Deportes

Héroe

por Vito Amalfitano

Hace 9 días falleció un campeón del mundo, Rubén Galván. Ayer uno de los más talentosos de los campeones del mundo, René Orlando Houseman. El fútbol argentino solo tiene 43. Ellos dos y Cucciuffo son los que nos dejaron.

Galván y Houseman murieron a 40 años del Mundial 78 que ellos ganaron. Y a pocas horas de un nuevo 24 de marzo, a 42 años de la dictadura cívico militar.

Houseman no tiene la culpa de haber sido campeón del mundo en dictadura. Menotti lo había elegido en Democracia. Sin embargo, tanto él como Galván no nos dejan con todos los honores que se merecerían por aquel título. Pero quizá la dimensión y la trascendencia de lo del “Loco”, por su talento casi único, nos haga reflexionar más sobre esto. Fueron héroes igual. En un contexto que ellos no prefirieron, en el tiempo que les tocó.

La muerte a veces redime. O nos hace a detenernos a pensar para ser más justos. Hubiera sido mejor, sin embargo, que todos los honores hubieran llegado en vida.

El saludo y las sonrisas entre René y una Madre de Plaza de Mayo que ilustra esta nota es el símbolo de esta historia.

No el único. También aquella recordada y terrible anécdota que se convirtió en leyenda, contada por la propia Hebe de Bonafini: mientras ella lloraba la desaparición de su hijo en la cocina, el marido igual festejaba los goles de la Selección en el comedor.

Houseman no tiene la culpa de que sus gambetas hayan sobrevolado aquel tiempo tenebroso. Más bien se lo tendremos que agradecer por siempre. Al menos teníamos ese soplido fresco en el medio del infierno tan temido.

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