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Arte y Espectáculos 14 de mayo de 2022

Gestan un documental que hila todas las piezas de la historia de Silvia Filler

La película "La memoria que habitamos", de Diego Ercolano, reconstruye el perfil humano de la joven asesinada en 1971. Cuenta los datos del crimen, muestra los testigos del hecho y da participación a un grupo de jóvenes del colegio Illia, quienes aprenden del pasado con la mirada puesta en el futuro. Está producida por la Universidad Nacional de Mar del Plata.

Todo el equipo de trabajo del filme: en la primera fila Lila Filler (segunda desde la izquierda), a su lado la docente Belén Manetta, el director Diego Ercolano y el periodista Federico Polleri. El aula luce como en 1971.

Por Paola Galano

 

“Después de la primera charla que tuvimos, lo primero que pensé fue ‘Dios, esto va a ser con una carga emocional impresionante’“. Es Lila Filler la que habla, la hermana menor de Silvia Filler y una de las protagonistas de la película “La memoria que habitamos”, que tiene previsto su estreno durante 2022. Se trata del primer largometraje producido por la Universidad Nacional de Mar del Plata.

Con dirección de Diego Ercolano, reconstruye el contexto y la historia de Silvia Filler, la estudiante de la carrera de Arquitectura que murió asesinada el 6 de diciembre de 1971 en Mar del Plata, después de que una bala perdida la alcanzara en medio de una asamblea universitaria. La reunión estudiantil se realizó en el edificio donde hoy funciona el Rectorado, en la Diagonal Alberdi y San Luis.


 

El aula del primer piso del Rectorado, donde fue asesinada Filler. El espacio fue reconstruido tal como lucía en 1971.

El aula del primer piso del Rectorado, donde fue asesinada Filler. El espacio fue reconstruido tal como lucía en 1971.


 

La chica de 18 años, que cursaba el primer año, participó del encuentro en el que estuvieron entre 300 y 350 personas y que fue interrumpida por un grupo de violentos armados. Se debatía qué modelo de profesional de la arquitectura buscaban los y las estudiantes: si el perfil social o el perfil más liberal, entre otras cuestiones ligadas a la política universitaria de entonces.

Cincuenta años después de aquella tragedia, la Universidad marplatense emprendió la compleja tarea de armar el rompecabezas que supone la historia de Silvia: el ambiente del comienzo de los años ´70, el aula -el aula magna en aquellos años- tal como lucía cuando fue asesinada, la investigación del caso, la memoria de los testigos que la conocieron y estuvieron ese día y el costado humano de esta joven comprometida, que era hija de un odontólogo socialista de origen judío, integrado a la clase media marplatense.

 


“Hay un compromiso ético y afectivo con la memoria de Silvia que nos terminó atrapando a cada uno de los que trabajamos de una manera muy fuerte”


 

Todo ello convive en este documental de observación, cuyo rodaje acaba de terminar, que ya inició la etapa de postproducción y que tiene fecha de estreno para este año. Sin embargo, no se queda únicamente en el pasado: la película busca vincular ese capítulo oscuro de la ciudad con el presente y el futuro, a través de la participación de un grupo de alumnos y alumnas del Colegio Nacional Arturo Illia. “Los chicos del Illia van recorriendo y aprendiendo cuestiones del pasado, para que no vuelvan a pasar”, señala Ercolano a LA CAPITAL.

Además de Lila, quien es licenciada en Educación y trabajó en la Universidad, la película está protagonizada por el periodista Federico Polleri, encargado de la investigación del caso. Y Marta Filler, hermana mayor de Silvia e ingeniera de profesión, es otra de las participantes.

 


filler55Alumnos y alumnas del Colegio Illia, quienes participan del filme.


 

“El asesinato de Silvia tuvo un impacto social muy fuerte en Mar del Plata, fue un hecho dramático para la ciudad. Todavía no estaba instalada la cuestión de la violencia (de la década del ´70), por eso el impacto fue altísimo en la sociedad, una sociedad más chica. Y se fue transfiriendo generacionalmente”, observa Lila, quien tenía 14 años al momento de la muerte de su hermana.

En ese mismo sentido, apunta Alberto Rodríguez, secretario de Comunicación y Relaciones Públicas de la Universidad: “La historia de Silvia Filler está en la constitución, casi en el ADN del universitario, es parte de la institución colectivamente, incluso con las contradicciones que pudo haber tenido”.

Para el funcionario, los cincuenta años del asesinato que se cumplieron en diciembre de 2021 fueron “una excusa necesaria” para encarar esta película, que buscará tener pantalla de exhibición más allá de la propia comunidad universitaria: piensa en el desembarco en festivales de cine y en un estreno comercial.


“La historia de Silvia Filler está en la constitución, casi en el ADN del universitario”


 

“Veíamos que teníamos una maduración en cuanto al equipo”, agregó Rodríguez, en alusión al grupo de trabajo, entre los que se encuentran la docente de teatro Belén Manetta, la artista Rosana Cassataro, Lucas Allú en asistencia de dirección, Luciano Paciotti y Mariano Rendino en fotografía y cámara y Gabriel Virga y Mauro Carusso en sonido, entre otros profesionales.

“Una curva emotiva”

“En un primer momento dudé, porque porque no sabía cuánto podía sostenerme en este espacio, sí cuesta”, agrega Lila, sobre el hecho de traer a su hermana al presente mediante recuerdos e historias familiares.

“Me parece fundamental que Lila sea la protagonista, porque estamos contando la película desde adentro del tema -apunta Ercolano-. Yo sabía quien era Filler pero en mí fueron creciendo la información y las cuestiones emocionales a partir de Lila. Federico puede contar muy bien la investigación pero Lila habla desde la primera persona, hay una curva emotiva muy fuerte en la película”.

Con una templanza admirable, la hermana menor vuelve sobre sus impresiones. “Uno relata a Silvia desde la tragedia, pero ellos (por el equipo de filmación) pensaron en recuperarla desde su juventud de los 18 años, algo que charlamos en los espacios íntimos. Ellos me preguntaban cómo era Silvia y a veces se me desdibujaba porque son cincuenta años que pasaron, ¿cómo era la voz? Trato de cerrar los ojos e imaginarla de nuevo”, se sincera Lila a sus 64 años.

 


Un momento del rodaje de "La memoria que habitamos".

Un momento del rodaje de “La memoria que habitamos”.


 

Para Polleri, aflora a lo largo del documental un tema clave: “Las dificultades que presupone todo ejercicio de memoria”. Y profundiza: “Además de los datos duros referidos al crimen específicamente, aparecieron un montón de cosas que se comentaban como datos ciertos y que no lo eran o por lo menos había distintas versiones sobre un mismo acontecimiento“, sigue. Por ejemplo, la cantidad de personas que estuvieron en aquella fatídica asamblea.

Polleri habla sentado en el aula del primer piso del Rectorado, donde sucedió el hecho. El espacio luce en 2022 igual que como en 1971. “Evita Montonera” se lee en unas de las paredes, al lado de otras consignas políticas de los ´70.

 


“Lila habla desde la primera persona, hay una curva emotiva muy fuerte en la película”


 

“Conseguimos fotos del archivo policial del día posterior al hecho en donde hay mucho detalle, se ven los impactos de balas, están las paredes fotografiadas y pudimos ver las pintadas”, cuenta sobre el prolijo trabajo de reconstrucción del aula, que desde 1971 a hoy fue utilizada para diversos usos, incluso hasta fue una sala de teatro.

“Hay un compromiso ético y afectivo con la memoria de Silvia que nos terminó atrapando a cada uno de los que trabajamos de una manera muy fuerte”, dice el periodista. Asimismo, destaca otro dato: para muchos de los entrevistados, la conmoción por el crimen de Filler definió el inicio de una militancia social o política. “Silvia tenía un compromiso, uno de los testigos contó que fue ella la que lo invitó a hacer trabajo social y territorial, enseñando una arquitectura comprometida con el territorio, con lo social”. Pinta así ese costado poco conocido de la universitaria, cuyos asesinos estuvieron detenidos inmediatamente después del hecho, fueron imputados y procesados, aunque más tarde resultaron liberados por una amnistía de 1973, durante el gobierno de Cámpora.

“Durante los Juicios a la Verdad (realizados en 2000 en Mar del Plata), se mostró que el caso de Silvia fue una bisagra de todo lo que pasó en los ’70, porque los asesinos se integraron a la CNU y a la Triple A”, agrega Lila.

Por eso la mujer y el equipo de trabajo están convencidos de que la película también hace su aporte al momento de contar la historia de la violencia política en Argentina.



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