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Arte y Espectáculos 11 de octubre de 2018

Josep María Miró aborda las “migraciones emocionales” en “Olvidémonos de ser turistas”

El autor catalán habló con LA CAPITAL del texto que tiene formato de "road play" y que, dirigido por Gabriela Izcovich, llega a Mar del Plata con un elenco "de los dos lados del charco".

"Para mi es imposible pensar en teatro y dejar al margen el mundo contemporáneo o el concepto de actualidad" asegura el dramaturno catalán Josep María Miró.

por Claudia Roldós
@clauroldosmdp

Las “migraciones emocionales” son el motor de la obra de Josep María Miró “Olvidémonos de ser turistas”, que, situada en el simbólico contexto de la Triple Frontera, aborda por qué y qué pasa cuando viajamos. “Cuando uno viaja solo tiende a encontrarse con uno mismo y los otros, cuando uno viaja con pareja o amigos es una prueba de fuego sobre los vínculos” definió el dramaturgo catalán en una nota con LA CAPITAL.

El autor y director teatral, llega a Mar del Plata este sábado con la pieza que subirá a escena a las 21 a la sala Payró del Teatro Auditorium.

La obra, dirigida por Gabriela Izcovich, cuenta en su elenco con los argentinos Esteban Meloni y Eugenia Alonso y los españoles Lina Lambert y Pablo Viña, se estrenó en la sala Beckett de Barcelona, realizó una temporada en el teatro Español de Madrid, está haciendo gira por Argentina y Uruguay.

Miró reconoció que el génesis de “Olvidémonos de ser turistas” es “un poco particular”. “En 2016 Izcovich fue a Barcelona a impartir un curso en la sala Beckett de Barcelona y su director, Toni Casares, la manifestó su deseo que volviera a trabajar en la sala donde ya había hecho producciones años antes. Gabriela le manifestó su voluntad de trabajar con la actriz catalana Lina Lambert con quien habían coincidido en el Teatro Cervantes y Toni le dijo que le parecería interesante que dirigiera un texto de un autor o autora de Catalunya -la sala Beckett es una sala centrada en la dramaturgia contemporanea, y en especial la catalana- . Y es en ese momento que Gabriela, que había visto “El principio de Arquímedes” y “Nerium Park” en Buenos Aires, propuso mi nombre. Y aquí empieza la escritura con algunas premisas previas como la de un elenco mixto integrado por actores de los dos lados del charco y esta producción a varios costados: sala Beckett, teatro español e Iberescena”.

– ¿Cómo fue el trabajo de escribir el texto junto a Gabriela Izcovich, quién luego dirigiría?

– En el proceso de escritura estuve siempre en contacto con Gabriela quien me asesoró en todos los giros rioplatenses. Gabriela es una entusiasta y eso hace muy fácil disparar ideas y situaciones y plantearle una determinada teatralidad. Es consciente que el teatro es juego y que uno de los espacios más importantes donde poner el focus es en lo actoral. Los ensayos transcurrieron en Barcelona, en la sala Beckett, y ocurrieron cosas lindas. Eugenia Alonso y Esteban Meloni, los actores argentinos, se acercaron a sus propias historias y geografías familiares. Muchas veces me decían que eso que cuenta el texto les tocaba muy de cerca en todo lo que ocurría y se producía en esta producción. Cerrar el proyecto en Argentina y Uruguay era como cerrar el ciclo. Muy hermoso.

– ¿Por qué eligió la zona de la Triple Frontera para situar la acción?

– Me parecía interesante lo simbólico de este punto: un lugar donde se cruzan tres fronteras con unos turistas de Barcelona que entran en conflicto en un punto que tiene tres países de escape y que, de entrada, han anulado la posibilidad de viajar en uno de estos puntos, el argentino. La primera escena, que funciona como un prólogo, arranca allí. Después toda la obra transcurre en Argentina. Siempre digo que la obra tiene un formato de “road play”. En cine estamos más acostumbrados a la “road movie”. En teatro, no tanto. Es una obra en movimento con una pareja de Barcelona que siempre interpretan los mismos personajes y que se van encontrando por el camino a los argentinos que doblan personajes. Doblan pero son personajes muy protagonistas y que se la juegan en cada escena porqué cada vez que afrontan un personaje nuevo tienen que hacer un trabajo de composición diferente y empezar de nuevo de cero.

– ¿Fue el análisis de los vínculos el motor la idea que lo llevó a elaborar el texto?

– El motor eran las migraciones emocionales, este ir y venir que se ha producido en épocas distintas entre Europa y Latinoamérica y, más concretamente, entre España y Argentina. ¿Por qué nos vamos de casa? ¿Por qué viajamos? ¿Por qué abandonamos nuestros países? También, qué ocurre cuando nuestros países nos expulsan. Todos los personajes de “Olvidémonos de ser turistas” están en tránsito. Podemos viajar de muchas maneras. El turismo es una de ellas, salir de casa para descubrir nuevos paisajes e, incluso, para poder volver a nuestra casa y poder decir eso de “en ningún sitio como en casa”. También hay viajes de trabajo. De aventura. De descubrimiento. También viajes forzados por las cuestiones socio económicas o bélicas.

Una escena de "Olvidémonos de ser turistas".

Una escena de “Olvidémonos de ser turistas”.

Sacar a los personajes de sus “espacios de confortabilidad”

– En la historia, un factor externo, inesperado, es el disparador de una crisis ¿Una manera de abordar cómo ciertas relaciones mantienen una estabilidad superficial, precaria, endeble?

– Me doy cuenta que he escrito varias obras con personajes fuera de sus geografías (“la mujer que perdía todos los aviones”, “humo”, “la travesía” o “olvidémonos de ser turistas”). Supongo que este espacio que no es el propio donde, a veces, las reglas y normas son diferentes, me parece muy atractivo porqué saca a los personajes de sus espacios de confortabilidad. Cuando uno viaja solo tiende a encontrarse con uno mismo y los otros, cuando uno viaja con pareja o amigos es una prueba de fuego sobre los vínculos. Yo tengo una amiga que hizo la vuelta al mundo con su novio. Siempre he pensado que era un espacio muy intenso y frágil: pasar un año sin instalarse más que unos pocos días en muchas geografías y siempre con la misma persona al lado. La complicidad y vínculo tenía que ser muy fuerte. Cuando uno viaja no puede escapar de sí mismo, cuando lo hace solo, y del otro, cuando lo hace acompañado. Teatralmente es muy interesante para construir personaje, relaciones y situaciones. También es un espacio donde los encuentros por el camino son muy singulares.

– Situaciones, experiencias en su rol como periodista ¿le sirven de inspiración para su trabajo como escritor/guionista?

– El periodista cada vez me queda más lejos. Si es cierto que al igual que en el periodismo, en el teatro siento que hay una mirada sobre el mundo y el debate de su complejidad, individual y colectiva. El periodismo pone la lupa sobre la verdad para retratarla y contarla. La base es la verdad y el dato objetivo aunque a veces se use la mentira que es lo único que puede matar la buena praxis periodística. El teatro, en cambio, usa la mentira, la fabulación para acercarse a la verdad. Cuando vamos al teatro el pacto es claro: habrá una representación, una mentira, en la que nosotros como espectadores jugaremos a creerlo y a encontrar verdad. Una verdad que nos conectará con nosotros como individuos o como parte de una colectividad. Para mi es imposible pensar en teatro y dejar al margen el mundo contemporáneo o el concepto de actualidad.

– ¿Cómo está siendo la experiencia de trabajo en los dos países y con los integrantes de los dos países?

– Ha sido emocinante. Los personajes están en tránsito y también lo hemos estado nosotros en este tiempo. También es interesante, como autor y espectador, ver como el público de Catalunya, España, Argentina y Uruguay reacciona igual en algunos aspectos y en otros muy diferente. Hay algunas situaciones con reacciones muy diferenciadas y es muy gracioso. En Buenos Aires nos recibieron muy calidamente y tuvimos un público muy cómplice. El público argentino siempre es muy grato. Es una sociedad con una tradición teatral y lectora muy alta y eso les convierte con unos espectadores de “champions league”. Venimos a Mar del Plata con mucho entusiasmo porqué sabemos que cuenta con un público de teatro importante y que, además, nos encontramos en otro lugar de tránsito viajero.