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Arte y Espectáculos 18 de junio de 2016

Gabriel Rolón sube a escena en “Historias de diván”

Hoy y mañana, el psicoanalista, escritor y actor propondrá un espectáculo para pensar en la condición humana, acompañado por Alejo García Pintos, Malena Rolón y la dirección de Carlos Nieto.

El psicoanalista y escritor Gabriel Rolón sube a escena como actor protagónico en “Historias de diván, la obra”, basada en el libro homónimo de su autoría en un nuevo desafío dentro de una carrera profesional que lo llevó a transitar distintos formatos. La obra se presentará hoy y mañana a las 21 en la sala Astor Piazzolla del Teatro Auditorium.

Inspirada en hechos reales y con las actuaciones de Gabriel Rolón, Alejo García Pintos, Malena Rolón y la dirección de Carlos Nieto, “Historias de diván” expone los interrogantes esenciales de la vida, el amor y la muerte.
La puesta teatral es una ficción que intenta compartir algunas de las vivencias que se dan en análisis con el fin de seguir difundiendo la labor que juntos emprenden analista y paciente, enfrentando el desafío de vivir.

Según comentó Gabriel Rolón a LA CAPITAL, corría el 2006 y soplaban malos vientos para el Psicoanálisis. “La llegada de nuevas prácticas, el avance de las neurociencias y publicaciones, tanto de divulgación científica como revistas de consumo masivo, dejaban flotando la idea de que nuestra técnica era algo superado cuando no ineficaz. Allí nació mi deseo por escribir Historias de Diván, por transmitir el proceso que se da en la sesión; ese marco donde se juega la verdad más profunda de un sujeto”.

– “Historias de diván” está inspirada en hechos reales, ¿qué lo motivó a trasladar esas experiencias en una ficción literaria y luego llevarla al teatro?

– Mi compromiso es con la difusión del psicoanálisis, una técnica noble que tanto me ha ayudado como profesional y como paciente. Cada tanto soplan vientos fuertes que quieren convencer a la gente de que los analistas sostenemos una técnica antigua e ineficaz ante el avance de las nuevas teorías. Mi deseo es demostrar que quienes sostienen eso se equivocan. Valoro la llegada de descubrimientos psicológicos y médicos que nos aporten más herramientas para ayudar a los pacientes. Pero sé, porque lo veo a diario, que el psicoanálisis sigue siendo una vía posible para todo aquel que esté angustiado, no pueda solo o tenga alguna pregunta que lo recorra y no pueda responder. Y me pareció que la manera que tenía de comunicar esto eran los libros y los medios.

– Más allá de su presencia en los medios como profesional, también se lo recuerda por sus participaciones con improvisaciones actorales en programas como “La Venganza será Terrible”. ¿Ahora cómo vive esta experiencia de subir el escenario en el rol de actor?

– Es diferente a todo lo que había hecho. Dada mi formación, las palabras son mi mundo. Me permiten no sólo comunicarme sino que, en alguna medida, me contienen. Poner el cuerpo en un escenario es distinto; una experiencia muy fuerte. Además, la cercanía que se da con los compañeros no sólo de elenco, sino con los productores, los técnicos, incluso con los amigos cotidianos que manejan el micro que nos permite llegar a cada lugar, esos mates compartidos, me resultan altamente gratos.

– Usted es un profesional que supo llevar el psicoanálisis al terreno de los medios y bajarlo al llano en tiempos donde la búsqueda de respuestas es cada vez mayor. En el caso de la obra, ¿cuál es la respuesta o, inclusive la demanda previa, que percibe del público?

– La demanda previa espero que sea la de ver una buena obra teatral. Así lo planteamos y nos esforzamos mucho desde el momento mismo de la concepción de “Historias de diván” para lograrlo. Y la respuesta de la gente me deja con la satisfacción de que lo hemos logrado.

– ¿”Historias de Diván” tiene un hilo conductor o se trata de diferentes situaciones con distintos protagonistas?

– La obra toma dos casos del libro homónimo. Majo, una adolescente obnubilada con el tema de la muerte y Antonio, un sacerdote que trae una historia traumática y que llega en una crisis de fe. El hilo conductor es el modo en el que ambas historias se enlazan en las dudas, incluso angustia del analista quien por momentos transita en su propio análisis esa oscura zona a la que nos empuja el inconsciente. “Historias de diván” se detiene en las emociones fuertes de la conflictiva humana: el deseo, los miedos, la sexualidad, la pulsión de vida y la pulsión de muerte.