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Arte y Espectáculos 16 de junio de 2019

Fernando Ruiz Díaz: “Vanthra es homenaje, catarsis y renacimiento”

"Mi hija y mi hermano atraviesan toda la obra, todas las letras", asegura el artista que se reinventa en este proyecto, una amalgama de todos sus perfiles y gustos, y en los que da rienda suelta a su creatividad.

Ruiz Díaz junto a Charlie Noguera y Pape Fioravanti, sus compañeros en Vanthra.

Por Claudia Roldós

En medio de una gira nacional e internacional, grabación de nuevos temas y presentación de sus vinos, Fernando Ruiz Díaz llega a Mar del Plata con Vanthra, el proyecto musical que creó junto a Charlie Noguera y Pape Fioravanti y que define como el resultado de un “homenaje, catarsis y renacimiento”, que surgió “no como una necesidad de mi ego, sino de mi espíritu”.

Antes de sumergirse en el “nautilus” con el que compara al estudio de grabación, Ruiz Díaz se prestó a una extensa nota con LA CAPITAL en la que compartió el complejo proceso del “viaje vánthrico”, que constituye una amalgama entre el rock y el folklore, lo orgánico y lo electrónico, los riffs y los mantras, las guitarras y los instrumentos devocionales, la fuerza de las palabras y los acordes.

“Es la segunda vez que vamos con Vanthra a Mar del Plata. Estuvimos en Mardel Pop, en una de las primeras veces de Vanthra y ahora estamos muy contentos de llegar a Teatriz, que lo conocimos con Charly Noguera y flasheamos, nos encantó. Amamos Mar del Plata y amamos la idea de tocar en ese lugar”, aseguró el ex líder de Catupecu Machu, la banda que fundó junto a su hermano Gabriel hace más de 20 años.

Catupecu va a estar presente en este recital. “Vamos a hacer un recorrido por nuestro disco y, a diferencia de lo que hicimos cuando empezamos, metemos algunos temas de Catupecu, como Los sueños, A veces vuelvo, Magia veneno, o Ella vendrá. Son temas que se fueron metiendo en el imaginario de Vanthra”, indicó y definió el recital como “un viaje vánthrico que arranca, te envuelve y te va llevando. Es un disfrute total”.

– ¿Qué significa para vos la música?

– La música en mi vida es todo. Es como lo que los orientales le dicen al Tao, es algo que no se puede decir. Las esculturas y cuadros son obras de arte que se pueden mirar, el tema es que cuando mirás una escultura, si ponés música cobra otro sentido. La música es como el todo y a la vez es el complemento que hace que muchas cosas lleguen a lo superlativo. En mi vida la música es mi respiración, respiro música, vivo música, pienso en música, sueño con música, como soñé Magia veneno y tantos temas. Mi hija es música, quizás ella sea mi mejor canción. Es eso, es la respiración, el pensar, el sentir, el vivir, el reír, el llorar el bailar, el cantar, el dibujar, el todo.

– ¿Cómo fue el proceso creativo de las canciones de Vanthra? Fue un trabajo introspectivo profundo…

– El proceso creativo de Vanthra fue bastante particular, porque empecé en el mismo momento en que estaba haciendo las canciones que iban a venir de Catupecu. Después de El mezcal y la cobra iba haciendo canciones y había cosas que veía que eran para otra cosa. Eso nunca me había pasado. Así empezó a nacer Vanthra. Le propuse a Charlie sumarse -siempre había querido hacer algo con él- y tiempo después le propuse y estuvo de acuerdo en sumar en las percusiones a Pape Fioravanti y se fue creando. Y sí, la mayoría de las canciones las compuse yo, algunas las compusimos juntos y tienen que ver mucho con la introspección, por eso el show de Vanthra es muy raro porque te lleva a bailar y los momentos en los que no estás bailando desaforadamente está el espíritu bailando desaforadamente.

Vanthra en algún sentido hizo que pudiera sacar más puramente ciertas cosas de mi esencia y al haber sumado a Pape y a Charlie logramos ese sonido que genera esa cosa como un viaje lisérgico.

– Hay un recorrido geográfico de la producción. Los temas remiten mucho a la naturaleza, sin dejar de lado lo urbano. ¿Te inspiraste en los paisajes de nuestro país?

– Sí, me inspiré mucho en los paisajes de este país, de hecho La piel del camino tiene mucha inspiración entre Córdoba, Mendoza y Buenos Aires, por las rutas y hablaba de soltarse de todo. Tiene mucha inspiración en el país, en la naturaleza, en la tierra, en esa raíz mía del folklore, del tango y la guitarra criolla, el viaje, lo tribal, sí. Te podría decir que salió solo, fue algo que tenía que suceder y salió. No era la necesidad de mi ego, era la necesidad de mi espíritu. Claramente era también la necesidad de espíritu de Charly y de Pape. Hicimos una conjunción increíble.

– Hay una amalgama de los sonidos orgánicos con lo electrónico, la preponderancia de los parches, la madera junto a distorsiones de guitarra y mucho trabajo de estudio…

– Sí. Tiene que ver con mi esencia. Es muy diferente a Catupecu, lo vivo muy diferente, es otro viaje hacer las canciones, ensayarlas, grabarlas, hacerlas y es una conjunción muy equilibrada entre lo folklórico lo étnico, la madera, la electrónica, pero todo tocado. Todo lo que escuchás en el disco está tocado en tiempo real y lo mismo suena en vivo. Está utilizado tanto lo orgánico como lo electrónico de manera orgánica también. Y el show es un equilibrio justo o injusto (risas) entre todo eso porque cada instrumento pierde su frontera para responder a un bien mayor que es el todo que es Vanthra. Por eso hay temas como Siempre en el que yo toco el bajo y Charlie capas de sintetizadores pero todos sampleados y grabados en tiempo real con controladores.

– ¿También es una combinación de todos tus gustos y perfiles?

– Sí, porque vengo tanto del under de la música, de escuchar a Sumo en Cemento, Redondos en el Parakultural con 100 personas de público, los Ratones Paranoicos o Los Violadores, los Sobrecarga, los Cadillacs, Soda de más grande y mucha electrónica, en la época en la que solo en los boliches gay se escuchaba música electrónica. Todo se fue metiendo en mi ADN. Y aunque todo el disco está con bajos y guitarras eléctricas, tiene mucha inspiración en la guitarra criolla, que fue mi primer amor a los 8 años. Y Charlie y Pape son muy técnicos, muy amantes de la tecnología y muy amantes de lo orgánico y así tocan, entonces creo que se armó un verdadero power trío como dice la gente, tremendo, una banda que sólo podría haber salido de Argentina.

– En las letras ¿también hay un trabajo consciente sobre el tema de la dualidad: nada/todo, adentro/afuera, por ejemplo?

– Las letras siempre tienen esa dualidad. El adentro, el afuera… yo vivo las dos cosas, pensá que la manera en que nosotros vivimos el estudio es algo increíble, ahora estoy terminando esta nota y me voy a trabajar en las voces de los temas nuevos. El estudio es un Nautilus en el que entrás y no sabés cuándo salís y a la vez lo combinamos con el escenario que es totalmente para afuera. A la vez Vanthra me sumió mucho más en ese viaje interno tanto en el estudio como en el vivo y creo que ese viaje interno llegó mucho más al extremo. Es un viaje muy mental y físico cuando vas a ver un show. Es muy apreciado lo que decís de las letras… la suma de nada y todo. Si las cosas no pasan adentro, nunca van a pasar afuera, afuera sólo es plasmar la idea. Creo que es la vez que más en sincro estoy en eso en el adentro y el afuera.

– Varias bases y riffs suenan como mantras, una vez más ¿lo concebiste así? ¿Vanthra tiene que ver con eso?

– Sí, claro, yo soy esencialmente eso, de hecho Vanthra viene de ahí, del tema Vanthra Lila que le compuse a mi hija con un tambor solar que es un instrumento devocional y era el mantra para mi hija. Cambié la “m” por la “v” que es la “v” de victoria, vida, vino, volver, vamos… la “v” es como la punta de la flecha que abre el camino de Valiente, a diferencia de la “b” que es más aplomada. Y a la vez la “h” después de la “t” es la meditación para mí, porque es una letra muy poderosa porque sola no podés decirla, es como el Tao, como la meditación, pero junto con otras hace la palabra hogar, hagamos, hacer… Siempre la vi como la meditación, el silencio que va relacionado directamente con los mantras.

Lila significa juego sagrado en sánscrito antiguo y eso es para mí Vanthra, nuestra forma de meditación, nuestro viaje, nuestro mantra.

– ¿Cuándo te diste cuenta que “ver no es con los ojos” y cómo eso se convirtió en canción?

– Siempre lo vi. Gaby (su hermano) era muy chiquito y a los 12 años ya meditaba y hacía viajes tascendentales, siempre lo tuve presente, no es que de repente un día descubrí la meditación. Siempre hicimos Yoga, para mi siempre fue como equilibrar todo lo físico, porque con mi hermano siempre fuimos muy físicos, con no dormir mucho, hacer algunos líos, correr, nuestra vida es muy adrenalínica, viajo en moto, me encanta la ruta, los autos, estamos siempre arriba de un avión, no dormimos, llegamos a un hotel, es una vida peligrosa, por eso a mi hermano le pasó lo que le pasó. Es una vida intensísima y a la vez, si no vivís eso no llegás a vivir todo y bueno, esa letra es eso. Las letras bajan, es como una ley en mi vida, esa, justo me la encontré diciéndosela a algunas personas un día: ‘pará, pará, tranquilo, cerrá los ojos, ver no es con los ojos, respirá’. Viene de ahí, y se convirtió en canción. Hay mucha gente que me dice que es el tema más increíble que compuse en mi vida y yo creo que sí, que es una de las composiciones más profundas. Y hay un tema que para mí es como la continuación de El desierto de Dios pero mucho más para afuera y te mueve, te hace bailar. Es uno de los dos que estamos grabando ahora.

– Entonces, Vanthra es homenaje, a tu hermano, a tu hija y ¿cuánto tiene de catarsis, de renacimiento?

– Es todo. La catarsis es siempre, las canciones bajan porque hay un momento en que se acumulan cosas y tienen que salir. Y renacimiento, totalmente. Hubo un momento en el que vi que tenía que poner un stand by en Catupecu, porque lo estaba pasando mejor la gente que iba a ver el show que yo, que nosotros, porque en definitiva si uno de nosotros no la pasa bien no la pasa bien ninguno. Vanthra yo lo venía haciendo, no es que lo hice para parar a Catupecu y es un renacimiento, es un ave Fénix.
Y mi hija y mi hermano atraviesan toda la obra, todas las letras. Lila fue la bendición más grande que me tocó y me tocará. Y Gaby, claramente, está en voz de tu nombre, plegarias, antiguos rezos y cuanto más pueda elevar en voz de tu nombre… Está todo metido en Vanthra y mucho más que no sé explicar porque lo más importante de todo esto es el factor de la magia que no se compra, no se puede pedir, se mueve el universo y llega.

— Un “espíritu inquieto” en permanente búsqueda

“Mi cuerpo, mis cuerdas vocales, son vagos, pero mi espíritu es inquieto y estoy siempre haciendo, buscando cosas nuevas, guitarras nuevas”, asegura Fernando Ruiz Díaz, mientras de fondo, al otro lado del celular, se escuchan los sonidos de preparación de un set de grabación.

¿En qué búsquedas está inmerso en estos días? “Estoy con una guitarra mezcla de eléctrica y acústica nueva, que me alucina, que está sacándome nuevas cosas. Estamos con los chicos evolucionado todos los sets, llegando a nuevas cosas grabando nuevas músicas vánthricas”, comparte.

Paralelamente, da vueltas a un proyecto que “de a poquito va cobrando forma”, en conjunto con Lisandro Aristimuño. “Es mi hermano de aventuras, los dos somos unos entusiastas terribles y esperamos que pronto podamos concretar este camino juntos”.

Y no sólo eso. “Siempre tengo cosas en la cabeza, tengo un disco solista, que para mí es hacer yo solo, todo, como hago los demos, convertirlos en disco, tocando yo todos los instrumentos”.

Mientras, sigue: “Estoy muy metido en los vinos de 2011 y 2015, recién sacamos el blend Vanthra, que está andando increíble, un proyecto que me encanta y me dio mucha vida. Después de lo de Gaby aparecieron en mi vida personas muy importantes, Lila quizás es la más importante de todas. Marcelo Pelleriti es otra. Trabajar con él es muy alucinante, tan alucinante como darle vida al único arte que se puede beber”.



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