudad. Una de las más recientes es la que se abrió en Édison y Mario Bravo, cerca de otra feria ubicada frente al acceso al Bosque Peralta Ramos. Otras abarcan el centro y la zona norte.

Los rubros presente van desde los productos alimenticios de primera necesidad hasta centros de pago, ferreterías dietéticas, venta de artículos electrónicos e indumentaria, entre otros, concentrados en un mismo espacio conectado.

Relevamiento comercial

Cameco hizo un relevamiento de locales dentro de los centros comerciales cerrados para determinar cuál era la situación frente a la crisis por la que atraviesa el comercio.

Las conclusiones dejaron en evidencia que en esos formatos “casi no existen cierres de locales y cambio de rubros” en la magnitud de lo que ocurre en los locales en la vía pública; y que la pérdida de rentabilidad “es inferior” a los que están en la calle, teniendo en cuenta que sus costos también son más bajos. Asimismo, el trabajo permitió identificar a algunos rubros “en riesgo”, como la gastronomía, la venta de electrodomésticos y las agencias de viaje, entre otros.

Frente a esto, el presidente de Cameco, Juan Antonio Gutierrez, indicó a LA CAPITAL que la caída de locales en las ferias “no se da en la magnitud de lo que ocurre en la calle” y si bien “siempre hay uno o dos locales que están en oferta” (vacíos), en general “no ha habido una cantidad de bajas de locales significativas”.

Cuestión de costos

La imposibilidad de hacer frente a los elevados costos para mantener abierto un comercio es lo que en muchos casos determina el cierre del emprendimiento y, por ende, la pérdida de fuentes de trabajo.

Ejemplos hay cientos y alcanza con recorrer los sectores comerciales para identificar la cantidad de locales con la persiana baja y/o los carteles de “liquidación por cierre”, “se vende” o “se alquila”.

En las ferias comunitarias, los costos son significativamente menores. “El valor del alquiler y de los gastos es muy distinto y eso permite tener mayor optimización de recursos en la parte operativa. Además, al estar todos juntos la capacidad de convocatoria es mayor”, indicó Gutiérrez.

“El alquiler de un local dentro de una feria no supera los 12.000 pesos, pero algunos están en 9.000 o 10.000 pesos, que comparado con una estructura importante sobre la calle implica una diferencia contundente”, explicó.

Así, el comerciante cuenta con más posibilidades para atraer al cliente con sus precios que “son más bajos en muchos casos porque los costos son menores”, remarcó el titular de la cámara e hizo foco en la atención personalizada.

A su entender, el rol estratégico que cumplen las ferias comunitarias genera “una fuerte vinculación con el barrio” y gran parte de ello “se construye a través de la atención al público” porque “cuando vas a un lugar y te atienden bien, volvés; nosotros comparamos locales familiares y comercios chicos con algunos más grandes y la atención varía mucho, pero también el consumo más allá de que los precios sean iguales”, reflexionó.

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