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Arte y Espectáculos 17 de enero de 2020

Jairo: “Los cantantes tienen que estar en una línea, al borde del precipicio”

En el Hermitage Hotel empezará a festejar los cincuenta años con la música. Lo hará con un recital que realizará este domingo. Habla del disco homenaje que produce Lito Vitale junto a músicos de diversos estilos y del concierto que viene en febrero en el Teatro Colón de Buenos Aires.

Reconocido por sus colegas, admirado por los músicos de varias generaciones, querido por el público, Jairo está de festejo. En 2020 cumple cincuenta años con la música. Cincuenta años de haber grabado su primer disco, “Emociones”, un material que registró en España en 1970, de la mano de Luis Aguilé. En Mar del Plata empezará a desandar la serie de celebraciones que tiene previsto realizar este año. Este domingo 19 de enero se presentará con un repertorio amplio de canciones de todas las épocas, en el escenario del Hermitage Hotel.

“Me parece que ha pasado muy rápido todo, que es tan poco tiempo, que cincuenta años al final no son nada y que ha pasado tan rápido. Mirando para atrás me di cuenta de que ha sido como una ráfaga, al final de cuentas la vida es un poco eso”, evaluó en una entrevista con LA CAPITAL.

El cantante nacido en Cruz del Eje, Córdoba, contó que “todo el año va a ser de festejo” y que en cada escenario buscará “tocar la mayor cantidad de canciones posibles”, un aspecto “complicado” pero el artista parece dispuesto a encarar el desafío. “Trataremos de darle espacio y lugar a la mayoría de ellas”.

-¿Aparecerán canciones de todos los discos de su carrera?

-Sí, siempre lo he hecho así, desde que empecé a cantar. Siempre hubo un sostén de las primeras canciones que han ido dándole bienvenida a las que vinieron después y así siempre. Porque el repertorio iba creciendo y la mecánica funcionaba así, había un repertorio básico y a partir de eso iban ingresando nuevas canciones y así se iba renovando el repertorio con el tiempo.

-¿Qué balance traza de estas cinco décadas?

-Si hay un festejo es porque lo concibo como algo muy difícil de conseguir, cincuenta años cantando, conociendo las dificultades que entraña grabar discos, cantar, viajar, es bastante complicado y tener actualidad, seguir siempre presente es complicado. Cuando uno llega a eso es lógico un festejo. Me acuerdo cuando Ariel Ramírez cumplió cincuenta años con la música. Yo vivía en Francia, en París y me llamó por teléfono y me invitó a cantar. Lo festejó en el Teatro Colón de Buenos Aires y en el Luna Park, eran dos conciertos. Y fue una satisfacción muy grande. Hasta ese momento nunca había pensado en la posibilidad de que alguien llegara a los cincuenta años cantando como músico.

-¿Se viene un disco para cerrar ese festejo?

-Va a venir un disco que estará producido por Lito Vitale y que tendrá la particularidad de que seleccioné un repertorio entre las canciones que consideramos muy importantes para mí, desde el punto de vista del artista, y para él, desde el punto de vista musical y del productor. Estamos trabajando mucho codo a codo con Jaco González, que es mi hijo que ha producido mis últimos discos y la particularidad es que hay una cantidad de canciones cantadas a dúo con intervenciones de un cantante o de dúos en alguna canción. Será como una reunión en torno a ese festejo. Hay cantantes de todos los estilos, del ambiente del rock, de la balada, del folklore, del tango, un poco de todo. Agradezco mucho a mis colegas que se sumaron todos con mucho cariño. Eso lo agradezco muchísimo.

-¿Siente el amor de sus colegas?

-Sí, completamente. Y esta es una prueba del amor extraordinario que no lo vi nunca, es una especie de cima que uno alcanzó y es extraordinario. Cuando cumplí veinticinco años con la música hice un trabajo parecido, grabé un disco en vivo con espectáculos que había hecho en Córdoba y en Buenos Aires y había una gran cantidad de cantantes extraordinarios. Agradezco ahora que hayan respondido positivamente todos al llamado de Lito. Cuando hicimos la lista de canciones y vimos qué cantantes podían ser, Lito le dijo a mi hijo una cosa muy linda: “Che a tu viejo lo deben querer mucho porque todos dijeron que sí corriendo”.

-Y además se viene el recital en Buenos Aires, ¿no?

-Sí, el 15 de febrero en el Teatro Colón. Canté varias veces (en el Colón), pero tengo el recuerdo muy vivo de dos conciertos muy importantes, por diferentes razones. El primero fue el de los cincuenta años con la música de Ariel Ramírez. Fue la primera oportunidad que tuve de cantar en Argentina, yo vivía en Francia en ese momento, y cumplió con todas mis expectativas. Y luego canté en un aniversario de la declaración de los derechos humanos en el mundo. Lo recuerdo por una razón en especial: quise hacer un concierto distinto, yo convoque a distintos músicos, como Juan Falú, Oscar Cardozo Ocampo, al Chango Spasiuk y propuse algo. Canté en el Colón sin sonidización, sin micrófonos y sin que estén amplificados los instrumentos.

-¿Para aprovechar la acústica del Colón?

-Exactamente, estaba muy contento de cantar ahí, quería no solo apreciar la belleza del lugar, que es muy grande y disfrutar de su historia, sino también su fama porque es uno de los lugares que tiene la mejor acústica del mundo y la verdad es que salió muy bonito.

-¿Cómo cuida su voz?

-Me cuido físicamente, y así y todo he tenido una cantidad de achaques como cualquier hijo de vecino. Tengo que extremar los cuidados a medida que pasa el tiempo, lo que me costaba muy poco mantener a los 30, 40 o 45 años cuando se está en la plenitud vocal, después cuando pasa esa edad tenés que extremar los cuidados para que la voz tenga la misma coloratura, para no perder la potencia ni el timbre. Hasta ahora he tenido la suerte de no bajar ninguna de las canciones en su tonalidad, que es algo lógico bajarlas con el paso del tiempo. María Elena Walsh vino una vez a verme a un ensayo en Madrid y ella me decía “por qué no bajas un tono”, y yo le decía que mientras pudiera hacer las canciones originales… Siempre he pensado que los cantantes tienen que estar en una línea al borde del precipicio, que si dan un pasito más allá se van a caer, vivir con un máximo de exigencia. Tensar la cuerda a ese punto es muy importante para llegar a concretar algo valioso y para poder transmitir la emoción y que el público no vea que estás haciendo las cosas de taquito, que te estás exigiendo, que te está costando, por eso he trabajado con muy buenos poetas. Tiene que haber una exigencia y una autoexigencia que uno se tiene que imponer, sino se cae en el facilismo.