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Arte y Espectáculos 1 de enero de 2021

Inspirada en El zoo de cristal, llega Fuerte como el vidrio frágil por streaming

Tiene dramaturgia y dirección de Merceditas Elordi.

 

Con dramaturgia y dirección de la marplatense Merceditas Elordi, la obra “Fuerte como el vidrio frágil” podrá verse por streaming el próximo 9 de enero y las entradas se obtienen por Alternativa Teatral. Se trata de la segunda función virtual de esta historia que se cuenta entre el teatro y el lenguaje audiovisual y que tiene un elenco que integran Julia Azar, Gustavo Luppi y Karina Shepes.

Estrenada en plena pandemia y adaptada a la virtualidad, es la historia de una hija ya madura, que cuida de su madre que se encuentra postrada y que vive una historia de amor, acaso la última de su vida. El conflicto aparece ante la posibilidad de rehacer su vida.

Según contó Elordi, la obra está inspirada en “El zoo de cristal”, de Tennessee Williams. “Hace varios años estaba trabajando nuevamente sobre una obra que es un clásico de la dramaturgia americana del Siglo XX, ‘El zoo de cristal’. Dos de sus personajes, Amanda (la madre) y Laura (la hija) quedan solas en su adversidad ante la partida de Tom, hijo mayor de Amanda. Siempre pensé qué habría sido de esas dos mujeres solas, en un espacio y un tiempo tan complejos. Son personajes muy inspiradores. Así surgió la semilla de esta obra donde imaginé a Amanda y Laura treinta años después de la partida de Tom”, contó la dramaturga.

Con varias versiones escritas de esta pieza, Elordi les buscó a los personajes “su singularidad, su pequeño universo, hacerlos hablar” y, además, les halló un espacio: la historia se desenvuelve en una ciudad de la provincia de Buenos Aires en 2001. “Por otro lado, aparece un nuevo personaje, Ruperto, el ‘candidato’ de Laura. Quienes conocemos la obra sabemos del deseo profundo de esa madre de ‘ubicar’ a su hija. Pero este candidato tiene su propia historia, sus deseos, es un hombre sencillo, el que nunca Amanda hubiera querido para su hija, pero es el que Laura elije. Y el momento histórico en el que tiene lugar es el año 2001. El resto se cuenta en la obra”.

-¿Cómo fue el trabajo de adaptar esta historia teatral al formato audiovisual?

-La obra fue concebida y ensayada con los medios y herramientas que este 2020 nos permitió utilizar. En medio del proceso, y sabiendo que no podríamos volver a las funciones presenciales, decidí recurrir al streaming con la conciencia clara de que no sería teatro, ya que el teatro es presente y se establece un puente de comunicación único entre los artistas, la obra y los espectadores. Por otro lado, ya habíamos visto muchas obras por streaming y la mayoría habían recurrido a formatos más o menos similares: el zoom, la filmación en casa, o el registro teatral convencional. Supe desde el primer momento que quería para esta obra la creación de un producto audiovisual diferente, con un valor agregado, algo que al espectador 2020 le resultara novedoso y atractivo a la vez. Tuve apoyo incondicional de todo el equipo de trabajo, tanto los actores como el equipo artístico y técnico. Así fue que llegamos a esta versión en la que fusionamos teatro y cine, además de permitirnos contar y dejar registro de este año en el que las salas estuvieron vacías y que esto formara parte también de la poética de la obra. Todo esto, mientras esperamos volver a las salas, donde podremos mostrar la versión teatral pura.

-Es una historia en la que la vejez vuelve a ser protagonista en tu obra, tal como hiciste en El legado, tu pieza anterior ¿por qué?

-Así es. En “El legado” el personaje es una abuela que busca a su nieta. Ambas obras fueron escritas en el momento en que mi mamá transitaba sus últimos años en este plano. Fue un momento muy doloroso y difícil, como lo es para todos quienes contamos todavía con la compañía de nuestros padres. Era imposible no estar atravesada por esa realidad. Hoy, la figura de mi madre tiene otra dimensión. Ya no la recuerdo tanto en esos días sino a lo largo de toda su vida, en su obra literaria y su amor por la docencia. Por supuesto que ese tema, el de la vejez, se resignifica en cada personaje. Y los personajes de mis obras hablan por sí solos, tienen su propia historia, es decir, no es a mi mamá a quien veo cuando escribo, dirijo o actúo. Ahora estoy escribiendo otras obras en la que el disparador y la inspiración están en otros temas.

-¿Qué repercusiones tuviste a partir del estreno?

-La verdad es que estábamos tan expectantes como en un estreno de teatro. Necesitábamos esa mirada del espectador, de alguna manera ese puente al que hice mención antes tenía que crearse. Y se creó. Las devoluciones fueron muy buenas y todo el equipo está feliz y agradecido porque sabemos que estamos en el buen camino. Ahora vamos a realizar la segunda función con esa certeza, porque la belleza y la poética teatral están presentes en el trabajo de todos. Pero dejo a los nuevos espectadores la libertad de opinar, la mía ya no cuenta.



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