La Ciudad

Insisten con que las lanchitas amarillas “están a punto de desaparecer”

De las 200 que hubo en una época, solo quedan 15. Al incremento de regulaciones y requisitos para poder operar, se sumó la necesidad de instalar un dispositivo de posicionamiento satelital. "Era lo que faltaba para que no podamos salir más", indicó Carlos Greco, histórico pescador del sector.

Las lanchitas amarillas, protagonistas de la clásica postal de Mar del Plata, advierten que están “a punto de desaparecer” y responsabilizan a las diferentes gestiones de gobierno que, en los últimos años, han incrementado el número de requisitos necesarios para obtener la habilitación de navegación.

Reunidos en la banquina del Puerto, los trabajadores de las únicas 15 embarcaciones que aún resisten al olvido -en las mejores épocas llegó a haber 200 en la costa marplatense- enumeran una a una las diferentes exigencias que deben hacer frente para poder salir a pescar. Además de los elementos clásicos, como salvavidas, matafuegos y bengalas, la lista incluye trajes especiales, pruebas de estabilidad, doble balsa, woki-toki en proa y popa y radio baliza, entre otros.

En el reclamo, aseguran que los requisitos son desproporcionados si se tienen en cuenta el tamaño de las lanchas, el nivel de rentabilidad y hasta el radio de pesca que tienen habilitados para trabajar. Así y todo, advierten que la gota que rebalzó el vaso fue la normativa que los obliga a instalar un dispositivo de posicionamiento satelital. A la protesta suman otra pregunta: “¿Por qué quieren que las lanchitas amarillas tengan un posicionamiento satelital?”.

“Nos preocupa la desaparición de las lanchitas. Esta gente nos quiere hacer desaparecer. Faltaba el posicionamiento satelital para que no podamos pescar más”, señaló a LA CAPITAL Carlos Greco, histórico pescador de la ciudad, cuarta generación de familia portuaria.

“Nunca tuvimos problemas, sumamos una a una las exigencias, pero cada vez nos piden más cosas. Yo tengo una balsa que es para 10 personas y somos 6, y así y todo no podemos bajar a descansar porque tenemos todo lo que nos piden ahí y no entramos”, señaló el trabajador, que este martes participó del reclamo en el puerto local.

“Nos llegaron a pedir hasta un woki-toki para la proa y otro para la popa. ¿De verdad? Una lanchita tiene diez o doce metros, con levantar la voz nos escuchamos. Entiendo que lo pidan para barcos más grandes, ¿pero a nosotros?”, cuestionó indignado.

“Lo mismo pasa ahora con lo del posicionamiento satelital. Habría que preguntar por qué quieren saber dónde estamos. Ya hay un compañero que se le vence el certificado de navegación y no se lo renuevan si no tiene el posicionamiento. Ya está, no sale más”, agregó.

Entre los reclamos, ensaya una hipótesis: “Pensamos que están queriendo un espejo de agua acá. Porque nosotros tenemos solo 12 millas de radio para trabajar -antes teníamos 15 y nos sacaron 3- y seguimos trabajando, porque esto es mi vida. Acá hay algo raro”, señaló Carlos, quien celebró que se reglamenten barcos y que la “gente pueda trabajar”, pero aseguró que hay quienes “quieren trabajar solos”.

Además, destacó que las lanchitas en la mayoría de las ocasiones “no llegan al recurso pesquero establecido”. “Pero seguimos trabajando porque, a veces más a veces menos, pero a en el promedio anual la gente se lleva un manguito. Acá trabajan sobre todo pibes de entre 18 y 20 años. Esto es como una escuela de pesca”, señaló el pescador.

 

 

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