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Arte y Espectáculos 4 de julio de 2020

Gustavo Sala: “El chiste de pegarle a Nik se convirtió en un chiste viejo y malo”

Se animó a mostrar su obra inacabada en "Cuadernos violentos", un libro que contiene lo que supuestamente no se muestra: "errores, ideas no publicadas por obvias o por malas, trucos, titubeos" hechos en cuadernos berretas, dijo. El feminismo, Nik y la cuarentena.

Por Paola Galano

El trazo inestable, los dibujos rápidos e inciertos, a veces a medio terminar. Esta vez, el dibujante e historietista Gustavo Sala optó por la fragilidad para acercarse a quien lee sus viñetas, desde hace años, en algunos de los diarios y revistas en los que publica. “Cuadernos violentos” es su nuevo libro, editado de manera digital y con la impronta de lo independiente.

“Si bien me cuesta bastante leer historietas en pantalla y soy un amante del papel y de los libros tradicionales, se me ocurrió esta posibilidad de probar con un libro digital que pueda mover yo mismo en un momento en que la industria editorial está en serios problemas”, comentó el artista, que nació en Mar del Plata. Se lo puede conseguir a través de su Instagram (@tintadown) o de su mail ([email protected]).

violentos

También músico, Sala contó que en esta nueva publicación -tras otras como “Tumor gráfico: un viaje profundo a las ideas y al humor” o “El amor enferma”-, recopiló bocetos de sus tiras publicadas en Página 12, Revista Barcelona, Rolling Stone o Los inrockuptibles.

 


“Me gusta el humor como removedor de los fanatismos”


 

Y, además, sumó “bocetos de tiras que nunca publiqué, ideas bocetadas que nunca completé y quedaron abandonadas, pruebas de tapas de mis libros, dibujos sueltos y cosas que encontré revisando mis decenas de cuadernitos berretas donde escribo y dibujo las ideas que se me van ocurriendo”.

Entrevistado por LA CAPITAL, Sala habló de su obsesión por la cultura pop, zona en la que encuentra material para sus chistes. También se refirió al cimbronazo del feminismo sobre los dibujantes varones y a la incertidumbre que se cierne sobre estos días. “En mi caso la cuarentena fue y está siendo cualquier cosa menos creativa”, confesó.

-Si bien tu obra abreva en cierta desprolijidad y caos, en este libro parece que vas a fondo con esa estética: tachones, rayones, viñetas incompletas, el trazo inestable, la letra a veces no se entiende, ¿por qué mostrar un trabajo incompleto?

-Casi todo el material que incluí en “Cuadernos violentos” no fue pensado para ser publicado ni mostrado a los lectores, la mayoría de los bocetos están hechos solo para mí, para llevar al papel las ideas que se me ocurren sin que importe demasiado la calidad del dibujo, los detalles o la prolijidad, digamos que son las ideas crudas, en bruto. Si pasadas unas horas o unos días esas ideas bocetadas rápidamente me parecen que funcionan o tiene gracia ahí sí las dibujo de nuevo esmerándome lo más que puedo para publicarlas en los diarios, revistas o plataformas correspondientes. Pero sucede que a veces el boceto original tiene una fuerza y una verdad que el original, hecho con mas más cuidado y dedicación, termina perdiendo, por eso me pareció interesante, por una vez, mostrar estos bocetos dibujados en cuadernitos escolares.

 


“Hubo tiras en las que tocaba el tema del feminismo y que los editores no me dejaron publicar”


 

-Esa idea de mostrar las hilachas de tu trabajo se puede entender como una honestidad frente a tus lectores y lectoras, una suerte de desnudo, o bien como un descuido del artista, ¿cómo lo ves?

-Supongo que en un punto es mostrarse frágil e inseguro frente a la propia obra, al mostrar lo que supuestamente no hay que mostrar: los errores, las ideas no publicadas por obvias o por malas, los trucos, los titubeos.

-El mundo del rock, del cine, de las series y otros consumos culturales parecen ser tus temas, al menos los que se ven acá, ¿qué encontrás de atractivo en ese recorte de la realidad?

-Me parece muy interesante trabajar con lo que se conoce como “cultura pop” y con el rock en particular. Y poner el foco en los comportamientos absurdos que genera muchas, muchas veces, esta cultura: las fanatismos, las discusiones ridículas, la falta total de crítica o autocrítica. A mí me gusta el humor como removedor de esos fanatismos, que en el rock vemos muy seguido con las famosas “vacas sagradas” (el Indio Solari, Pappo, Spinetta, etc) llegando incluso a tomar dimensiones religiosas (Redonditos de Ricota, Star Wars) y si hay algo que no tiene la religión es humor.

-¿De qué manera impactó en tus dibujos y en tus historietas el crecimiento del feminismo?

-El auge del movimiento feminista de los últimos años plantea discusiones muy interesantes sobre los machismos instalados en nuestra cultura que, por supuesto, no escapan al humor. A muchos humoristas varones nos hizo ver desde otras perspectivas nuestro propio trabajo y detectar cosas que seguramente no veíamos o no queríamos ver. Yo creo que se puede hacer humor con todos los temas, incluso los más delicados y sensibles, asumiendo los riesgos que esto pueda traer. Con respecto al feminismo hubo tiras en las que tocaba el tema y que los editores no me dejaron publicar por temor a que sean malinterpretadas o para evitar algún posible quilombo. Como te digo, para mí se puede hacer humor con todo, después depende de que tan bien o mal lo hagas o desde donde hables, por supuesto.

-Hay una historieta en la que criticás a Nik, ¿por qué?

-Pegarle a Nik entre los humoristas gráficos en un momento se convirtió casi en un deporte (gratuito), como lo es pegarle a Arjona en el ambiente musical. Lo de Nik tiene que ver con todas las acusaciones de plagio que viene recibiendo el creador de Gaturro desde hace años, pero el chiste de pegarle a Nik se convirtió en un chiste viejo y malo.

-¿Cómo te pegó la cuarentena?

-En mi caso la cuarentena fue y está siendo cualquier cosa menos creativa. Muchos dibujantes dicen que su vida casi ni cambió porque desde siempre se pasaron días enteros encerrados en sus casas trabajando. A mi si me afectó porque tenía desarrollada una dinámica de trabajar en bares, de salir a caminar y pensar ideas. La calle es un lugar creativo de pura estimulación, y al estar todo el día en mi casa esa gimnasia mental se me atrofió severamente. Y, por supuesto, la incertidumbre con respecto a lo que viene hace que nos cueste mucho más concentrarnos y todo lo que tenga que ver con crear.

-¿Qué hay de tu proyecto musical?

-Estaba trabajando en mi disco solista con el productor Pelu Romero y tuvimos que interrumpir el trabajo por la cuarentena. Por el momento hay dos tema de adelantos disponibles en Spotify como Gustavo Sala (“Filo en los dientes” y “Holograma”), espero pronto completar las canciones y tener listo el disco entero. La música es un lugar de pura libertad y tiene una fluidez y una cosa orgánica que es difícil de encontrar haciendo historieta.