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Deportes 2 de enero de 2019

“Hoy sigue teniendo extremo valor la destreza del jugador”

Ubaldo Matildo Fillol, el "Pato" volador. Para muchos ha sido el mejor arquero argentino de la historia. A los 68 está impecable y su análisis futbolístico merece ser tenido en cuenta. Una entrevista enriquecedora. Por ahora, elige a Armani para la Selección.

Diálogo a fondo entre Ubaldo Matildo Fillol y LA CAPITAL, después de que el arquero recibiera su Lobo de Mar en conmemoración por los 40 años del título mundial del '78.

Por Marcelo Solari

Surgió en Quilmes, adquirió notoriedad en Racing y se consagró en River. Pero, definitivamente, Ubaldo Matildo Fillol se convirtió en leyenda con la camiseta verde y el número 5 del seleccionado argentino de fútbol, durante el Mundial ’78.
En aquel inolvidable equipo de César Luis Menotti, si Mario Alberto Kempes fue, con justicia, el “Matador”, sin lugar a dudas Fillol fue el “Salvador”. Una pieza clave para que la “albiceleste” pudiera obtener su primera Copa del Mundo.

El “Pato” vuela. Siempre. Es la imagen que permanece, inalterable, en las retinas de quienes pudieron verlo en acción o descubrirlo con la ayuda del video. Recostándose hacia su izquierda para atajarle el penal al recordado polaco Kazimierz Deyna; llegando hasta una altura imposible para descolgar del ángulo un tiro libre del propio Deyna; mostrando unos reflejos increíbles para desviar un disparo a quemarropa de Johnny Rep, en la final contra Holanda, en el mismo partido donde tuvo unas cuantas intervenciones providenciales. Más adelante en su carrera atajó en Argentinos Juniors, brilló en Flamengo y Atlético Madrid, regresó al país para otro paso por Racing y se retiró, a los 40 años y en el máximo nivel, en Vélez. Podría decirse que ninguna de esas camisetas importa demasiado, porque para el hincha futbolero argentino, Fillol fue, es y será “de la Selección”.

Precisamente en el año del 40º aniversario del título mundial conseguido por el seleccionado argentino, el Círculo de Periodistas Deportivos de Mar del Plata decidió homenajearlo y, en su nombre, a todo aquel plantel, con el Premio Lobo de Mar. Agradecido de la vida y de los amigos, el “Pato” se emocionó cuando subió al escenario para recibir el premio y la concurrencia le brindó la mayor ovación de la noche. Se acordó del legado de sus padres, de sus compañeros fallecidos y también le dedicó un saludo muy especial al querido Vicente “Cholo” Ciano, quien por esos días atravesaba por un problema de salud. Referente ineludible para varias cuestiones relacionadas con el fútbol, le dedicó una nota mano a mano a fondo a LA CAPITAL.

-¿Tenías conocimiento de que había una fiesta de esta trascendencia en Mar del Plata para premiar a los deportistas?
-Sí, conocía. Y siempre, en el imaginario, me gustaba pensar que alguna vez podía estar acá recibiendo un reconocimiento. Llegó el día. Sé que el Lobo de Mar para los marplatenses es como el Martín Fierro. Así que estoy más que feliz.

-Casi tan feliz como por el título de América de River…
-Sí, sí, por supuesto. Dije algo arriba del escenario, dedicado a la Peña “Mono” Burgos, pero no quería que se interpretara mal o como cargada. A mí la gente me ha respetado siempre, incluso el hincha de Boca. Estamos lógicamente contentos los riverplatenses, y fundamentalmente porque todo transcurrió y terminó bien, en paz, sin disturbios.

-¿Será que te han respetado porque más que de River, para muchos el “Pato” es de Argentina?
-Sí, bueno, de hecho el premio que recibí fue por los 40 años del título en el Mundial ’78 y me emocioné muchísimo por cómo me aplaudieron. Todos saben que atajé 11 años en River, que soy hincha, pero también es cierto que estuve mucho tiempo en la Selección.

-¿Qué recuerdos te vienen a la mente cuando se menciona aquel Mundial inolvidable?
-Todos. El que se puedan imaginar. Del principio hasta el final. La coronación fue un 25 de junio de 1978, pero se empezó a gestar acá en Mar del Plata, en la Villa Marista. Y a partir de ahí, que fue cuando yo me incorporé a la Selección, tengo todos los recuerdos muy vivos.

-Una época muy particular del país. Aunque ustedes estaban al margen, muchas veces se los quiso vincular con el gobierno militar…
-Obviamente que no teníamos nada que ver. El tiempo pone las cosas en su lugar y hoy nos sentimos 100% reconocidos.

-¿Un reconocimiento que llegó más tarde de lo debido?
-Sí, probablemente, aunque no sé si decir lamentablemente o gracias a Dios. Porque el reconocimiento, aunque tarde, por lo menos llegó.

-¿Era mejor o simplemente distinto el fútbol de hace 40 años comparado con el de hoy?
-Cambió todo. Cambió la Iglesia, cambió el mundo. ¿Cómo no iba a cambiar el fútbol? Y es cierto que cambió, pero hoy sigue teniendo extremo valor la destreza del jugador, la impronta, la inteligencia. En definitiva, la materia prima sigue siendo vital, todavía.

-¿Se valora más la influencia del entrenador ahora que en tu época?
-Antes había más potrero. Más inventiva. El técnico basaba toda su información y su enseñanza en lo que recibía de los jugadores. Ahora puede ser que tenga que hacer más trabajo porque hay muchas fuentes de información que antes no existían, ya que la tecnología ha invadido al mundo.

-¿Hay arqueros parecidos a vos, con tu estilo, que veas hoy?
-Amadeo (Carrizo) fue distinto, (Hugo) Gatti fue distinto. Rogelio Domínguez fue distinto. (José Luis) Chilavert fue distinto. Y Fillol fue distinto. Hemos sido arqueros incomparables unos con otros. No digo ni que somos mejores ni peores. Sí que hemos sido distintos y seguiremos siendo distintos.

-¿Y a quién te gusta ver? Alguno que digas “este arquero es bueno”…
-No me llena los ojos ningún arquero en especial. Soy muy patriota y siempre miro con mucha atención a los argentinos.

-Entonces, ¿quién tendría que ser el arquero de la Selección?
-Hoy, hablamos de hoy, para mí tendría que ser (Franco) Armani. Después, más adelante, vemos. Porque la Selección no es ni hoy ni mañana. Es ayer y siempre. Tenés que rendir todos los días, en todos los entrenamientos.

-¿Cuál es tu reflexión sobre la actuación de Argentina en el Mundial de Rusia?
-Mi valoración es mala, seguramente como la de todos los argentinos. Por eso hay que mezclar y dar de nuevo. Me preocupa muchísimo que la incertidumbre por la elección de un entrenador a largo plazo. Ahora solo se confirmó a (Leonel) Scaloni, con escasa experiencia, hasta la Copa América..

-Cuando recibiste tu Lobo de Mar mencionaste a amigos que ya no estaban, como René Houseman, Rubén Galván y el “profe” Ricardo Pizzarotti. ¿Aquella era una Selección de amigos?
-Fue una Selección Argentina de fútbol que con el tiempo se transformó en una Selección de amigos. Realmente es así. Lo siento así y creo que todos los que formamos aquel equipo lo sentimos de esa manera.

-¿Es cierto que aprendiste a jugar al tenis en Mar del Plata, hace casi 40 años? Te dio clases el profesor Horacio Zeballos, en un balneario…
-Sí, me vino a saludar en la fiesta y por supuesto que me acordé. El tenis es un deporte que siempre me gustó. Yo era un arquero enfermizo. Quería progresar todos los días en lo mío. Y una vez se medio por jugar un tiempito al tenis y vi que tenía condiciones. Pero ya me había dedicado al fútbol (risas).

-¿Pero el fútbol no es tu único deporte?
-Creo que he sido un atleta bastante completo. Me gusta jugar al básquet, considero que no lo hago mal. Me gusta el billar, he pasado por el tenis, también me prendo al vóley. No desentono. Me dejo llevar por las ganas y por ahí compenso algunas cuestiones técnicas (más risas).

-Y para mirar por TV elegís algún otro deporte que no sea el fútbol?
-No entiendo absolutamente nada, pero me apasiona mirar el golf. Me encanta. Me relaja, me hace viajar imaginariamente. Es una cosa increíble, porque no tengo ni idea de cómo agarrar el palo ni jamás entré a una cancha. Algo difícil de explicar.



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