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La Ciudad 21 de marzo de 2022

GPS en los taxis: seguridad, control y una polémica que no se resuelve

La controversia lleva más de una década y recrudeció este verano. El municipio advirtió que lo exigirá en la próxima inspección y un grupo que se opone amenaza con ir a la Justicia. Los motivos de la discordia y el fantasma del desembarco de UBER.

La vieja controversia sobre la obligatoriedad del GPS en los taxis cobró fuerza en los últimos meses y la polémica sigue abierta. Si bien mayoritariamente los taxistas están de acuerdo con que se haga cumplir la ordenanza que impone la obligatoriedad, un grupo importante se niega y amenaza con ir a la Justicia.

Razones como mejorar las condiciones seguridad con la localización satelital o que el municipio tenga un mecanismo de control sobre la cantidad de taxistas que circulan por la ciudad constituyen los motivos para hacer cumplir la ordenanza.

El grupo que se opone a la instalación sostiene que el argumento es económico. El equipo tiene un costo de 6.000 pesos y, luego, hay que afrontar un abono mensual cercano a los 500 pesos. Sin embargo, subyace otro motivo: el control. Con el GPS, el municipio podrá ejercer un control fehaciente de la cantidad de autos que circulan en cada turno en la ciudad. Y muchos no están de acuerdo.

La falta de choferes en horario nocturno, evidenciada en septiembre del año pasado cuando se normalizaron las actividades luego de las restricciones por la pandemia, fue un punto de inflexión. Muchos choferes habían dejado la actividad y el servicio quedó muy resentido, justo en la previa de una temporada de verano que generaba grandes expectativas.

Entidades que nuclean a taxistas admitieron que muchos propietarios optaban por no trabajar de noche ni alquilar el auto. Ante esta situación, el municipio emitió una resolución (la Nº 2301/21) que obligaba a los taxistas a prestar servicio rotativo obligatorio de ocho horas e impuso la adquisición de un botón antipánico que deberá colocarse de manera permanente y obligatoria en el vehículo.

A favor

Para el presidente de la Sociedad de Conductores de Taxi y Servitaxi, Raúl Vicente, no quedan dudas de la eficacia del GPS. Al respecto, considera que el grupo que se opone a su instalación “se acostumbró a tener una libertad total y a salir a trabajar cuando ellos deciden, por lo que no quieren sentirse controlados”. “El taxi es un servicio público que debe prestarse las 24 horas”, marcó.

De cara a cómo puede resolverse la polémica, Vicente afirmó que “va a correr la misma suerte” que las app o el cobro electrónico: fueron medidas resistidas al comienzo, pero cuando se demostró su eficacia fueron valoradas.

En la misma dirección se expresó Miguel Rodríguez, de la Asociación Marplatense de Autos Taxímetros (AMAT), al considerar que “no se entiende cuál es la polémica”. “Es una herramienta válida para un montón de cosas. Nosotros lo tenemos hace cinco años. Hemos tenido múltiples problemas y han llegado a asistirnos gracias al GPS”, evaluó.

En referencia al control que puede ejercer el municipio mediante el dispositvo, opinó que “no es para perjudicar a alguien”. “Es para tener un control que necesitamos para poder salir de la situación que estamos pasando: la falta de choferes y los autos que están parados”, sintetizó.

El titular del Supetax (Sindicato Unico de Peones de Taxis), Donato Cirone, se expresó en la misma línea: “Como herramienta de seguridad es importantísimo el GPS con botón de pánico. Todos los remises lo tienen”. Además, afirmó que si el auto no tiene GPS, “el municipio no tiene manera de controlar que se cumpla el servicio”.

“Los que se oponen lo que no quieren es que el municipio sepa que no están trabajando como tienen que hacerlo. Muchos tienen otras actividades y guardan los autos”, apuntó.

En contra

El grupo de taxistas que se opone a la obligatoriedad de instalar el GPS está liderado por el Sindicato Marplatense de Peones de Taxi, conducido por Alberto Rodríguez, quien aseguró que el eje de la oposición es económico: si el municipio se hace cargo del costo, no habría resistencia, dicen. “Estamos en contra porque lo presentan como un tema de seguridad y como elemento de seguridad no sirve: hace agua por todos lados”, opinó Rodríguez.

No obstante, afirmó que “si lo quieren para controlar, nos parece bien, pero que lo pague el municipio”. “Con la ‘malaria’ que estamos viviendo, agregar otro gasto se hace dificultoso”, argumentó.

Semanas atrás, se organizó una consulta en la que opinaron más de mil taxistas sobre la obligatoriedad del uso del GPS en los vehículos. La boleta del “No al GPS y al turno obligatorio” se impuso por “1.148 votos” a “12” en la elección.

Si bien la votación no tuvo carácter vinculante, el sector opositor consideró que el resultado les servía como elemento a la hora de negociar.

Mientras que el municipio ya adelantó que en la próxima inspección anual se exigirá el GPS, el grupo opositor a la instalación advirtió que recurrirá a la Justicia.

“Cuando nos nieguen la inspección anual, recurriremos a la Justicia”, anticipó “Beto” Rodríguez, aunque aclaró que “si el municipio paga todo, no podemos oponernos”.

Mientras la controversia por el GPS no se resuelve, se mantiene latente el eventual desembarco de las plataformas digitales de transporte, como Uber, a Mar del Plata. La medida fue rechazada en varias oportunidades, pero el Concejo Deliberante comenzará a tratar un proyecto para habilitar su llegada (ver aparte).

Antecedentes

La polémica por la utilización del GPS en los taxis no es nueva y suele salir a la superficie ante alguna seguidilla de hechos de inseguridad.

En 2009 se aprobó un proyecto para colocar de un sistema de seguimiento satelital para taxis (GPS). La intención era que el municipio se haga cargo del costo de la instalación y los taxistas, del mantenimiento. Sin embargo, las condiciones estipuladas en la licitación no fueron aceptadas por la gran mayoría de los taxistas.

En 2015, luego de una serie de asaltos a taxistas, se reflotó la iniciativa y se modificaron algunas condiciones de la ordenanza de 2009. Pero un grupo de taxistas se opuso solicitando que la medida sea optativa.