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Deportes 8 de febrero de 2017

Increíble e histórica clasificación de Atlético Tucumán en la Copa Libertadores

El equipo tucumano dio vuelta la serie tras el 2-2 como local y ganó en la altura de Quito. Pero además tuvo un sinfín de inconvenientes para llegar al estadio. Lo hizo más de una hora tarde y entró a jugar sin calentamiento. No tenía ni la indumentario. El Nacional podría pedir los puntos.

Zampedri, con la camiseta de la Selección Argentina, festeja el gol de la histórica clasificación tucumana en Ecuador.

Atlético Tucumán se sobrepuso a una deficiente logística en Ecuador y concretó la hazaña de clasificarse a la tercera fase de la Copa Libertadores de América, después de ganarle a El Nacional por 1-0 en el estadio Atahualpa de Quito, al que llegó de apuro por la cancelación de su vuelo chárter desde Guayaquil.

El centrodelantero Fernando Zampedri, con un cabezazo a los 18 minutos del segundo tiempo, quedó en la historia del club como el artífice de la victoria en el primer compromiso disputado en el exterior por un torneo oficial.

Atlético jugará la siguiente instancia, también de eliminación directa, con Junior de Barranquilla, que eliminó a Carabobo de Venezuela. La idea será el jueves 16 en Colombia y la revancha una semana más tarde en Tucumán.

El partido en Ecuador comenzó una hora y 28 minutos más tarde del horario estipulado (21.15) por un inconveniente administrativo del vuelo chárter que debía trasladar a la delegación argentina desde Guayaquil y que provocó la urgente reprogramación de la logística para llegar al estadio Atahualpa.

El plantel tucumano aterrizó en la capital ecuatoriana a la hora que debía empezar el juego y lo hizo sin su propia utilería, por esa razón lució la indumentaria del seleccionado argentino que disputa el Campeonato Sudamericano Sub 20 en esta ciudad.

El Nacional aceptó jugar la revancha vencido el plazo reglamentario de espera pero lo hizo bajo protesta, por lo que estará en condiciones de reclamar los puntos ante la Confederación Sudamericana de Fútbol (Conmebol) debido a que el visitante se presentó en la cancha pasados los 45 minutos de tolerancia en relación al horario fijado para el pitazo inicial.

Sin el calentamiento previo aconsejado y con toda la adrenalina generada por los trastornos organizativos, Atlético Tucumán saltó a la cancha y jugó un partido admirable, propio de un equipo experto en partidos internacionales.

Los numerosos hinchas tucumanos que llegaron a la cancha -un grupo quedó varado en Guayaquil porque tenía boleto para el infortunado chárter- apreciaron un equipo decidido a la búsqueda del gol y sin especulaciones físicas por los 2.850 metros de altura sobre el nivel del mar.

Los dos goles marcados por El Nacional en el Monumental “José Fierro” (2-2) empujaron al conjunto de Pablo Lavallén a tomar el protagonismo del juego desde el inicio, con una postura ofensiva sobre el campo, sostenida a partir del dominio de la pelota.

Atlético tuvo un sobresalto a los cinco minutos pero luego ganó la mitad de la cancha y mereció el gol en el primer tiempo. Rodrigo Aliendro y David Barbona le aportaron verticalidad por las bandas, donde también gravitaron sus marcadores laterales Leonel Di Plácido y Fernando Evangelista.

Es cierto que Fernando Zampedri fue su único delantero natural pero en cada avance el equipo argentino pisó el área con nutrida presencia, con la intención de sorprender a un rival demasiado conservador y peligrosamente confiado en la ventaja por sus goles de visitante.

La situación más clara antes del descanso fue para Atlético Tucumán a los 26 minutos cuando Di Plácido lanzó un centro al área que Zampedri, en el área menor, impactó con el hombro tras fallar su intento de cabeza.

A los 9 del segundo tuvo otra inmejorable pero Barbona, Zampedri y Aliendro, todos dentro del área, no se decidieron a patear al arco. Cuatros minutos después, otra vez Zampedri falló de cabeza en el segundo palo, a centímetros de la valla custodiada por Darwin Cuero.

Sin embargo, el ex Juventud Unida de Gualeguaychú iba a tener su revancha y Atlético, su merecido en virtud de su magnífica actuación. Porque a los 18 conectó un frentazo bombeado que se convirtió en el 1-0, después de un desborde de Evangelista por la izquierda, que descolocó a toda la defensa por un desvío en el primer palo.

Atlético no se conformó con la ventaja y mantuvo su vocación ofensiva para evitar así la reacción de El Nacional, que nunca pudo generar ilusión en su público como producto de su rendimiento.

Lavallén rearmó la estructura defensiva para sostener el 1-0, armó una línea de cinco con el ingreso de Enrique Meza y le cerró los caminos al opaco rival ecuatoriano, que apenas respondió con tiros de media distancia para dar vuelta la historia.

Cuando el uruguayo Andrés Cunha hizo sonar el silbato, los jugadores del equipo tucumano miraron al cielo, luego se abrazaron y fueron hasta la cabecera donde estaban sus hinchas para ofrendar una triunfo para atesorar en las páginas doradas del club “Decano”.