Juicio por el crimen de Mansilla: entre las absoluciones y penas de hasta 25 años
Este lunes terminaron las audiencias en el debate por el asesinato ocurrido en abril de 2023 en el barrio San Martín. La fiscalía solicitó condenar a Lucas Fernando Leonel Paliza (29) y William Nahuel Pérez (32). Mientras que la defensa argumentó que el responsable había sido otro hombre.
Luis Mansilla, el joven asesinado.
Terminaron las audiencias en el juicio por el crimen de Luis Ezequiel Mansilla (19) y los alegatos planteados por las partes expusieron dos versiones opuestas: desde el Ministerio Público Fiscal solicitaron que se condenaran a los dos imputados con penas de hasta 25 años, mientras que desde la Defensa Oficial pidieron la absolución de ambos.
El primero en dar su alegato fue el fiscal Germán Vera Tapia, quien mantuvo la acusación presentada en la investigación por la fiscal Andrea Gómez contra Lucas Fernando Leonel Paliza (29) y William Nahuel Pérez (32) y solicitó que se condenara a ambos por el delito de “homicidio agravado por el uso de arma fuego y cuatro tentativas de homicidio”.
El fiscal pidió al Tribunal N° 4 que le impusiera una pena de 20 años a Paliza, acusado de haber sido el tirador, y de 25 años a Pérez, quien conducía la moto en la que iban. La diferencia del monto solicitado se justifica porque Pérez, además, es reincidente y tenía una pena anterior.
A su torno, la defensora oficial Laura Solari sostuvo, como durante todo el debate, que Paliza y Pérez no fueron los que iban en la moto, que no fueron los que dispararon y, por consiguiente, que no fueron los que participaron del crimen de Mansilla, por lo que pidió la absolución de ambos.
Para Solari, en su alegato, el culpable del crimen del joven en el barrio San Martín fue Agustín “Gordo Melman” Opychanny, amigo de los imputados, y que ya quedó sobreseído por el hecho.
Este lunes, antes de los alegatos, la defensa presentó a un testigo que estaba detenido en la cárcel de Batán y que, incluso, compartía pabellón con ambos imputados. Este hombre tendría que haber declarado el viernes, pero desde el juzgado correccional se habían olvidado a autorizar su traslado.
En su declaración, el testigo aportó que vio a los atacantes, pero que no los pudo reconocer porque utilizaban un casco blanco.
El martes 8 de julio, los jueces Gustavo Fissore, Federico Cecchi y Roberto Falcone darán a conocer la sentencia, que va desde la absolución hasta los 25 años de cárcel.
Marginalidad, ausencia del Estado y de testigos
El crimen de Mansilla está signado por la violencia que se vive en la periferia de Mar del Plata y el modo en que resuelven los conflictos en esos márgenes de la sociedad: que ante la ausencia del Estado apelan a ciertos “códigos barriales” que engendran enfrentamientos entre grupos antagónicos, como sucedió entre la víctima, sus amigos y los imputados.
Durante el debate, un testigo, que iba en el auto junto a la víctima, aseguró que el responsable del crimen fue el “Gordo Melman” Opychanny. Este mismo testigo, a pesar de haber estado en el vehículo baleado y haber estado en riesgo, no se consideró como víctima de los hechos.
La génesis del crimen de Mansilla tiene lugar el sábado 1° de abril de 2023, cuando Lucas Paliza fue víctima del robo de una motocicleta marca Honda Twister en en el barrio Las Heras en medio de un contexto de vehículos obtenidos de manera ilegal.
Paliza junto a Pérez y otros dos amigos: Leonardo Enrique Duhalde y a Agustín “Gordo Melman” Opychanny iniciaron una “investigación” barrial para localizar la moto. Tras “apretar” a algunas personas, obtuvieron el dato de que en el robo de la moto habría estado involucrado un joven llamado Lautaro. Entonces decidieron dirigirse en un Volkswagen Gol hasta la casa de la suegra y pedir explicaciones. Poco después de esa “visita” la casa fue atacada a tiros, por lo cual la suegra del acusado del robo optó por mudarse.
El flete lo realizaron dos jóvenes en un carro tirado por un caballo y cuando se dirigían con la mudanza hacia el barrio Autódromo fueron interceptados por el mismo automóvil Volkswagen Gol. Allí, bajo el arco de 238 y ruta 88, los humildes fleteros fueron obligados a subir al vehículo. Se les exigía información sobre “Lautaro”, que era el cuñado de uno de los secuestrados.
Dentro del Gol las víctimas fueron golpeadas por sus captores e incluso también amenazadas con ser abusadas sexualmente. En esas circunstancias los captores tomaron fotografías que luego enviaron a un familiar de los fleteros para certificar que se trataba de un secuestro y que si no aportaban datos sobre la moto Honda Twister los iban a matar.
Durante varias horas, cuatro hombres que serían Paliza, Pérez, Duhalde y Opychanny retuvieron a los dos jóvenes en distintos lugares de la periferia de Mar del Plata. En ese lapso, uno de los secuestrados fue golpeado con un arma para sustraerle el teléfono, el mismo con el que enviaron los mensajes a los familiares. También lo amenazaron con terminar con su vida al obligarlo a vestir un chaleco antibalas que le dijeron que lo iban a probar, a la vez que en un descampado lo rociaron con nafta mientras generaban chispazos con un encendedor.
En la noche de ese sábado fue liberado el dueño del carro en la plaza del barrio Autódromo, mientras que el otro fletero fue retenido toda la madrugada hasta que fue abandonado en la ruta 88. Por este hecho, los cuatro asumieron su culpa en un juicio abreviado que espera por ser homologado por la Justicia.
La búsqueda de la moto continúa
El grupo integrado por Paliza, Pérez, Duhalde y Opychanny siguió el lunes con su objetivo de conseguir datos para localizar la moto Honda Twister. A las 17, aproximadamente, Luis Mansilla se hallaba en la vereda de su casa en William Morris al 6100 junto a algunos amigos, entre ellos Nicolás Giménez, quien tenía consigo una motocicleta Honda Tornado.
Al lugar llegó un Volkswagen Gol con tres ocupantes y quien que iba en el asiento del acompañante descendió con un arma para sustraerle a Giménez el rodado. En esa maniobra los ladrones efectuaron disparos que fueron escuchados, incluso, por el padre de Mansilla, quien le dijo a su hijo que no saliera de la casa ni que fuera a ayudar a sus amigos, advertencia que no sería tomada.
El propósito del grupo del Gol fue robarle la moto a Gimenez (moto que a su vez era robada) para que dijera luego dónde estaba la Honda Twister.
Una vez que se quedaron solo los jóvenes, en vez de ir a la policía a denunciar lo sucedido, decidieron ir en busca de la Tornado, para lo cual el primo de Mansilla le pidió el Peugeot 308 a su padre. A ese vehículo ascendió Mansilla, su primo (el conductor), Giménez y otros dos jóvenes más, entre ellos un menor de edad. Los jóvenes dieron vueltas por el barrio El Martillo, Las Heras y San Martín hasta que “recordaron” dónde vivía uno de los ocupantes del auto.
La idea era ir a pedirles “explicaciones” a Agustín Opychany alias el “Gordo Melman”, dueño del Volkswagen Gol y uno de los tres “ladrones”. Por eso se dirigieron hasta su casa, ubicada en un sector del barrio Las Heras. Desde la vivienda tomaron ese reclamo como una ofensa y salieron dos hombres, presuntamente Pérez y Paliza, en la motocicleta robada a Giménez y empezaron a perseguirlos.
“Les gusta amenazar en mi casa, los voy a matar a todos“, les habría gritado Paliza con una pistola 9 milímetros en la mano al momento de perseguirlos.
Al cabo de algunas cuadras los ocupantes de la Honda Tornado dispararon contra el automóvil. Nueve impactos de bala encontrarían los peritos en el Peugeot. En esa secuencia, uno de los proyectiles ingresó por la luneta y dio de lleno en la cabeza de Mansilla, quien estaba sentado en la parte trasera, en el medio.
Los primeros dos detenidos del caso fueron Opychany y Duhalde, ya que sospechaba que eran los motociclistas que atacaron el auto en el que iba Mansilla. Pero poco después se descartó esa posibilidad ante la prueba reunida de que estaban en otro sitio, por lo que la acusación se dirigió indiscutiblemente hacia Paliza y Pérez, finalmente imputados, procesados y detenidos por la investigación de la fiscal Andrea Gómez.
