Por Verónica Meo Laos

Viviente y ordenada como el pecho y el manto
de un solo ser y sus respiraciones,
en la materia de la luz izadas,
llanuras levantadas por las olas,
forman la piel desnuda del planeta.
Llenas tu propio ser con tu substancia.

Los versos de Pablo Neruda condensan la esencia de lo que el océano es para nuestro planeta: su piel. Como ocurre con ella, ante su contacto nos estremecemos. Esto es así porque el océano cobija pero a la vez abruma porque nos confronta con la profundidad y lo insondable.

La majestuosidad del océano no está solo en su extensión que cubre más del 70 por ciento del planeta sino también en la riqueza que oculta bajo su superficie. Es el sustento de todo los seres vivos porque alberga la mayor biodiversidad de la tierra y, además produce prácticamente la mitad del oxígeno indispensable para vivir. O sea que los océanos son nuestros pulmones y nuestra fuente de alimento.
C

on el propósito de sensibilizar sobre su vital importancia, las Naciones Unidas designaron el 8 de junio como el Día Mundial de los Océanos. Esta fecha es así un día clave para alertar a la sociedad sobre el impacto de la actividad humana en ellos y para desarrollar un movimiento mundial de ciudadanos atentos a su protección.

El Día de los Océanos se declaró por primera vez el 8 de junio de 1992 en Río de Janeiro en el Foro Global, un evento paralelo a la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo (CNUMAD). Pero fue en 2008 cuando la Asamblea General resolvió que las Naciones Unidas designen el 8 de junio como “Día Mundial de los Océanos”.

Con el fin de reforzar la atención sobre su cuidado, este año comienza el Decenio de las Naciones Unidas de las Ciencias Oceánicas para el Desarrollo Sostenible, que se extiende hasta 2030. Se espera que esta declaración impulse la cooperación internacional para desarrollar la investigación científica y las tecnologías innovadoras a fin de conectar las ciencias oceánicas con la necesidades de la sociedad.

Desde el sitio de la ONU alertan sobre el saqueo indiscriminado de la fauna marítima cuya consecuencia ha sido una disminución del 90% de las grandes especies y la destrucción del 50% de los arrecifes de coral. “Estamos extrayendo más del océano de lo que se puede reponer. Para proteger y preservar el océano y todo lo que sustenta, debemos crear un nuevo equilibrio, arraigado en la verdadera comprensión del océano y cómo la humanidad se relaciona con él. Debemos construir una conexión con el océano que sea inclusiva, innovadora y basada en lecciones del pasado”.

Aprender de los errores del pasado y del presente para evitar el deterioro irrecuperable de la principal fuente de recursos de la biosfera. Para ello es prioritario sensibilizar pero también comprometer a quienes son responsables de tomar decisiones y de formar opinión pública a aunar esfuerzos para brindar información clara y veraz sobre las actividades pesqueras globales que deben realizarse dentro de los marcos legales vigentes.

El día de los océanos es solo un día pero tomar conciencia y actuar para preservarlos es tarea permanente.