Arte y Espectáculos

Jairo: “Lo más importante que puedo hacer por mí es cantar”

El gran artista se presentará esta noche en la plaza del Paseo Aldrey. Las canciones inolvidables, el duelo en plena pandemia, un disco poco conocido de su enorme obra, cantar con su nieto Francisco y el poder extraordinario que ejercen el canto y la música, los temas que transitó Jairo en esta entrevista.

La sencillez y el don de buen contador de historias emergen apenas se enciende la charla. Jairo dice estar “encantado” de regresar a esta ciudad. “Si hubiera pasado un año más sin cantar en Mar del Plata no sé qué pasaba”, apunta el artista, que este viernes se presentará en la plaza del Paseo Aldrey, a las 21, en un recital que repasará sus cinco décadas de música. Las condiciones para participar del show se pueden consultar en www.paseoaldrey.net.

“Vamos a hacer el repertorio que venimos haciendo en la gira que empezamos hace varios meses y que está muy aceitado, basado en el disco de los 50 a años de música y a eso se agrega el resto de las canciones habituales dentro de mis espectáculos”, cuenta y agrega otros datos para entender por qué significa tanto llegar a esta ciudad.

El show de Mar del Plata es el único que realizará en la costa -ya que canceló otras presentaciones- y supone su reaparición después de una semana de confinamiento: “Estuve con Covid, pero fui completamente asintomático, no sufrí ningún problema, tengo las tres vacunas y creo que eso contribuyó, sino la hubiera pasado peor”, admite el artista en una entrevista con LA CAPITAL.

“Esta reaparición, con todo lo que tiene de emotivo para mi cantar, es algo muy positivo, es una revitalización del espíritu”, observa. También lo dice en relación al momento personal que atraviesa. Cómo se recordará, el año pasado falleció su esposa Teresa, con quien compartió toda su vida, tras cerca de una década de permanecer enferma.

-¿Cantar es sanador?

-Creo que sí, eso se lo escuche decir a Sandra Mihanovich, lo dijo en un contexto anterior a la pandemia y la verdad es que ahora recuerdo esa frase y me digo “cuanta razón tiene”. Es verdad que cantar sana porque te predispone de una manera especial, cuando la gente canta por lo general lo hace con alegría.

-Usted lo hace de manera profesional, pero para quienes no son profesionales el canto también suele hacer bien.

-Un buen ejemplo es cuando uno va por la calle y pasa una persona que va tarareando algo y uno dice “este tipo está contento, este tipo está bien”. Entonces creo que es un síntoma claro de un estado de ánimo y es muy beneficioso para todos. Porque además uno recurre a las canciones que tienen que ver con uno, hay canciones que tienen que ver con la historia de la gente, que son las que se quedan mucho más tiempo, que acompañan más tiempo a las personas. Yo tengo dos o tres canciones, no puedo presumir de tener muchas, nadie, ningún cantante puede presumir de tener tantas, salvo los Beatles.

-¿Cuáles cree que son esas canciones imprescindibles de su repertorio?

-Hay varias canciones, “El valle y el volcán” en los años ‘70 fue un éxito muy grande, un éxito continental. La letra es de María Elena Walsh es portentosa, después otras canciones “Indio toba”, o “El milagro en el bar Unión” que tiene esa historia de amor tan tremenda: Dios está dios tocando el piano en el bar, él la ve llorar y se acerca. Es una de las canciones que más impacta en las presentaciones por la puesta cinematográfica, tiene muchas imágenes.

-¿Y Milonga del trovador?

-Sí, “Milonga del trovador”, “Morir enamorados”, “Los enamorados” también me la piden en los últimos tiempos. “El ferroviario” es otra. Son canciones que se han quedado en el espíritu de la gente y todas tienen una razón. El ferroviario, por ejemplo, quién más quién menos todos en Argentina hemos tenido alguna relación con los trenes y eso trae nostalgia porque al desaparecer en parte la actividad ferroviaria, marca algo esa canción.

-Uno de los discos menos conocido de su obra es “Diario del regreso”, dedicado a Ernesto “Che” Guevara. ¿Cómo nació?

-Es una obra que escribió como un impulso Hamlet Lima Quintana. Cuando se encuentran los restos del Che Guevara en Bolivia fue una noticia mundial y habiendo sido el Che un personaje emblemático de los ’60, Lima Quintana, que ya había escrito la canción “Zamba para no morir”, empezó a escribir un diario, pero un diario de la vuelta. Al descubrir los restos, los llevan a de nuevo a Cuba y las canciones relatan el viaje de los restos por los países que va atravesando el vuelo. Son canciones que están hechas en el ritmo de cada uno de esos países. Fue una idea muy brillante. Un día Quintana le habló de la obra a Oscar Cardoso Ocampo, quien le puso una música porque además los poemas son hermosos. Y un día me invitan a comer y me cuentan la idea. Les dije que sí. Y quedó incorporado a la discografía.

-¿Considera que trascendió poco?

-Sí, pero yo creo que es por la historia, por el personaje. El Che tiene mucha gente que adhiere y tiene mucha gente que no quiere saber nada con él. Es un personaje demasiado fuerte y entonces yo creo que esa es la razón, pero cuando escuchan las canciones individualmente son temas maravillosos, sobre la relación del hombre con la tierra, con el interior de la tierra, esa cosa de revivir de alguna manera. Es muy emocionante, muy profundo el verso de Lima Quintana. Habla del apego del hombre a la tierra.

-Sabemos que está transitando un duelo, a partir de la muerte de su esposa. ¿De qué cosas se vale para transitar el duelo?

-Paso algo muy curioso. Ella murió en plena pandemia y murió por las patologías que la aquejaban, no de Covid. Se quedó dormida, fue una cosa muy natural. Yo estuve con ella y una vez que pasó me desesperé. Fue un momento muy fuerte. Pasó en plena pandemia. Ella está muy presente en la casa, la casa está llena de ella, está en todas partes, en cada uno de los objetos y está en nosotros fundamentalmente. Este tiempo estuve que estar recluido en mi casa y eso contribuyó a que la cabeza trabaje cada vez más. Puede parecer tormentoso, difícil de sobrellevar pero me sirvió muchísimo para hacer el duelo, para recordar. El estar aislado me permitió recordar en detalle cada cosa, fue como un repaso de la vida, de nuestra vida, y la soledad, el hecho de estar solo y no hablar con nadie fue una especie de catarsis en una terapia no querida. Ante lo inexorable hay que hacerlo. Ella contribuyó mucho a construir esta casa, esta familia y fue clave para que estos momentos que eran muy duros fueran más llevaderos.

-La soledad le permitió despedirse.

-Sí, exactamente. Eso que podría haber sido algo muy tortuoso, muy pesado fue al revés, yo pensaba que estando solo se me iba a venir la casa encima, se me iban a caer las paredes encima y no pasó eso. De alguna manera ella y su recuerdo me dieron fuerza. Salí fortalecido.

-¿Ayudó la música?

-La música es clave en todo esto. La música ha sido clave siempre, me ha sacado de circunstancias complicadas y me ha ayudado en situaciones en las que estaba completamente inseguro de lo que hacía. La música es siempre la que aclara todas las cosas. A Hugo Guerrero Marthineitz le gustaba mucho cómo cantaba. Una vez nos encontramos en su casa y yo no andaba bien. Soy una persona muy tímida, nunca hice psicoanálisis por eso. El me dice “Jairo, cuando tengas un problema, algo que no puedas resolver, andá a una esquina de una calle cualquiera, de una ciudad cualquiera, de un país cualquiera y cantá”. Lo más importante que puedo hacer por mí es cantar.

-Y ahí está la enseñanza: a pesar del duelo hay que seguir cantando.

-Exactamente, me ayuda el canto. Hay una canción que es “Los enamorados”, una de las canciones que más le gustaba a Teresa. Cuando la canto es inevitable tener un nudo en la garganta, aunque la gente no lo note. En el Teatro Opera tuve que parar el espectáculo, no podía seguir cantando esa canción. El teatro repleto, fue un silencio, no me salía la voz, como si no pudiera hablar y de repente empecé a carraspear y empecé a cantar. Uno puede cantar una canción mil veces y mil veces te puede generar emociones distintas.

-Cantó recientemente con su nieto Francisco, el hijo de Yaco. Ahí hay otra emoción, ¿no?

-Podría bailar toda la noche contigo es una canción que canto con mis hijos. La grabamos en plena pandemia. Todos cantan muy bien. Son muy afinados. En el festival de Cruz del Eje de este año fui con algunos de mis hijos, otros no estaban porque habían regresado a Europa. Entonces subió a cantar mi nieto Francisco, que fue la revelación, tiene una voz preciosa y tiene algo invaluable, tiene mucho carisma. La gente se quedó subyugada. La cantamos con Yaco y con él. En Cruz del Eje un tipo me dijo algo extraordinario, me gritó “¡Viva la genética!” Me pareció maravilloso. Así como se notan ciertos rasgos y parecidos físicos, la genética trae cosas similares que se van transmitiendo.

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