Son estudiantes del sexto y último año de la Escuela Superior de Medicina de la UNMdP. En tres semanas, la mitad tendría iniciar las prácticas, pero no hay convenio con los hospitales públicos de la ciudad y deberían trasladarse a otros municipios. Reclaman poder terminar la carrera en Mar del Plata.
Ante la falta de convenios con los hospitales públicos de la ciudad, alrededor de un centenar de estudiantes del sexto y último año de la Escuela Superior de Medicina de la Universidad Nacional de Mar del Plata (UNMdP) deberán realizar sus Prácticas Finales Obligatorias (PFO) en otros municipios de la región, escenario que buscan revertir y reclaman poder desarrollar esta última etapa clave de la carrera en el ámbito de la salud pública local.
Cerca de la mitad de este primer grupo de futuros egresados (la carrera se abrió en 2017) ya rindió los exámenes y está en condiciones de inscribirse, en tres semanas, para la etapa final de esta formación, la más esperada: empezar a trabajar en salud y atravesar el camino que, en muchos casos, define su especialidad dentro de la medicina. La otra mitad lo haría luego de las vacaciones de invierno.
Sin embargo, al llegar a esta instancia se encontraron solo con dos alternativas lejos de lo esperado: pelear por encontrar un lugar dentro de los “pocos cupos” disponibles en tres clínicas y un hospital privado de la ciudad, o bien armar sus valijas y trasladarse, sin condiciones certeras, a otros municipios de la zona como general Alvarado, Lobería, Pinamar, Necochea, Villa Gesell o Maipú, entre otros, para completar la formación.
“Llama la atención que los acuerdos sean únicamente con clínicas privadas, siendo nosotros estudiantes de una universidad pública con el criterio de formación de fortalecer el sector público de la salud, o bien que la otra posibilidad sea tener que irse a otro municipio”, plantearon desde el Centro de Estudiantes de la Escuela Superior de Medicina.
Días atrás, los estudiantes se reunieron con autoridades de la Escuela, los directores de los hospitales Materno Infantil, HIGA y Houssay, Hugo Casarsa, Verónica Martín y Roberto Fidel, respectivamente, y los responsables de IOMA, PAMI y Zona Sanitaria VIII, entre otros.
Durante el encuentro quedó en evidencia que “en los hospitales públicos existen los lugares para hacer las Prácticas Finales Obligatorias” y que, de hecho, “hay voluntad de que los estudiantes puedan hacerlas”, pero sin embargo “no hay convenios formales” entre estos y la Escuela Superior de Medicina y tampoco “han recibido pedidos para generar acuerdos”, indicó a LA CAPITAL la presidenta del Centro de Estudiantes de Medicina, Pía Quintana.
Respecto a la modalidad de estas prácticas, la estudiante próxima a recibirse dentro del primer grupo de médicos formados en la UNMdP, precisó que el proceso dura diez meses, con rotación por distintas especialidades cada dos semanas, con un esquema laboral de ocho horas diarias, de lunes a viernes, además de una guardia cada quince días.
“Entre los cerca de cien estudiantes, la mitad está en condiciones de inscribirse pero debería tener que armar las valijas e irse a otros municipios, sin saber bien a dónde o bajo qué condiciones”, advirtió Quintana y señaló que, ante la falta de convenios con hospitales públicos, solo hay “unos pocos lugares” de Mar del Plata, en instituciones privadas como el Hospital Privado de Comunidad (HPC) y las clínicas Pueyrredon, 25 de Mayo y Colón.
“Tenemos en Mar del Plata el Hospital Interzonal General de Agudos (HIGA) y el Materno Infantil, dos de los más importantes de toda la región -a los cuales muchos pacientes son trasladados desde otras localidades de la región-, y en vez de poder aprovecharlos y conocer el ámbito público en el que vamos a salir a trabajar después, hoy la realidad apunta a que nos manden a otros municipios”, sostuvo.
Durante la reunión, los responsables de los hospitales plantearon que estos reciben habitualmente a estudiantes de distintas unidades académicas de la Universidad Nacional de Mar del Plata -vinculadas a otras ramas de la salud- a partir de diferentes convenios, como así también a nuevos profesionales de la medicina formados en el ámbito privado de la Universidad Fasta.
“Desde los dos hospitales nos dicen que sería fácil diseñar la entrada, porque como hay un sistema de rotación por especialidades, no se necesitan 50 cupos en una misma especialidad sino que uno va intercambiando cada dos semanas con otros compañeros. Además, no es un problema económico porque las prácticas no son pagas. Es una cuestión política”, indicó la vocera de los estudiantes, quien solicitó que la gestión de la Escuela dirigida por Adrián Alasino “se ponga a la brevedad a trabajar en este asunto” y garantice que “ningún estudiante tenga que irse de la ciudad para finalizar su carrera”.
Las Prácticas Finales Obligatorias, más allá de ser la etapa final de la carrera de Medicina, constituyen una instancia clave y fuertemente esperada por los futuros profesionales, ya se suele ser determinante para definir la especialidad que seguirán a futuro.
“Tenemos toda la intención y la ilusión de hacerlas. Es ver y vivir la salud en primera persona, para lo que nos formamos todos estos años”, destacó Pía Quintana, quien deslizó la influencia que tienen estas prácticas.
Concluidas las mismas, los estudiantes próximos a recibirse deben rendir un examen, llamado Ecoe, tras el cual se realiza otro examen de residencia en el que debe aclararse en qué especialidad se desarrollarán. La definición, generalmente, surge a raíz de la experiencia en las prácticas, ya que los jóvenes van identificándose en mayor o menor medida con un área u otro dentro del ámbito de la salud.
Desde el Centro de Estudiantes destacaron la “organización solidaria” que hay entre quienes estudian Medicina y remarcaron que todos “están muy ilusionados”.
“Se hace un esfuerzo enorme durante toda la carrera para llegar a esta instancia, pero los estudiantes no podemos hacernos cargo de las falencias que tenga una institución en términos de acuerdos”, agregó Quintana, quien remarcó la importancia y la necesidad de que la Escuela gestione y firme acuerdos con los hospitales públicos para resolver el problema y evitar, también, que el mismo perdure para las próximas camadas de médicos egresados formados en la universidad pública.