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Gallardo explicó su frase sobre “la guardia alta”

Durante la presentación del libro del periodista Diego Borinsky.

El entrenador de River Plate, Marcelo Gallardo, confesó que la muletilla “tener la guardia alta” que utilizó antes de los últimos enfrentamientos con Boca Juniors la lleva consigo “desde los 15 años”, cuando sufrió un robo con cierta cuota de violencia, en una revelación que realizó durante la presentación de su libro, “Gallardo Recargado”.

Durante la presentación realizada en la sucursal del banco BBVA, sobre la porteña avenida Córdoba, el director técnico riverplatense dio detalles y anticipó algunos monentos de su vida que están contados en este libro escrito por el periodista Diego Borinsky.

“La tapa del libro no me gustaba porque no salía bien yo, pero es lo qué hay. Entendí que la imagen interpreta lo que tiene que ver con una forma de ser y de expresarme. Es algo que me nace y representa lo que soy”, sostuvo el “Muñeco” respecto de esa fotografía que ilustra la portada de “Gallardo Recargado”, “Tres años inolvidables y una final soñada”, en la que se lo ve gritando un gol con el puño derecho apretado y un gesto de fiereza muy acorde con su personalidad.

“Siempre sentí que la exposición no iba conmigo y no me gustaba, pero en este libro había algo bueno para contar sin meterme en un personaje que no me hiciera sentir cómodo. Pero estaba bien contar el camino vivido para los hinchas del fútbol, aunque había que contarlo con los obstáculos y todo”, advirtió.

Marcelo Gallardo y Diego Borinsky.

Y sobre las bases en las que se apoyaron los éxitos Gallardo resaltó “una convivencia muy buena a todo nivel. Ese es el gran éxito y siempre hubo grandes grupos de trabajo consustanciados con el mensaje de la institución. Por eso nunca hubo inconvenientes y todo lo que se cuenta fue así, ya que se cuidó mucho el vestuario y no hay nada que ocultar”.

“Pero no me gustaría que me recuerden a mí por nada, porque el club está por encima de todo. Lo que me llena de orgullo es que la gente se sienta representada por cómo juega el equipo. Que jugadores y gente que trabaja está orgullosa de estar acá donde está. Identificación y sentido de pertenencia es lo que da ganas de seguir siempre y eso me gustaría que se refleje de mi trabajo”, remarcó.

“Y sobre eso que dije de la guardia alta voy a identificarlo con algo que me pasó cuando tenia 15 años y me robaron. No tenía nada para que me roben pero me amenazaron con un cuchillo y eso me hizo aprender a observar toda la periferia, y lo hacía todo el tiempo. Yo sabía que pasaban cosas y eso era estar con la guardia alta, por lo que me lo llevé al juego y a distintas situaciones de mi vida”, apuntó.

Y sobre la “visión periférica” en particular, algo que le hace ejercitar a los futbolistas la neurocientífica Sandra Rossi, que forma parte de su cuerpo técnico, destacó que “ese es un don útil para tomar decisiones. Por eso lo incentivamos para que lo hagan los jugadores”.

“Y dos años después también me volvieron a asaltar. Estaba en el sub 20 y el micro salía del centro hacia el predio de AFA, por lo que yo me tomaba el tren a Liniers para cortar camino y luego un colectivo hasta la autopista Ricchieri. Y resulta que mientras esperaba me robaron. Me quedé con un jean y descalzo. Me sacaron todo hasta el bolso con la ropa de entrenamiento, y quedé sin nada. Tenía 17 años y eso me marcó siempre”, reconoció.

“Y otra cuestión que me hizo sufrir y aprender mucho fue jugar con un sentido de reprobación, algo que es muy difícil. Encima si no hay confianza es peor y por eso me pongo en su lugar. Por eso hay que observar y me identifico con los que se sostienen contra eso y lo revierten. Pero no les pasa a todos, así que cuando ocurre hay una satisfacción de todos. Y cuando me pasó en la selección, allá por 1995, no estaba preparado y fue fuerte. A tal punto que me duró como dos años. Y no me da orgullo decirlo, porque no conocía eso”, dijo.

Y sobre cuanto lo afectó esa situación, resaltó que él creía “natural jugar en primera a los 17 años. Y cuando me pasó eso me di cuenta que podía despegar, pero fue en 1997 y mira todo lo qué pasó después. De hecho en un momento me quise ir de River porque mi calidad y mis condiciones no las podía llevar adelante. Pero algunas personas me ayudaron a pensar y me hicieron ver la realidad, así que me quedé y pude desarrollar la carrera que hice gracias a Juan Berros”.

“La pieza fundamental es el equipo de trabajo. La elección de las personas por sus capacidades, además de que Hernán Buján y Matías Biscay son más cercanos porque nos conocemos desde muy chicos. Son dos años más grandes pero siempre estuve ligado a ellos. Pero en el equipo hay otras personas que también son muy capacitados. Es amistad y capacidad, y eso nos hace seguir muy juntos”, afirmó.

“Pero no siento que deba perpetuarme en un mismo lugar porque logre algo y por eso deban soportarme. No me gusta. Por ejemplo a Biscay le enloquece ir a Disneylandia. Me dice que lo hace para no verme la cara por un tiempo a mí, sino que prefiere ver otro muñecos”, finalizó a pura risa este “Muñeco recargado”.

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